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Todo cristiano tiene una responsabilidad personal en el cumplimiento de la Gran Comisión. Según John Piper, tienes tres opciones: «ser un asistente sacrificial gozoso, ser un remitente sacrificial gozoso o ser un desobediente». Solo dos de estas opciones son aceptables. Por lo tanto, debes discernir: ¿Irás al campo misionero por causa de su nombre o respaldarás a aquellos que vayan?

En un artículo previo, ofrecí recomendaciones para los cristianos llamados a las misiones. Pero ¿qué hay de ti que estás llamado a permanecer donde estás? ¿Cómo puedes participar y colaborar en las misiones si no estás llamado a ser uno de ellos?

Colaborar en las misiones es bíblico

Para empezar, las Escrituras demuestran que la mayoría de los cristianos participa en las misiones globales al brindar apoyo a aquellos que van. Dios escogió cumplir sus propósitos redentores globales a través de la colaboración de «asistentes» y «remitentes» centrados en el evangelio, que trabajan unidos por el renombre de Cristo (Hch 15:3; Ro 10:14-15).

Cuando el Espíritu Santo apartó a Saulo (Pablo) y a Bernabé como misioneros transculturales, también encomendó al resto de la congregación de Antioquía un rol de igual importancia. La tarea de la iglesia era enviar y respaldar a los misioneros que Dios apartó para que fuesen a las misiones, y la iglesia abrazó su rol. Este apoyo surgió de su corazón de adoración a Dios. Los creyentes de Antioquía oraron, ayunaron, impusieron sus manos y comisionaron a los misioneros (Hch 13:1-3). 

Las Escrituras demuestran que la mayoría de los cristianos participa en las misiones globales al brindar apoyo a aquellos que van

Más de una década después de haber sido enviado por la iglesia de Antioquía, Pablo le relata a la iglesia de Roma todo lo que Cristo hizo en medio de los gentiles durante sus viajes misioneros. El ministerio del evangelio había sido cumplido en la región donde Pablo estuvo y su intención era pasar por Roma de camino al grupo no alcanzado en España (Ro 15:14-21). Sin embargo, Pablo no recluta a los creyentes romanos para ir con él a España. Más bien, él pide su apoyo. Pablo anticipaba que la comunión gozosa con estos colaboradores refrescara y alentara su obediencia continua (Ro 15:32). Él entendía que Dios no espera que todo creyente renuncie a su trabajo, venda todas sus posesiones y se mude al extranjero. Pero Dios sí espera que todo creyente sea partidario de las misiones transculturales a través del apoyo sacrificial.

Así que si no estás llamado a ir, estás llamado a apoyar. El apóstol Juan le dice a Gayo, su hijo espiritual, que continúe brindando ayuda a los misioneros que viajaban. Dice que «debemos acoger» a los misioneros que han sido enviados para dar a conocer el nombre de Cristo (3 Jn 8). Respaldar fielmente a misioneros te hace un copartícipe en sus labores a pesar de que tal vez nunca llegues a cruzar fronteras hacia un campo misionero extranjero. Esta es tu participación privilegiada en las misiones globales. 

4 maneras de colaborar en las misiones

Así que las misiones bíblicas involucran la colaboración entre misioneros sacrificiales gozosos y remitentes sacrificiales gozosos. La aplicación de esta colaboración dependerá de tu contexto, pero las siguientes consideraciones podrían ser tus próximos pasos.

1) Sé un catalizador en tu iglesia local

Un estudio indica que más de la mitad de las personas que asisten a la iglesia en los Estados Unidos nunca ha escuchado de la Gran Comisión, mientras que solo el 17% de aquellos encuestados pudieron identificar y explicar el mandato a las misiones. ¡Esto es inaceptable! En respuesta a esto, que puede darse de manera muy similar en tu país, puedes ser un catalizador de cambio para construir un ADN de misiones en tu iglesia. 

Tú puedes ser un catalizador de cambio para construir un ADN de misiones en tu iglesia

Primero, contacta al liderazgo de tu iglesia para discutir maneras en las cuales podrías motivar a la congregación a involucrarse más en el evangelismo global. Por ejemplo, puedes pensar en organizar un estudio bíblico enfocado en las misiones, levantar sustento para nuevas traducciones de la Biblia o desarrollar estrategias de movilización para enviar a miembros de la iglesia a viajes misioneros de corto plazo. Dios con frecuencia cautiva el corazón de futuros misioneros mediante estos viajes.

También puedes considerar «adoptar» a un grupo no alcanzado y colaborar con los misioneros que trabajan en alcanzarlos, e invitar a estos misioneros a que compartan con tu iglesia «todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe» (Hch 14:27). Pocas experiencias motivan la participación en misiones más que escuchar testimonios del campo misionero.

2) Dedícate a la oración

Hay varios factores que contribuyen al éxito de las misiones, pero ninguno es más importante que la oración. La oración reconoce que el éxito de las misiones está en las manos de Aquel que gobierna todas las cosas (Stg 4:13-15). 

Así que te animo a orar por más misioneros. «La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a su cosecha» (Mt 9:37-38). La palabra «obreros» utilizada en este versículo es uno de los títulos más populares utilizados para referirse a los misioneros en el Nuevo Testamento (2 Ti 2:15; Ro 16:21; Fil 2:25). Lo que quiere decir que, ¡el plan de Dios para recoger la cosecha es orar para que Él levante y envíe más misioneros!

El plan de Dios para recoger la cosecha es orar para que Él levante y envíe más misioneros

También te animo a orar para que los misioneros proclamen el evangelio con valentía y claridad (Col 4:2-4; Ef 6:19-20). Ora por salvación y por la rápida expansión del evangelio a todas las personas (2 Ts. 3:1; Ro 10:1; 1 Ti 2:1-4). Ora por protección para los misioneros en las batallas espirituales (2 Ts 3:2). Ora por perseverancia y aliento (2 Co 4:8-9).

3) Da generosamente

El cristiano promedio en los Estados Unidos contribuye a las misiones globales con un solo dólar por cada $10,000 dólares de ganancias personales. Tengo la sospecha de que tú eres más generoso con tu dinero, pero estas estadísticas indican el fallo de la mayoría de los cristianos en mi país en priorizar el corazón misionero de Dios.

Como consecuencia, los misioneros con frecuencia se preocupan por el dinero y se sienten incómodos al hablar sobre el sustento financiero. Tú puedes ayudar a aliviar ese estrés. Toma la iniciativa de conversar sobre dinero para las misiones. Tal vez no puedas suplir la necesidad personalmente, pero puedes servir como promotor para ese fin.

Jesús manda que los obreros del evangelio «vivan del evangelio» y la fuente de este ingreso es la generosidad de otros cristianos (1 Co 9:14, 3 Jn 7). Por lo tanto, ofrenda abundantemente «para que nada les falte» (Tit. 3:13) y hazlo en «una manera digna de Dios» (3 Jn 6). En caso de que pienses que tu nivel económico es una excusa para no dar con generosidad, recuerda estas palabras del pastor Johnny Hunt: «No tienes que ser rico para ser generoso. Tienes que ser generoso para ser generoso».

4) Mantén comunicación con misioneros

Los sentimientos de aislamiento y soledad son comunes en los misioneros (2 Co 7:4-7). El remedio de Dios para esto es usar palabras de aliento y visitas de su hogar nativo para consolar a los misioneros cansados (Fil 2:19).

Los misioneros no están destinados a operar como individuos solitarios en la primera línea del ministerio del evangelio

Un correo electrónico rápido, un paquete de cuidado, un mensaje de texto o una videollamada pueden ayudar a sustentar el compromiso del misionero. Pregúntale sobre su vida, el ministerio y su familia, y responde a cosas que han mencionado en conversaciones pasadas. Sé flexible a la hora de agendar conversaciones, por las diferentes zonas horarias. Y si tu amigo misionero sirve en un área restringida, asegúrate de preguntar sobre cómo pueden comunicarse de manera segura.

Tu rol es invaluable

Los misioneros no están destinados a operar como individuos solitarios en la primera línea del ministerio del evangelio. Levantando a cada misionero, hay un equipo de creyentes comprometidos a apoyar sus esfuerzos. ¡Tu llamado no es un llamado menor! Apoya las misiones de una manera que sea digna de Jesús, y permanece abierto y obediente a la guía del Espíritu, pues muchos de los remitentes sacrificiales gozosos de hoy serán los misioneros sacrificiales gozosos de mañana.

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