Hay una pregunta común rodeando las familias en esta época del año. No importa la forma en la que contestes, puede que te sientas incómoda con la pregunta:
¿Tu familia hace todo eso de «Santa»?
Detrás de esta pregunta hay muchas otras. ¿Somos una mala familia si lo hacemos? ¿Somos una familia exagerada si no lo hacemos? ¿Estamos demasiado influenciados por nuestra cultura? ¿Somos legalistas? A cualquier conclusión a la que lleguemos, es fácil formar opiniones fuertes. Mi respuesta puede rápidamente ganar la amistad de aquellos que estén de acuerdo conmigo o rápidamente volverme un monstruo con aquellos que no.
Crecer con Santa
Mi esposo y yo crecimos con la tradición de Santa. Dejábamos las galletas y la leche y anticipábamos ver los cuernos de los renos y la abundancia de golosinas que envolvían el árbol de Navidad por la mañana. Así que cuando llegó el momento de decidir cómo manejaríamos la Navidad con nuestros propios hijos, me sorprendió el descubrir lo mucho que teníamos que tener en cuenta.
Voy a admitirlo, entré en la paternidad suponiendo que mantendríamos todas nuestras tradiciones. Yo quería que mis hijos repitieran todos los mágicos recuerdos de mi niñez. Pero mi marido no estaba seguro. Su instinto fue en contra de Santa completamente. Así que allí estábamos, dos padres que amaban a Jesús, en páginas opuestas, y con muchas preguntas.
¿Pueden Santa y Jesús co-existir de manera pacífica en nuestro hogar? ¿Los requisitos de conducta de Santa envían un mensaje contrario a la oferta de gracia inmerecida de Jesús? ¿Cuando nuestros hijos se den cuenta de que Santa es algo de fantasía, van a preguntarse lo mismo acerca de Jesús? ¿Eliminar a Santa de nuestra celebración condena a nuestros hijos al escarnio público y les roba una gran experiencia infantil? ¿Qué pasaría si nuestros hijos se convierten en los niños que arruinaron “la tradición de Santa” para todas aquellas familias que aman a Santa?
Este no es un artículo destinado a convencerte de por qué debes o no debes participar en todo lo que se trate de Santa, duendes, y renos. En lugar de ello, mi objetivo es animarte a que pienses y ores por todo aquello que haces en tu casa. Como creyentes, estamos llamadas a vivir contracultura, rechazando la conformidad con los patrones de este mundo (Ro. 12:2). Si no nos detenemos a examinar nuestros corazones en esta área, nuestras celebraciones pueden verse lentamente moldeadas por la corriente cultural del momento.
Este es mi llamado: No vayas en piloto automático y repitas tradiciones solo por amor a ellas. En lugar de eso, diseña cómo tu familia celebrará el nacimiento de Jesús y así tus tradiciones plantarán, regarán, y fortalecerán la fe de tus hijos, y magnificarán su adoración hacia Dios en los años venideros.
Al considerar específicamente si incluirás o no la tradición de Santa en tu familia, aquí hay tres preguntas que debes considerar:
1. ¿Tú o tu esposo tienen alguna duda u objeción moral sobre incluir a Santa?
Quizás veas a Santa como un símbolo de esperanza y generosidad. O tal vez estás del lado de la señora de la iglesia que piensa que “Santa” y “Satanás” tienen mucho en común. O tal vez sientes que “la tradición de Santa” alimenta la comercialización de la Navidad.
¿Te molesta cómo la narrativa de Santa despierta la codicia en tus hijos? ¿Mantenter la historia de Santa se siente como mentir? Romanos 14:5 dice que debemos estar cada uno convencidos en nuestra propia mente al considerar las cuestiones debatibles.
2. ¿El incluir la tradición de Santa quita el foco de Jesús?
Digamos que hayas pasado las objeciones morales. También es importante tener en cuenta, ¿quién tiene más tiempo en escena en tu casa: Santa o Jesús? Mientras que las Escrituras guardan silencio sobre Santa, invierten una gran cantidad de tiempo anticipando al Mesías y regocijándose en su venida.
En mi familia, el tiempo y los recursos son siempre limitados. Solo tengo breves ocasiones para formar momentos especiales. Así que he aprendido el valor de preguntar no simplemente lo que debo incluir, sino también qué enfatizar.
¿De qué manera se hace hincapié en la historia milagrosa de la encarnación en tu casa? También vale la pena preguntarse si tus hijos son capaces de escuchar, procesar, distinguir, y reflexionar sobre las historias de ambos, Santa y Jesús. ¿Pudieras estar enviando mensajes contradictorios durante esta temporada de adviento?
Ya sea que incorpores o no la tradición de Santa en las celebraciones de Navidad, decide priorizar la historia de la Biblia y el aspecto más importante de la temporada.
3. ¿Haces a Jesús central en tu familia durante todo el año?
Hace poco hablé con una madre que ama a Jesús y ha llevado la tradición de Santa con sus hijos durante años. Confesó que en los primeros días de crianza de sus hijos ella no puso mucha atención en su decisión de incluir a Santa. Pero esta amiga y su esposo intencionalmente discipulan a sus hijos en una relación con Jesús durante los 12 meses del año. Cuando diciembre está por llegar y ellos leen en pijamas “La noche antes de Navidad” como una familia, la persona y obra de Cristo ya ha recibido mucho más cobertura a lo largo del año de lo que Santa lo ha hecho en unos pocos días.
El problema viene cuando Jesús es ignorado en gran manera durante todo el año, y luego su narración del nacimiento se rocía una o dos veces al lado de una historia más grande que la vida de Santa.
Una historia mucho mayor
Mi marido y yo hablamos y oramos con relación a todas estas preguntas. Al final, decidimos no incluir la tradición de Santa. Luego de doce años, puedo dar testimonio de que no ha significado escatimar las tradiciones o la anticipación o la emoción o la diversión. Ciertamente se ve diferente para los espectadores y ha dado lugar a algunas conversaciones incómodas, pero eso está bien. Estamos contentos con la elección que hicimos.
En última instancia, la creación de las tradiciones navideñas es una cuestión de conciencia (Ro. 14). Hay libertad para estar en desacuerdo. Pero todos podemos estar de acuerdo en esto: la historia de Dios haciéndose hombre, viniendo en debilidad para redimir a su creación rota, es la más gloriosa historia jamás contada. Merece nuestra atención cautiva, cada día de cada año.
Así que si tú decides llevar la “tradición de Santa”, sé intencional en elevar los elementos de la Navidad que tienen un valor eterno.