En los últimos años, descubrí que leer regularmente Proverbios es una práctica inmediatamente útil. Entre otras cosas, me encuentro cara a cara con el perezoso. Mientras leo y me detengo en los pasajes que hablan del hombre perezoso, mi propio corazón está expuesto y estoy convencido de mi tendencia a la ociosidad y la pereza.
“Ve, mira la hormiga, perezoso,
Observa sus caminos, y sé sabio”, Proverbios 6:6.
Pero el Espíritu a menudo usa estas ideas prácticas para exhortarme a renovar mi compromiso, por gracia, de redimir el tiempo por el amor de Cristo. Para ayudarnos a reconocer y arrepentirnos de nuestra propia pereza, aquí hay ocho rasgos del perezoso. (Advertencia: él probablemente sea peor de lo que pensamos).
1. El perezoso no comenzará las cosas
El perezoso tiene dificultades con la iniciativa. Él confía en que otros le digan qué hacer (Pr. 6:9), y su producción verbal supera su producción real (Pr. 14:23). Habla de grandes planes, pero parece que no puede ponerlos en práctica.
Puede estar distraído por el placer y el entretenimiento, o simplemente puede no estar dispuesto a ensuciarse y trabajar duro. En cualquier caso, el perezoso es conocido por la falta de logros genuinos, ya que parece que ni siquiera puede comenzar las cosas.
2. El perezoso no terminará las cosas
Incluso si tiene los medios para comenzar algo, puede ser un poco lento. Otra cualidad del hombre perezoso es que no puede terminar las cosas (Pr. 12:27; 19:24; 26:15). Una vez que se pone a trabajar y se topa con alguna dificultad o resistencia, toda la motivación desaparece y el perezoso se retira a la calma.
Se trata de alguien que tiene una pila cada vez mayor de libros a medio leer en su escritorio, una gran cantidad de proyectos en el hogar que aún están por completarse, múltiples promesas a amigos y familiares que no se han cumplido, una colección de artículos casi escritos pero no terminados, y una membresía en un gimnasio que no se ha usado desde enero de 2018.
3. El perezoso no enfrentará cosas difíciles
El perezoso también se negará a enfrentar tareas difíciles. Para enmascarar su pereza, encontrará refugio en excusas cobardes como: “Hay un león afuera, me matarán en las calles” (Pr. 22:13). Enfrentado decisiones difíciles y conversaciones potencialmente difíciles, el perezoso es arrojado a la indecisión, vacilando entre múltiples opciones, y recurrirá al entretenimiento para distraerse del trabajo que tiene delante. Netflix o Fortnite pueden ser la droga del perezoso.
4. El perezoso es ansioso e inquieto
Debido a que vive en contra de la forma en que fue creado, para trabajar y construir y lograr y crear, el hombre perezoso está constantemente inquieto y lleno de ansiedad. Puede desear una mayor productividad y logros, pero debido a su falta de voluntad para trabajar, existirá en un estado perpetuo de deseo sin satisfacción (Pr. 13:4). Eventualmente, estos deseos incumplidos causarán graves estragos en la vida del perezoso (Pr. 21:25-26).
5. El perezoso tiene problemas constantes
La vida del perezoso está plagada de problemas constantes (Pr. 15:19). Como no puede completar su trabajo en las horas asignadas, tiene prisa constante por cumplir con sus responsabilidades y, a menudo, está molesto con los que lo rodean por ocupar todo su tiempo.
El perezoso puede tener problemas financieros (Pr. 12:11; 19:15; 20:4; 21:5; 24:33–34) o vivir en un perpetuo desorden en el hogar. Es posible que no pueda mantener un trabajo por mucho tiempo debido a su incapacidad para disciplinar su tiempo, evitar la distracción, y trabajar duro. Las responsabilidades simples como pagar facturas y mantener su vehículo serán descuidadas y causarán fricciones innecesarias.
El perezoso puede desear crecer espiritualmente, pero las disciplinas de la lectura regular de la Biblia, la oración, el estudio teológico y devocional, el compromiso de la iglesia, y las relaciones consistentes basadas en el evangelio son demasiado para él.
6. El perezoso es una molestia para los demás
Debido a que la persona perezosa no está dispuesta a trabajar duro y desarrollar sus habilidades, tiene poco que ofrecer a los demás. Principalmente, es una molestia para aquellos que podrían requerir su servicio. “Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían” (Pr. 10:26).
Poco productivo, desenfocado, y preocupado por sí mismo más que otros, el perezoso vuelve locos a sus empleadores y no sobrevivirá mucho en cualquier entorno que requiera diligencia y abnegación. Finalmente, el perezoso está en la misma clase que un ladrón y vándalo (Pr. 18:9).
7. El perezoso se engaña a sí mismo
El compromiso de un perezoso de servirse a sí mismo y mantener una existencia ociosa puede ser tan fuerte que se opondrá a cualquier argumento de aquellos que intentan empujarlo fuera de la cama (o lejos de su computadora o teléfono). El autoengaño del perezoso puede manifestarse en grandes propuestas comerciales que resisten las críticas externas y tienen poca base en la realidad.
La acumulación lenta y constante de riqueza a través de hábitos de trabajo constantes no es atractiva para el perezoso, por lo que los sueños poco realistas de dinero rápido pueden dominar su mente (Pr. 21:5). No es raro que un perezoso invente excusas que suenen espirituales para no trabajar duro, apelando a la enseñanza bíblica sobre la necesidad de descansar, el hecho de que la salvación no es por obras, la necesidad de una “vida equilibrada”, el peligro de adquirir riquezas, y así.
En todos los casos, el perezoso entrará y saldrá de las conversaciones con sus consejeros convencidos de que es más listo que todos ellos: “El perezoso es más sabio ante sus propios ojos que siete que den una respuesta discreta” (Pr. 26:16).
8. El perezoso no se convertirá en líder
Lamentablemente, debido a su pereza, el perezoso no ejercerá mucha influencia. Ciertamente no se convertirá en un líder, porque el liderazgo requiere diligencia, sacrificio, largas horas, dolor, y perseverancia.
El perezoso desprecia estas cualidades, por lo que trabajará bajo la supervisión de aquellos que se han dedicado al trabajo duro: “La mano de los diligentes gobernará, pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados” (Pr. 12:24).
Buenas noticias para pecadores perezosos
Permitir la pereza es contrario a nuestro diseño como humanos y contrario a nuestro llamado como cristianos. Pero no podemos sacarnos del pantano de la inacción por pura determinación. Necesitamos la gracia de Dios y un vistazo de Cristo revelado en el evangelio.
Las buenas nuevas de salvación aparte de nuestras obras nos motivan a trabajar diligentemente en esta breve vida en la tierra para la gloria de Dios, el bien de los demás, y nuestro propio beneficio. Y el Espíritu energizante de Cristo nos obliga a agudizar nuestras habilidades dadas por Dios para que podamos ser útiles para nuestro Rey y para nuestro prójimo, para enfrentar con valentía y completar tareas difíciles, y para evitar los problemas innecesarios de la pereza.