Era más de medianoche cuando llegué a casa después de un largo turno en el hospital. Cuando abrí la puerta en silencio y entré, una luz tenue iluminó el salón y dejó a la vista la ropa de trabajo, los zapatos y el cinturón de mi padre, colocados ordenadamente en el sofá. Dentro de unas horas se levantaría y se dirigiría a la fábrica donde trabajaba, recogiendo a un compañero por el camino. Después del trabajo, ayudaría a mi madre con la cena y los platos, luego cortaría el césped o se ocuparía de otras tareas. Volvería a hacerlo al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente.
A primera vista, la rutina de mi padre parece sencilla. Pero representa un contraste sorprendente con mi generación. La generación Z no es conocida por su fidelidad. Los jóvenes suelen caracterizarse por su falta de compromiso, distracción e inconstancia. Tanto el FOMO (miedo a perderse algo, por sus siglas en inglés) como el FOBO (miedo a tener mejores opciones) proliferan en nuestras mentes mientras navegamos por el mundo de las redes sociales, solo para aumentar nuestra angustia interna. A menudo se piensa que carecemos de ética de trabajo y fidelidad; quizá por eso la fidelidad de mi padre tuvo tanto efecto en mí.
Padre fiel
La ética de trabajo de mi padre es inigualable y se refleja en todo lo que hace, ya sea cortar el césped correctamente o leer la Biblia por las mañanas mientras desayuna. La fidelidad de mi padre en todos los aspectos de la vida ha influenciado mi forma de enfocar el trabajo y la escuela.
La fidelidad de mi padre en todos los aspectos de la vida ha influenciado mi forma de enfocar el trabajo y la escuela
Pero aún más, su fidelidad me ha influenciado espiritualmente. El ejemplo de fe y disciplina de mi padre en la lectura de la Biblia y en la vida cristiana ha seguido animándome a ser fiel en todo lo que hago, reflejando las palabras de Lucas 16:10: «El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho».
Fieles en el discipulado
Mi padre se propuso leer la Biblia a nuestra familia al final de la cena cada noche. Su fidelidad para involucrarnos con la Palabra de Dios mejoró enormemente mi conocimiento bíblico. Me enseñó desde muy joven la importancia de leer las Escrituras diariamente como base para el crecimiento espiritual.
A medida que avanzaba en la escuela de enfermería, era tentador dejar de lado la lectura de la Biblia y mi participación en la iglesia debido a las exigencias de mi programa. Pero el ejemplo de fidelidad de mi padre me ayudó a ser disciplinada y a luchar por mi tiempo con Dios, y fui ricamente recompensada por ello. Donde otros estudiantes tenían ansiedad, yo tenía paz. Mientras otros estudiantes buscaban la euforia de las fiestas y los placeres efímeros, el fiel ejemplo de mi padre me ayudó a centrarme en Cristo, quien es el mismo ayer, hoy y siempre (He 13:8).
Fieles en el servicio
Mi padre es fiel en el cuidado de los menos afortunados de nuestra comunidad y del mundo. Durante años, formó parte de la junta de la organización misionera de nuestra iglesia. Esto significaba que los sábados por la mañana estaba fuera, empacando comida para los menos afortunados de Haití o renovando una casa para un miembro de nuestra comunidad. Tuve la oportunidad de ayudarle en algunas de estas ocasiones y no dejaba de sorprenderme su humildad y la excelencia con la que realizaba su trabajo.
El ejemplo de fidelidad de mi padre me ayudó a ser disciplinada y a luchar por mi tiempo con Dios
En aquel momento no me di cuenta, pero ahora comprendo que mi padre vivía el amor de Cristo al ejemplificar Proverbios 14:31: «El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, / Pero el que se apiada del necesitado lo honra». Este ejemplo de humildad y bondad me ha empujado a ser considerada y compasiva con los demás, especialmente con los menos afortunados que yo.
Mi padre es un hombre piadoso y fiel en muchos aspectos. Pero tan maravilloso como creo que es mi padre, no es piadoso porque sea muy devoto o porque trabaje duro. No, mi papá es un hombre piadoso porque ha sido transformado de adentro hacia afuera por Dios, quien le quitó su corazón de piedra y le dio un corazón de carne (Ez 36:26). Mi papá es fiel porque fiel es Aquel que lo llamó (1 Ts 5:24). Que solo Él reciba bendición, honor y gloria por todas las cosas que mi papá ha hecho bien.