«¿Y si resulta ser una especie de asesino en serie?», preguntó mi tía Nubia cuando le dije que me dirigía al Aeropuerto Internacional O’Hare para recoger a un extraño llamado Dan que había conocido recientemente en línea.
«¿Cómo me pides que discierna eso en un pretendiente?», pregunté.
«Escóndete detrás del carrusel en el reclamo de equipaje», sugirió. «Obsérvalo un rato. Eso te ayudará a saber».
Me encontré con el perfil de Dan en un sitio de solteros cristianos un mes antes. No esperaba que surgiera algo especial de esa coincidencia, pero estaba dispuesta a intentarlo. Una parte de mí consideraba que las citas en línea eran un acto de desesperación y me sentía avergonzada de admitirlo, especialmente en los círculos cristianos. Algunos solteros todavía sienten actualmente este estigma y creen que las probabilidades están en su contra debido a la edad, la altura, el peso, los antecedentes, la ubicación geográfica u otros criterios. Afortunadamente, nuestro gran Dios desafía todas las probabilidades.
Mi propia historia da testimonio de lo que estoy diciendo. Tenía dieciocho años cuando, durante un viaje misionero en Senegal, consagré mi vida a la misión evangélica de África. Fui a estudiar a un seminario después de mis estudios seculares. Pasaron diez años durante los cuales no conocí a un solo hombre con ambiciones similares. Además, aspiraba a entrenar líderes y anhelaba trabajar junto a un hombre con ese llamado, pues tenía claro que yo no haría el trabajo pastoral. Esto redujo el grupo de hombres elegibles a cero, estadísticamente hablando.
El perfil de Dan mencionaba planes para servir a Dios en África. Conforme comenzamos a intercambiar mensajes descubrí, que no solo estaba en camino a África, ¡sino que también iba específicamente para trabajar en la educación teológica en Senegal! Un año después, nos unimos en matrimonio. Esto sucedió hace más de dieciséis años plenamente gozosos.
Si bien las citas por Internet estaban en su génesis en 2004, conocer a un compañero por esos medios se ha convertido casi en la norma hoy en día. El intercambio de mensajes a través de las redes sociales, un tímido like como señal de coqueteo o el anhelado follow de esa persona que puede atraerte son una realidad que no podemos evitar. El consumo diario de estas aplicaciones sociales es más alto de lo que quisiéramos admitir.
¿Cómo está equipando la iglesia a su gente para navegar las turbias aguas de las citas en línea? ¿Han desarrollado los creyentes estrategias para asegurarse de no ser víctimas de depredadores y engañadores? ¿Deberías simplemente «seguir tu corazón» y esperar lo mejor? Considera lo que Proverbios enseña a nuestros corazones: «Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas» (3:5-6). Además de animarte a someter tu relación en línea al Señor, me gustaría ofrecerte diez consejos que mi esposo y yo empleamos para evitar caer en las trampas más comunes de las citas virtuales:
1. Ten claro lo que buscas antes de buscarlo
Establecer tus «no negociables» mucho antes de dirigirte a la web y/o redes sociales evitará que comprometas tus convicciones simplemente porque alguien atractivo se identifica a sí mismo como cristiano. Un consejero de confianza dio el siguiente consejo: «Haz tres listas: lo requerido, lo que quieres y lo que te gusta». Lo requerido debe justificarse con Escrituras específicas e incluir asuntos relacionados con la fe y el carácter. Luego, lo que quieres debe incluir deseos sobre asuntos importantes como la afinidad teológica, la compatibilidad personal, un entorno familiar saludable, etc. Por último, lo que te gusta debe reflejar aquellas asuntos que aprecias, pero a las que fácilmente podrías renunciar como rasgos físicos, aficiones, gustos musicales, etc. Las listas de cada persona se verán diferentes, pero es recomendable que se hagan. De lo contrario, puedes ir tras la primera persona atractiva que te llame la atención.
2. El medio importa
Algunas aplicaciones o sitios para citas se enfocan en poco más que la apariencia física. Peor aún, algunos están diseñados para facilitar las relaciones sexuales casuales. Para el creyente, el propósito de las citas, en línea o de otra manera, debe ser el de encontrar una pareja adecuada con quien construir una familia en el contexto de un matrimonio cristiano piadoso. Por lo tanto, elige una aplicación o sitio que destaque el carácter, el intelecto y los valores; no solo lo que se ve por fuera.
3. No seas impaciente ni demasiado agresiva
Justo antes de conocer a Dan había pasado por una ruptura dolorosa, así que no me emocioné demasiado al inicio cuando él manifestó sus intenciones de buscarme. Al final, tener la guardia en alto fue algo bueno. Una anciana sabia me aconsejó una vez: «No seas demasiado impaciente. Una posible pareja debería esforzarse en ganar tu afecto». Eso se quedó en mi mente. Por el contrario, no seas demasiado intensa. Puedes demostrar interés en la rutina diaria de alguien, pero no puedes exigir conocer todos sus movimientos en todo momento. La persona adecuada quiere que la ganen con aprecio y no que la acosen.
4. Reúnete cara a cara lo antes posible
Dan voló para encontrarse conmigo menos de un mes después de nuestra primera conversación telefónica. Vivíamos a 700 kilómetros de distancia, por lo que tener una cita en persona no era nada barato, pero sabíamos el peligro de mantener la relación privada y abstracta a través de correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas. Nuestras inhibiciones a menudo son más bajas por teléfono, hablando con una voz incorpórea a altas horas de la noche. Si bien reunirse en persona puede dar miedo, es un paso necesario para que una relación progrese de manera saludable. Procura no descartar a alguien solamente porque no saltan chispas en ese primer encuentro. ¿Cuántas parejas están felizmente casadas que no describirían el nacimiento de su relación como amor a primera vista?
5. Sé tú misma
Soy extremadamente extrovertida y mi esposo es más reservado. Al principio yo temía que me encontrara demasiado platicadora, así que limité mi propia personalidad. Lo que ocurrió entonces fue que él percibió que yo preferiría a alguien que hablara más, por lo que se obligó a llevar la conversación. Ninguno de nosotros estaba cómodo porque no nos estábamos comportando de la manera en que Dios nos creó para ser. Ganarás poco si te empeñas en cambiar tus rasgos por ese nuevo chico en tu vida porque al final del día seguirás siendo tú. Confía en que le gustarás a la persona adecuada por quien eres y no por lo que te gustaría ser. Lo más importante es que seas sincera y que te muestres como realmente eres y no como quisieras que te vean. Lo último sería hipocresía que no agrada a Dios.
6. Evita el aislamiento
Algunas parejas que se conocen en línea optan por llevar una relación de forma aislada. En tales casos, una o ambas partes pueden crear una personalidad, en el mejor de los casos, para impresionar o engañar. Minimiza el riesgo de esto sacando a la luz la relación de modo que puedan observarse mutuamente en su «hábitat natural».
7. Conoce a los «padres»
Conocer a mamá y papá es ideal, pero como mis padres vivían a más de 3,000 km de distancia no fue posible presentarles a Dan en nuestra primera cita. En su lugar, le pedí que se reuniera con un padre espiritual del seminario. Esta persona que tome el lugar de tus padres debe ser alguien con discernimiento, capaz de ofrecer consejos sabios sobre la relación.
8. Rodéate de amigos de confianza
Para nuestro primer fin de semana juntos planeé una cena para que Dan conociera a mis amigos y para que ellos también lo conocieran. A alguien a quien acabas de conocer podría resultarle fácil engañarte a ti, pero engañar a más de uno es mucho más complicado. Te aseguro que no necesitarás tantas palabras porque la interacción natural reflejará mucho sobre su carácter.
9. Estudia a tu pretendiente
Esto debería llevarse a cabo en cualquier relación, pero más especialmente con las citas en línea. En primer lugar, haz preguntas difíciles: ¿Luchas con la pornografía? ¿Luchas con los juegos de azar en línea? ¿Abusas de ciertas sustancias? Si es así, ¿estás recibiendo ayuda para luchar activamente contra el poder del pecado en tu vida? Es posible que tu nuevo amigo no sea directo pero, de nuevo, es posible que te sorprenda. En segundo lugar, sé observadora: ¿Cómo reacciona ante tales preguntas? ¿Se muestra a la defensiva? ¿Es evasivo? ¿Sus historias no se alinean? ¿Hay lagunas en su pasado que no está explicando? No te precipites como para hacer que una relación funcione hasta el punto de pasar por alto la información que tienes delante.
10. Ora
Aunque este sea mi último consejo, es el más importante. Por encima de todo, ora a Dios. A lo largo de todo el proceso pídele al Señor que te dé sabiduría (Stg 1:5) para discernir cualquier cosa que pudiera parecer oculta y para unir sus corazones si esta fuera la voluntad de Dios o para separarlos si no lo es.
Seguir estos consejos al pie de la letra no son una garantía para encontrar una pareja. Sin embargo, si no los tomas en cuenta, sí puedo asegurarte que esconderse detrás del carrusel del equipaje para una observación apresurada no te proporcionará la suficiente información como para determinar si ese extraño es o no un asesino en serie. ¿Confías en el Señor o estás confiando en tu propio corazón?