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La gente a menudo se pregunta sobre el destino eterno de los infantes no nacidos, los bebés, niños, y los que tienen un tipo de discapacidad intelectual para comprender el evangelio. Esa pregunta es muy difícil de responder, puesto que la Biblia no nos ofrece ninguna respuesta explícita. Sin embargo, con base en varios pasajes, así como una comprensión de la doctrina del pecado podemos establecer alguna teoría viable que nos lleve a pensar bíblicamente sobre su destino.

Versículos que nos ayudan a establecer una posibilidad

En 2 Samuel 12:23, vemos cómo el hijo que David tuvo con Betsabé murió al séptimo día, y en su dolor David exclamó “Yo voy a él”, dando a entender que él creía que el niño fue a la presencia de Dios.  David estaba seguro que después de él morir, estaría reunido con su hijo perdido.

En Mateo 19:13-14, Jesús afirmó que de los niños es el reino de los cielos. Cuando Él dice esto sabemos que está haciendo una analogía para establecer una verdad ante los adultos, pero el hecho que ocupe a los niños para ello no significa que lo que dijo acerca de los mismos es mentira. Por lo tanto sabemos con seguridad que de los tales es el reino de los cielos.

También en Mateo 18:1-5 Jesús afirmó que “…el que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí”, diciendo que los niños le pertenecen. Esto mismo es lo que Jesús habló de los discípulos en Mateo 10:40, afirmando que sus discípulos le representan. Con todo esto entendemos entonces que el que recibe a un niño, no recibe solo al niño, sino a Jesús, porque de Él y de su reino son todos ellos.

Así que inicialmente podemos afirmar solo por las palabras de Jesús que los niños van al cielo cuando mueren. Sin embargo la pregunta teológica que surge es: ¿cómo explicar teológicamente la redención de los infantes?

Reflexionando sobre la eternidad de los infantes

Para poder responder es necesario recordar cuatro verdades doctrinales con respecto a la salvación eterna para luego establecer una respuesta teológica viable a la salvación de los infantes:

  1.  Todos los seres humanos nacemos con pecado, el pecado original (Sal. 51:5; Ef. 2:2-3).
  2.  El pecado que nos condena es el “no creer en Jesús como el Cristo” (Jn. 3:18, Jn. 16:8-9)
  3.  Sin ser regenerados no podemos creer en Jesús como Dios Salvador, el Cristo Redentor. (Jn. 3:3-8; Tito 3:5; 1 Pd.1:3-5; 1:23)
  4.  La salvación incluye varias obras de Dios:
  • Expiación: cubrir la multitud de pecados (Is. 53:10; Ro. 4:7).

  • Propiciación: aplacar la ira de Dios sobre los pecados que ahora están cubiertos (Ro. 1:18; 1 Jn 2:2).

  • Remisión: llevar la carga de pecado y llevar lejos, en este caso a la cruz (Mt. 26:28; Heb. 9:22).

  • Redención: adquirir o comprar algo a través del pagar el precio por su rescate. Eso hizo Jesús (1 Co. 6:20; Ef. 1:6-7; 1 Pd.1:18-19).

  • Justificación: ser declarados justos. No es ser hechos justos, sino ser “declarados” legalmente justos (Ro. 3:24; Ro. 5:9).

Entonces, considerando lo anterior, la pregunta debe ser: si la Biblia da evidencias de que los niños cuando mueren van al cielo, ¿cómo sería posible que se “salven” sin creer en Jesús, si al nacer son culpables del pecado original?

Si sabemos que no existe salvación sin previa regeneración, entonces para que un infante se salve antes de morir los niños deberían de ser regenerados y a la vez justificados con base de la obra de Cristo en la cruz. Pero entonces ¿de qué son redimidos? No pueden ser redimidos del pecado que condena (del “no creer en Jesús” porque nunca tuvieron la capacidad de creer) sino que serían redimidos del pecado original únicamente por lo tanto, justificados “declarados no culpables” por pura gracia de Dios sobre ellos, pues de ellos es el reino de los cielos.

Pero ¿hay evidencia bíblica de que esto es posible? entiendo que sí, y menciono tres:

  1. Cuando un ángel del Señor le aparece a Zacarías para anunciarle a él que su esposa Elizabeth concebiría a Juan el Bautista, el ángel le dijo estas palabras acerca de su hijo en Lucas 1:15: “y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre”. Aunque esto no es normativo, este pasaje manifiesta la posibilidad de ser regenerados desde el vientre. Lo interesante es que el ángel habló con una formula de contraste: no bebería vino pero sería lleno del Espíritu Santo; y resulta que esta misma fórmula solo la experimentarían los cristianos (Hch. 2:15-17; Ef. 5:18).
  2. En Juan 9:39-41 vemos que“Jesús dijo: ‘Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los que ven se vuelvan ciegos.’ Algunos de los Fariseos que estaban con El oyeron esto y Le dijeron: “¿Acaso nosotros también somos ciegos?”. Jesús les dijo: ‘Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, porque dicen: ‘Vemos,’ su pecado permanece.”. En este pasaje Jesús dice ” Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado…”. En otras palabras: pudiéramos concluir que si una persona no posee la capacidad natural de creer en Jesús como el Cristo, entonces el pecado de esa persona no permanecería, por lo que no se le tendría que acusar con sentencia firme de “no creer” lo que él no tuvo ni la capacidad natural de hacerlo. Esto precisamente es lo que sucede con los “no nacidos”, bebés, niños, y discapacitados intelectualmente, que no pueden comprender la revelación natural. No es que ellos no quieran creer; es que no pueden, por lo que si mueren en esa condición, ¿cómo se les puede acusar de no creer en Jesús, si no tuvieron por voluntad misma de Dios la capacidad natural de hacerlo?
  3. De igual manera sucede con Romanos 1:19-20: ”Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa”. Sabemos que Dios no permitirá excusa alguna de los hombres que nunca creyeron en Jesús aunque nunca lo conocieron: por ejemplo los mayas, pipiles, aztecas, etc. Esto es así, según Pablo, porque ellos teniendo la capacidad de ver y entender por medio de lo creado ellos decidieron rechazaron al Dios verdadero. ¿Pero qué pasa entonces con aquellos que no tienen capacidad física-mental para entender la revelación natural de la gloria de Dios? ¿De qué se le puede acusar? La implicación que Pablo establece en este versículo es que los que no poseyeron la capacidad física mental para entender la revelación de Dios sí tienen excusa ante Dios, y esto solo aplica a los “no nacidos”, los bebes, niños y discapacitados mentalmente, nadie más.

Hay que destacar que la salvación de los infantes que mueren es compatible con la doctrina de la elección incondicional. Cómo Spurgeon señaló: “No es que Dios eligió a alguien para la salvación y que luego muriera en la infancia; más bien, Él ha ordenado que solo los que han sido elegidos para la salvación se les permitirá morir en la infancia”.

Entonces, a mi juicio, Dios no salva a los bebés porque son inocentes, sino porque ellos no los son. Es decir, los salva porque son culpables, aplicando su misericordia y compasión sobre la base de la expiación de Cristo en la cruz.

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