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10 conexiones entre Jesús y el reino de Dios

El reino de Dios es, en esencia, el reino redentor de Dios. Sin embargo, puede ser fácil pasar por alto este prominente tema en la vida de Jesús, y la tentación de asumir en lugar de investigar la importancia del reino de Jesús.  Cuando pasamos por alto la importancia del reino de Jesús, podemos perder lo que significa el reino para la teología bíblica y la ética.

Así que ¿cuán importante era el reino de Dios para Jesús? ¿Cuál era su relación con la irrupción del reino escatológico? Vamos a examinar diez maneras en las que Jesús se relacionaba con el reino.

1. Jesús inaugura el reino. Con la venida de Cristo, no se inicia el reino con la coronación de un rey poderoso, sino con el nacimiento de un bebé que llora. Y sin embargo, al comenzar el ministerio de Jesús en el Evangelio según Marcos, Él anuncia: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Lo que Israel había esperado durante tanto tiempo, Cristo lo estaba inaugurando.

2. Jesús es el reino. Donde está el rey, allí está el reino. Precisamente por esta razón Jesús le dice a los fariseos: “El reino de Dios está en medio de vosotros” (Lucas 17:21). Como enseña Graeme Goldsworthy, Jesús encarna el tema del reino del pueblo de Dios en el lugar de Dios bajo el gobierno de Dios. Jesús es a la vez el gobernante fiel y un ciudadano justo del reino.

3. Jesús le da propósito al reino. Jesús revela que su propósito es proclamar el reino. Cristo describió su misión diciendo que Él “tiene que predicar las buenas nuevas del reino de Dios” (Lucas 4:43).

4. Jesús declara el reino. A través de sus palabras, Jesús explica el reino e invita a la gente a entrar en él. Lucas resume el ministerio de Jesús así: “predicando y anunciando la buena noticia del reino de Dios” (Lucas 8:1). La declaración del reino se dio a menudo a través de las parábolas de Jesús que ilustraron lo que era y cómo funcionaba.

5. Jesús demuestra el reino. A través de sus obras, Jesús muestra el poder del reino y su autoridad sobre el príncipe de las tinieblas. Como explica Jesús, “Si es por el dedo de Dios que expulso los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 11:20). Jesús no sólo declara el reino en sus palabras, sino que también demuestra el reino por sus obras.

6. Jesús expande el reino. Jesús envía a sus seguidores como embajadores del reino para anunciar su llegada. Esta expansión ocurre en Lucas 10 cuando Jesús envía a los 72, dándoles instrucciones de decir: “El reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 10:9). En la gran comisión, el rey Jesús emite a sus discípulos el plan de batalla para la iglesia porque posee “toda autoridad en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Jesús envía a sus soldados a la línea del frente para capturar el reino de las tinieblas.

7. Jesús transforma el reino. Las esperanzas mesiánicas de Israel se centraron en la venida de un conquistador militar que les rescataría de sus enemigos geopolíticos. Es por eso que trataron de hacer rey a Jesús (Juan 6:15). Pero Jesús reorienta su visión al declarar: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Jesús transforma el reino, demostrando que este es integral en su naturaleza, redentor en su misión, y cósmico en su alcance.

8. Jesús compró el reino. A través de su muerte y resurrección victoriosa, Jesús redimió el reino. A medida que satisface la ira de Dios derramada por los que se rebelan contra su gobierno, Jesús venció a Satanás, al pecado y a la muerte (Col. 2:14-15). Él ha vencido al mundo, a la carne y al diablo al destruir el poder del reino de las tinieblas. Al comprar un pueblo del reino en la cruz, Jesús se prueba a sí mismo como el legítimo gobernante del reino restaurado.

9. Jesús concluye con el reino.  En sus últimas palabras a su pueblo, Jesús concluye su ministerio terrenal, aclarando el reino. Justo antes de su ascensión, los discípulos de Jesús le preguntaron: «Señor, ¿vas a restaurar el reino de Israel en este tiempo?” (Hechos 1:06). Incluso al final de su ministerio terrenal, Jesús aclaró la confusión que existía sobre el reino. Así que el reino era la clave para el inicio del ministerio terrenal de Jesús y de su culminación.

10. Jesús vuelve al reino. En la segunda venida de Cristo, Jesús regresa como un triunfante rey guerrero. Al volver para lograr la victoria final, el nombre tatuado en su cuerpo es “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:16). Al final, Él coloca a todos sus enemigos debajo de sus pies mientras realiza la creación de un nuevo reino que refleja plenamente su reinado de justicia. Así él culmina la conquista que comenzó con su nacimiento.

Si el reino de Dios fue central en la vida y ministerio de Jesús, entonces sigue siendo crucial para nuestra teología y ética en la actualidad.


Este articulo fue publicado originalmente el 24 de febrero 2014 en The Gospel Coalition. Traducido por Jesús Eddy Garcia.
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