El verbo “dar” explica en términos prácticos lo que significa el amor de Dios: por amor Él dio a su único Hijo; su Hijo nos dio vida eterna, salvación y entrada al Padre; con su ascenso al cielo, Cristo nos dio a su Espíritu Santo; el Espíritu nos da consuelo, fuerza y dones espirituales.
De principio a fin, la Biblia testifica que Dios es ejemplo de generosidad y nos llama a dar sin interés ni malicia, sino con liberalidad. Considera estos versículos bíblicos a la luz del evangelio.
“No digas a tu prójimo: ‘Ve y vuelve, y mañana te lo daré’, cuando lo tienes contigo” (Proverbios 3:28)
“Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7)
“Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8)
“¿O qué hombre hay entre ustedes que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente?” (Mateo 7:9)
“Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:10)
“Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Mateo 13:12)
“Y Él les preguntó: ‘¿De quién es esta imagen y esta inscripción?’. Ellos le dijeron: ‘De César’. Entonces Él les dijo: ‘Pues den a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios’” (Mateo 22:20-21)
“Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45)
“Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del Señor para preparar Sus caminos; para dar a Su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados” (Lucas 1:76-77)
“Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir” (Lucas 6:38)
“Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha” (1 Corintios 13:3)