La temporada navideña llegó. Los villancicos suenan en todas las plazas y, con ello, miles de familias se preguntan: «¿Qué vamos a cenar en Navidad?».
Esta época es una excelente oportunidad para compartir nuestra fe alrededor de la mesa y disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos. Sin embargo, si no prestamos atención, podemos desvirtuarla cometiendo uno de los pecados de los que menos se habla: la glotonería.
¿Qué es la glotonería?
Cuando la Biblia habla de la glotonería se refiere a la acción de comer en exceso y de manera descontrolada, sin considerar las necesidades del cuerpo. Por ejemplo, Pablo nos advierte con claridad sobre este tema:
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne (Ro 13:13-14, RV60).
¿Cómo podemos evitar la glotonería? A continuación te comparto cinco consejos bíblicos para honrar a Dios en esta temporada de festines navideños.
1. Recuerda que el Espíritu Santo está en ti
Muchas personas comen en exceso por la sensación de placer que producen los alimentos. Ese placer no es malo en sí mismo; sin embargo, si nuestra vida se centra en buscar el placer sin importar las consecuencias, haremos de nuestro apetito un dios (cp. Fil 3:19) y eso es pecado.
Es importante identificar la glotonería o la gula como lo que es: un pecado delante de Dios
Pero la historia no termina ahí, pues Dios derramó Su Espíritu Santo sobre nosotros y gracias a Él tenemos la capacidad de controlar nuestros deseos e impulsos pecaminosos, con el fin de vivir para Él. Como nos recuerda Pablo:
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gá 2:20).
Con esto en mente será más fácil recordar que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y que fue diseñado para que le glorifiquemos (1 Co 6:19). Buscaremos esto no solo en esta temporada del año, sino todos los días de nuestra vida.
2. Pide por sabiduría y practícala
Cada temporada navideña cientos de personas viven resignadas sabiendo que subirán de peso por la forma imprudente en la que comen durante todo el mes, sin importar si eso repercute en su salud. ¿Te suena familiar? Si es tu caso, probablemente no has escuchado la voz de la sabiduría al respecto. El Señor nos ha dicho en Su Palabra:
Y si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada (Stg 1:5).
Es muy importante no solo leer sobre la sabiduría y pedirla, sino también ponerla por obra en nuestro día a día. Si queremos dar gloria a Dios con todo nuestro ser, necesitamos ser sabios en todas nuestras decisiones, incluso en el dilema más sencillo como tomar una porción extra de postre o no.
¡Es posible vivir sin temor y remordimiento por la forma en la que comemos, si escuchamos la sabiduría que viene de lo alto!
3. Controla las porciones y practica el dominio propio
No es lo mismo comer una porción de pavo con pasta y un plato pequeño de postre que comer tres o cuatro porciones de lo mismo. Dios nos ha hecho con diferentes necesidades de energía que adquirimos por medio de los alimentos, y también creó nuestros cuerpos con la capacidad de identificar cuando ya estamos satisfechos.
Ignorar el diseño divino de nuestro cuerpo es ignorar al mismo Dios que lo creó. No se trata de quedarnos con hambre, sino de ser conscientes de las cantidades que estamos ingiriendo y de tener el dominio propio para detenernos cuando estamos satisfechos. Un pasaje relacionado con esto dice así:
Cuando te sientes a comer con algún señor,
Considera bien lo que está delante de ti,
Y pon cuchillo a tu garganta,
Si tienes gran apetito.
No codicies sus manjares delicados,
Porque es pan engañoso (Pr 23:1-3, énfasis añadido).
En su contexto, el pasaje habla sobre cómo la forma en que comemos puede probar y sacar a la luz nuestro carácter y evidenciar si tenemos dominio propio o no. Así que nos recuerda la sabiduría en saber decir que «no» a más comida.
4. Recuerda que Jesús vino para hacernos libres del pecado
Es importante identificar la glotonería o la gula como lo que es: un pecado delante de Dios. Si no vemos este y otros pecados como una ofensa grande ante Dios, no los abandonaremos, menospreciando así el sacrificio de Jesús en la cruz.
¿Qué tal si este año en vez de comer doble porción de comida, compartes esa segunda porción con alguien que no tiene?
Debes saber que, si creíste en el evangelio y te arrepentiste de tus pecados, entonces Dios te ha hecho libre de la esclavitud del pecado, incluyendo el pecado de la glotonería (cp. Dt 21:18-21 y Ro 13:13). Recuerda que, si celebras la Navidad, estás celebrando la libertad de la esclavitud del pecado; por lo tanto, no uses esa libertad como una ocasión para la carne; en lugar de ello, sirve a otros por amor (Gá 5:13).
¿Qué tal si este año, en vez de comer doble porción de comida, compartes esa segunda porción con alguien que no tiene?
5. Disfruta de los alimentos con gratitud
Dios creó todas las cosas para que disfrutemos de ellas. Él puso papilas gustativas en nuestras lenguas para poder distinguir entre la variedad de sabores que existen. Si esta Navidad tienes alimentos en tu mesa, sin importar si son platillos muy elaborados o un plato de comida sencilla, la voluntad de Dios es que le agradezcas por Su provisión (1 Ts 5:18).
Como conclusión, si centramos nuestra Navidad en Cristo, en Sus atributos, Su poder y autoridad sobre nuestra vida, y no en nosotros y en nuestras propias pasiones y deseos pecaminosos, disfrutaremos de nuestra cena sin ninguna clase de culpa o remordimiento. En vez de esto, comeremos con gratitud a nuestro Rey por Sus incontables misericordias: no solo en Navidad, sino cada día de nuestras vidas.
¡Gracias a Dios por Su glorioso evangelio que nos renueva cada día!