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“Mundo” es una palabra que en la Biblia tiene varias acepciones y, en ocasiones, el contexto nos indica que representa significados opuestos. Con esto en mente, te presentamos estos 63 versículos bíblicos sobre el mundo. Te invitamos a meditar en ellos a la luz del evangelio.


“¿Quién le dio autoridad sobre la tierra? ¿Y quién ha puesto a Su cargo el mundo entero?” (Job 34:13).

“Y juzgará al mundo con justicia; con equidad ejecutará juicio sobre los pueblos” (Salmo 9:8).

“Entonces apareció el lecho de las aguas, y los cimientos del mundo quedaron al descubierto a tu reprensión, oh Señor, al soplo del aliento de Tu nariz” (Salmo 18:15).

“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan” (Salmo 24:1).

“Tema al Señor toda la tierra; tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo. Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y todo se confirmó” (Salmo 33:8-9).

“Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo, tanto humildes como encumbrados, ricos y pobres juntos. Mi boca hablará sabiduría, y la meditación de mi corazón será entendimiento” (Salmo 49:1-3).

“Tuyos son los cielos, Tuya también la tierra; el mundo y todo lo que en él hay, Tú lo fundaste” (Salmo 89:11).

“Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios” (Salmo 90:2).

“Digan entre las naciones: ‘El Señor reina; ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible; Él juzgará a los pueblos con equidad’” (Salmo 96:10).

“Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad. También pondré fin a la arrogancia de los soberbios, y abatiré el orgullo de los despiadados” (Isaías 13:11).

“Él es el que hizo la tierra con Su poder, el que estableció el mundo con Su sabiduría, y con Su inteligencia extendió los cielos” (Jeremías 10:12).

“Los montes tiemblan ante Él, y los collados se derriten. Sí, en Su presencia se levanta la tierra, el mundo y todos los que en él habitan” (Nahum 1:5).

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar” (Mateo 5:14).

“Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta, cuando dijo: ‘Abriré mi boca en parábolas; hablaré de cosas ocultas desde la fundación del mundo’” (Mateo 13:34-35).

“Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?” (Mateo 16:26).

“¡Ay del mundo por sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo; pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Mateo 18:7).

“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

“Oren para que la huida de ustedes no suceda en invierno, ni en día de reposo. Porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás” (Mateo 24:20-21).

“Entonces el Rey dirá a los de Su derecha: ‘Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo’” (Mateo 25:34).

“Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

“Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre” (Juan 1:9).

Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció” (Juan 1:10).

Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: ‘Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’” (Juan 1:29).

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3:17).

“Y este es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas” (Juan 3:19).

“La gente, entonces, al ver la señal que Jesús había hecho, decían: ‘Verdaderamente Este es el Profeta que había de venir[f] al mundo’” (Juan 6:14).

“Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo” (Juan 6:33).

“Jesús les habló otra vez, diciendo: ‘Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida’” (Juan 8:12).

“Entonces los fariseos se decían unos a otros: ‘¿Ven que ustedes no consiguen nada? Miren, todo el mundo se ha ido tras Él’” (Juan 12:19).

“Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas” (Juan 12:46).

“Si alguno oye Mis palabras y no las guarda, Yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo” (Juan 12:47).

“Entonces yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce, pero ustedes sí lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes” (Juan 14:16-17).

“La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).

“No hablaré mucho más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo, y él no tiene nada en mí” (Juan 14:30).

“Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes” (Juan 15:18).

“Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia” (Juan 15:19).

“Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).

“Salí del Padre y he venido al mundo; de nuevo, dejo el mundo y voy al Padre” (Juan 16:28).

“Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

“Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera” (Juan 17:5).

“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos” (Juan 17:9).

“Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo” (Juan 17:14-16).

“Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo” (Juan 17:18).

“Jesús le respondió: ‘Mi reino no es de este mundo. Si Mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero ahora mi reino no es de aquí’” (Juan 18:36).

“El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres” (Hechos 17:24).

“Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa” (Romanos 1:20).

“Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron” (Romanos 5:12).

“Pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley” (Romanos 5:13).

“Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte” (1 Corintios 1:27).

“Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente” (1 Corintios 2:12).

“Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Pues escrito está: ‘Él es el que prende a los sabios en su propia astucia’” (1 Corintios 3:19).

“Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo” (Gálatas 6:14).

“Recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12).

“Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14-15).

“Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo” (Colosenses 2:8).

“Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15).

Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor reverente preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe” (Hebreos 11:7).

“La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

“¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).

“No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:4-5).

“Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo” (2 Juan 1:7).

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