Hace un par de años, alguien me preguntó: “¿Cómo ha sido para ti ser madre soltera?” Lloré al instante. En ese momento volvieron a inundarme los sentimientos de estar sin rumbo después del naufragio de mi matrimonio y las luchas de criar a mi hija sola durante la última década. Me sentí amada y considerada en ese momento, la primera y única vez en los últimos diez años que alguien me ha hecho esa pregunta de manera espontánea.
Mis amigos que son padres solteros y yo a veces hablamos de nuestras experiencias en nuestras iglesias. Aunque nuestras historias son únicas, surgen temas comunes. Aquí hay tres cosas que los padres solteros desearíamos que nuestros hermanos y hermanas en Cristo supieran.
Necesitamos un descanso
Los padres casados saben lo agotador que es el rol privilegiado de criar a los hijos: el complicado acto de equilibrio de discipular a tus hijos mientras mantienes el control de tu trabajo, vida de iglesia y las tareas del hogar. Sin embargo, imagina quitar las habilidades, el apoyo y la perspectiva de un adulto competente de las responsabilidades que son generalmente compartidas. Además, para muchos padres solteros, a menudo hay un trasfondo poderoso: lidiar con nuestros propios corazones rotos, negociaciones desagradables con el otro padre, batallas legales en curso, trauma, abuso y más.
La paternidad solitaria se siente más como una doble paternidad bajo condiciones desafiantes.
La paternidad solitaria se siente más como una doble paternidad bajo condiciones desafiantes. ¡Así que, por favor, pasa tiempo con nuestros hijos!
¡Así que, por favor, pasa tiempo con nuestros hijos! ¿Qué tal escalar o ir al cine? ¿Podrías llevarlos a la iglesia y detenerte a desayunar en el camino? ¿O enseñarles una habilidad básica para la vida como cambiar un neumático o cortar el césped? Como madre soltera, siento como si un peso físico se quitara de mis hombros cuando mi hija pasa tiempo con cristianos en quienes confío.
Mientras haces eso, nos encantaría que ores con ellos y les cuentes cómo llegaste a conocer a Cristo. Nos encantaría que les preguntes sobre su relación con Jesús. Nos encanta tenerte en sus vidas. Nuestros hijos te necesitan.
Necesitamos una familia
Nuestro mundo como padres solteros a menudo es tormentoso: estamos sanando y ayudando a nuestros hijos a hacer lo mismo. Es tentador buscar apoyo en nuestros hijos de formas poco saludables, como un hombro sobre el cual llorar, un lugar para desahogarnos sobre su otro padre o para que nos ayuden a tomar decisiones más allá de su nivel de madurez, arriesgando una mayor disfunción en sus corazones y mentes jóvenes. La distancia o las relaciones complicadas con exparientes políticos y nuestras propias familias biológicas significa que depender de ellos para tener compañía adulta no siempre es una opción. Aunque otros padres solteros se relacionan entre sí, a menudo solo logran mantener la cabeza fuera del agua.
Necesitamos que los cristianos en diferentes situaciones y etapas de la vida estén a nuestro alrededor. Necesitamos que nuestra iglesia sea nuestra familia. Necesitamos que nos hables, que nos ayudes a ver nuestros puntos ciegos, que nos proporciones una perspectiva nueva.
Nueve de cada diez padres solteros son madres solteras, y nos beneficiamos de tener hombres, solteros y casados, jóvenes y mayores, para ayudarnos a comprender el punto de vista masculino y mostrar una masculinidad piadosa. Ayúdanos a no ser presa de hombres que nos maltraten. Ayúdanos a aprender cómo criar mejor a nuestros hijos. ¡También aprendemos mucho de parejas y solteros que modelan un matrimonio y una soltería saludables! Por favor, no creas que porque te encuentras en una etapa de vida diferente a la nuestra, no tienes nada que ofrecer. Necesitamos tu amistad.
Entonces, ¡pasemos tiempo juntos! No tiene por qué ser elaborado. Algunos de nosotros todavía estamos lidiando con el dolor del rechazo y ser el único adulto responsable en una familia es agotador, por lo que es de ayuda cuando tomas la iniciativa de reunirnos.
Aunque estamos necesitados, también tú necesitas lo que Cristo nos ha dado: nuestra perspectiva, nuestra experiencia, nuestro servicio. Tenemos dones para compartir y también podemos ayudarte a llevar tus cargas.
Necesitamos liderazgo y ser aconsejados
El enemigo quiere que nos aislemos, que nos ahoguemos en la amargura y en una mentalidad de víctima, culpando a otros por nuestra situación. Él quiere que estemos sin rumbo alguno, lejos de la seguridad de la iglesia, buscando satisfacción en algún romance en lugar de buscarla en Cristo. Quiere que veamos a nuestros hijos como angelitos a los que adorar o como una carga inconveniente que hay que arrojar. Él quiere que pensemos que somos sabios a nuestros propios ojos, nos quiere siguiendo nuestros corazones y que llevemos nuestros hogares a las aguas profundas del pecado y la necedad.
Sin la responsabilidad y la perspectiva de un cónyuge, los padres solteros especialmente necesitan a sus líderes de la iglesia y a sus hermanos y hermanas maduros. Su consejo es vital para ayudarnos a mantener el rumbo. A veces, sin embargo, nos sentimos como una carga. El orgullo o la vergüenza a menudo nos frenan de buscar ayuda para saber cómo manejar nuestras vidas. ¿Quién quiere ser la pobre mamá soltera (¡o papá!) que siempre pide ayuda?
Pide que rindamos cuenta, pero por favor sé amable. Hemos atravesado mares agitados
Así que, por favor, ¡danos seguimiento! Necesitamos tu liderazgo. Necesitamos tu consejo. Pregúntanos si tenemos alguna decisión importante sobre la que nos gustaría hablar con alguien. Organiza una reunión regular para hablar y orar por los niños. Ofrece hacer un estudio bíblico individualizado relacionado con la soltería. Pide que rindamos cuenta, pero por favor sé amable. Hemos atravesado mares agitados.
Preguntarle a alguien en tu iglesia, “¿Cómo ha sido para ti ser padre soltero?” podría ser el primer paso para reemplazar sus sentimientos de que están a la deriva y solos, por sentimientos de que son amados y son visibles. Podrías ser la persona que Dios use para guiarlos, por primera o milésima vez, hacia el amor salvador de Jesús.