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Nota del editor: 

Recientemente, Joshua Harris, autor del éxito de ventas Le dije adiós a las citas amorosas, anunció su divorcio y renuncia al cristianismo. En este artículo, cuatro de sus amigos reflexionan al respecto.

Para este momento, la mayoría de nuestros lectores han escuchado la noticia de que Joshua Harris no solo se ha separado de su esposa, sino que ya no se considera cristiano. Muchos ya han comentado sobre la aparente apostasía de Harris (por nuestra parte, todavía estamos orando para que esto sea un desvío del camino y no un abandono final).

Algunos han tomado esta noticia como un reflejo del espíritu de nuestra época, otros como un momento de profunda tristeza para Harris y para aquellos a quienes perjudicó, y otros como una acusación del movimiento “jóvenes, inquietos, y reformados” (Young Restless Reformed) del cual Harris formó parte. Hay mucho que decir sobre cada uno de estos ángulos. Pero antes de aventurarnos a pensar en el panorama general, pintemos un retrato más personal.

Nos daría una gran alegría ver a nuestro amigo regresar al evangelio que proclamó, a la Biblia que afirmó, y al Jesús que ofreció a otros.

Conocemos a Josh desde hace casi 15 años. Hemos estado con su familia. Hemos estado en su casa. Hemos estado en su iglesia. Hubo un tiempo en que éramos bastante unidos, puesto que un grupo de nosotros, hombres (entonces) jóvenes, nos reuníamos semiregularmente para orar, alentarnos, y simplemente pasar el rato. Si bien no sabemos lo que Josh podría pensar de nosotros (han pasado varios años desde que estuvimos en contacto), recordamos a Josh como una persona perpetuamente amable, cálida, carismática, y sincera.

Es por eso que mantenemos la esperanza de que la fe que vimos en él y escuchamos de él no era espuria. Nos daría una gran alegría ver a nuestro amigo regresar al evangelio que proclamó, a la Biblia que afirmó, y al Jesús que ofreció a otros.

Una palabra de precaución

Ciertamente no hay nada de malo en agregar comentarios públicos a una historia pública, y cuando Josh anunció su desconversión en Instagram, la convirtió en una historia pública. Tampoco hay nada de malo en buscar temas más grandes y extrapolar tendencias más amplias a partir de incidentes individuales. Ya ha habido, y probablemente continuará habiendo, una proliferación de reportes y reflexiones sobre la trayectoria reciente de Josh, desde renunciar al libro Le dije adiós a las citas amorosas, hasta separarse de su esposa y rechazar la etiqueta de cristiano por completo.

Sin embargo, nuestro comentario aquí es una palabra de precaución. Si bien algunas reflexiones básicas pueden justificarse, debemos ser cautelosos a la hora de emitir juicios radicales, tanto corporativos como personales.

Corporativamente, es demasiado simplista tomar una deserción y decir: “Mira, eso es lo que está mal con X”. El problema es que X generalmente es lo que la persona quiere que sea. En este caso podría ser: la educación en el hogar, la fama a temprana edad, el neocalvinismo, el movimiento carismático, la cultura de la pureza, Gracia Soberana, la falta de educación en el seminario, o todo lo anterior. O ninguno de lo anterior. Las personas son moldeadas por miles de momentos y toman sus decisiones por cientos de razones. La lógica que dice: “esta cosa mala es el resultado de este fenómeno cultural que no me gusta” es un argumento fácil de formular e imposible de refutar.

Si bien algunas reflexiones básicas pueden justificarse, debemos ser cautelosos a la hora de emitir juicios radicales, tanto corporativos como personales.

Lo que vale la pena explorar en este caso, y podemos decir que ya ha generado durante muchos años una reflexión profunda en nosotros, es la razón por la cual varios hombres jóvenes que en algún momento estuvieron estrechamente asociados con The Gospel Coalition se han visto obligados a salirse del ministerio. Nuestra conclusión principal es que en años pasados nuestra tribu se apresuró a elevar a hombres dotados sin darles el tiempo suficiente para demostrar su fidelidad a largo plazo. Pero incluso en eso, destacaríamos que las crisis públicas siempre reciben más atención que decenas de hombres jóvenes que han continuado sirviendo al Señor en silencio con una madurez creciente.

Finalmente, una palabra de precaución en el lado personal de las cosas. Sin duda, ha habido una gran cantidad de decisiones (y podríamos decir deserciones) en el alma de Josh en los últimos años. No sabemos los detalles de lo que ha sucedido. No conocemos las conversaciones, las lágrimas, el posible dolor, las posibles concesiones. No sabemos qué podría decir la próxima publicación de Instagram de Josh. Solo podemos imaginar el dolor que esto ha causado a la familia de Josh y a los amigos más antiguos que probablemente están consternados por la trayectoria actual. Cuando se trata de teorías confiadas de lo que salió mal, debemos caminar con cuidado.

Nuestra esperanza es que podamos jactarnos una vez más en la cruz con nuestro viejo amigo. Por lo menos, esperamos que recorra este nuevo camino con un poco más de precaución. El divorcio y la “deconstrucción” son confusos. Son dolorosos. Son desestabilizadores. Parece mejor, por lo tanto, mantenerlo en gran medida fuera del ojo público. Instagram parece ser un vehículo pobre para una autoevaluación honesta. La transparencia, sobrevalorada en nuestros días, es ciertamente menos optimista cuando no estamos seguros de quiénes somos o en qué nos convertiremos.

Mantener el amor de Dios

Si bien lamentamos la decisión de Josh (y se lo hemos dicho), no estamos sin esperanza (y eso también se lo hemos dicho). Continuaremos invocando al Dios de la misericordia soberana, el Dios que Josh una vez ensalzó, y el Dios que aún se sienta en el trono.

Oramos por nuestro amigo, por nuestras iglesias, y por nosotros mismos, para que podamos mantenernos en el amor de Dios (Jud. 21), así como Dios nos guarda de tropezar (Jud. 24).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Joshua Harris en Instagram

 

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