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¿Qué opinas de la manera en que se interpreta la Biblia en los siguientes ejemplos?

  • La historia en la que Rebeca sacó agua del pozo y se encontró con el siervo de Abraham (Gn 24:10-27) tiene un significado «espiritual», más allá del sentido literal, el cual nos enseña que debemos acudir diariamente a los pozos de la Escritura para encontrarnos con Cristo.
  • La afirmación: «De Egipto llamé a mi hijo» (Os 11:1) se refiere al pueblo de Israel, que ha sido salvado por Dios, pero que persiste en su pecado. Sin embargo, Mateo 2:15, al indicarnos que José llevó a María y Jesús a Egipto para salvarlos de Herodes, ve en ella el cumplimiento del verdadero Hijo que obedece al Padre plenamente. De modo que Israel, como hijo de Dios, anticipa al Hijo verdadero.

Aquí vemos dos métodos de interpretación que presentan diferencias importantes, y la manera que utilicemos para leer y estudiar nuestras biblias tendrá gran impacto en nuestra vida espiritual. El primer ejemplo utiliza el método alegórico de interpretación, mientras que el segundo hace uso de la tipología.

La distinción entre ambos métodos fue borrosa durante los primeros siglos de la iglesia. Sin embargo, en la actualidad sigue siendo necesario saber cómo distinguirlos. Aquí hay cuatro diferencias fundamentales que debes conocer y que pueden enriquecer tu lectura y estudio de la Palabra de Dios

1) La forma de considerar la historia

La interpretación tipológica se refiere a personas, eventos e instituciones del Antiguo Testamento (tipos) que tienen su significado en el contexto histórico en el que ocurrieron (lo que algunos académicos llaman el horizonte textual y la época), los cuales además tienen una función tipológica; es decir, apuntan hacia realidades más grandes que están por venir y que serán identificadas en el Nuevo Testamento (antitipo). Por eso la función tipológica de estas personas, eventos e instituciones está arraigada en el desarrollo de la historia de la redención.

Al respecto, el teólogo E. Earle Ellis señaló lo siguiente:

La tipología de los escritores del Nuevo Testamento representa el Antiguo Testamento como un relato de acontecimientos históricos y enseñanzas de las que surge el significado del texto [tipología] y no como un libro de metáforas que oculta un significado más profundo [alegoría] (The Typological Interpretation [La interpretación tipológica], p. x).

En cambio, la interpretación alegórica toma el texto literal como punto de partida, pero busca en él un significado «espiritual» oculto. Esta forma de interpretación a menudo se aleja de la historia misma del texto y de la historia de la redención. A diferencia de un tipo, una alegoría no necesita estar basada en hechos históricos, a los que toma como simples metáforas de un concepto «más profundo». Este es un error más común de lo que se piensa, como advierte Ellis:

Los eruditos bíblicos contemporáneos, por supuesto, no defienden la interpretación alegórica como tal. Sin embargo, algunos de ellos, en su desprecio del significado histórico del texto y en su uso de palabras, conceptos e historias bíblicas como símbolos o mitos para significados más profundos, manifiestan características esenciales de un enfoque alegórico (pp. x-xi).

2) La intención del autor

Otra diferencia importante entre estos dos métodos hermenéuticos es la relación que tienen con la intención del autor. Es decir, deberíamos ser capaces de señalar en el texto bíblico cuál es el desarrollo y cumplimento de una tipología o de una alegoría.

Por ejemplo, la interpretación alegórica no asume ni construye sus conclusiones de un pasaje bíblico desde la intención de su autor, ni se dirige necesariamente al cumplimiento de dicho pasaje en el progreso de la revelación divina. Además, la alegoría depende de algo externo a la intención del autor para su explicación,1 depende de la astucia de declarar arbitrariamente: «Esta palabra tiene este significado»,2 el cual es determinado por algo ajeno al texto. La interpretación alegórica considera que el texto tiene un significado más profundo, debe «decir algo más» de lo que se lee a primera vista.

La tipología, sin embargo, está determinada, dirigida y sostenida por lo que hay en el texto bíblico y su contexto. Existen por lo menos seis textos tipológicos explícitos en el Nuevo Testamento que dejan en clara evidencia la diferencia entre la tipología de las Escrituras y la interpretación alegórica (Ro 5:14; 1 Co 10:6, 11; He 8:5; 9:24; 1 P 3:21).

La tipología «no considera a las Escrituras como metáforas verbales que ocultan un significado más profundo (gr. jupónoia: suposición, conjetura), sino como relatos históricos de cuyo sentido literal surge el significado del texto».3

3) El progreso de la revelación

Una tercera diferencia entre estas dos formas de interpretación está relacionada con el progreso de la revelación de Dios. Esto significa que el plan de Dios registrado en las Escrituras no fue dado en su totalidad en un momento, sino que tiene un desarrollo en la historia de la revelación. Dios se reveló de manera progresiva hasta llegar a su clímax: Su revelación en Cristo (Heb 1:1-2).

Por eso Geerhardus Vos afirma:

No debemos imaginarnos que los santos del Antiguo Testamento pudieran leer en el Antiguo Testamento todo lo que nosotros podemos leer allí a la luz del Nuevo. Sin embargo, lo que leemos en él es claramente el propósito del Espíritu Santo, ya que no solo escribió las Escrituras del Antiguo Testamento para entonces, sino también para ahora (Reformed Dogmatics [Dogmática reformada], p. 39).

Por ejemplo, el propósito de Dios fue habitar en medio de los seres humanos. El Edén era ese lugar desde el principio en que Adán y Eva se encontraban con el Señor, pero después de que pecaron, fueron echados del huerto (Gn 3:23). Sin embargo, Dios no dejaría de cumplir dicho propósito.

Como bien lo dice el teólogo Desmond Alexander:

Génesis comienza contando cómo Dios crea una tierra, en la que coloca a una pareja humana, Adán y Eva. Esta primera tierra está diseñada para ser una residencia divina, porque aquí Dios tiene la intención de coexistir con la humanidad. Sin embargo, el plan divino para esta primera tierra pronto se interrumpe cuando la pareja humana, debido a su desobediencia, es expulsada de la presencia de Dios. La compleja historia que sigue se centra en cómo la tierra puede convertirse una vez más en un lugar donde pueden vivir Dios y la humanidad juntos (From Eden to the New Jerusalem [Del Edén a la Nueva Jerusalén], p. 4).

Por ello, el Señor mandaría más tarde al pueblo de Israel que se construya un tabernáculo. ¿Con qué propósito? Dios mismo lo especifica: «Que me hagan un santuario, para que Yo habite entre ellos…» (Éx‬ ‭25‬:‭8‬-‭9‬).‬‬

La intención de Dios es morar aún con la humanidad que creó, aunque en el Antiguo Testamento debía ser a través de un tabernáculo al que solo podían acceder los levitas, y solo  al sumo sacerdote se le otorgaba el privilegio de entrar al lugar santísimo para hacer expiación por el pueblo. Esto era así debido al pecado del ser humano.

Pero no siempre sería así, porque Dios daba promesas de habitar otra vez de manera plena con Su pueblo, y esto se hizo posible en Cristo, el verdadero y mejor tabernáculo, al que el anterior apuntaba (Jn‬ ‭1‬:‭14)‬‬. Como podemos ver, poco a poco la Biblia misma va esclareciendo el modo en que el Señor traerá a cumplimiento Sus propósitos redentores a través de Cristo.

Según el teólogo Brent E. Parker:

A diferencia de la alegoría, la tipología tiene un desarrollo y toma forma a medida que los autores bíblicos posteriores se basan en textos escritos anteriores con las conexiones tipológicas que progresan a lo largo de las etapas de la historia de redención. Los patrones tipológicos, entonces, se disciernen o detectan principalmente a través del progreso de la revelación.

La tipología, entonces, se establece de manera progresiva en el texto. Un tipo bíblico y legítimo, por tanto, depende de las correspondencias y los patrones en la historia redentora que se vinculan y escalan o se intensifican hasta la llegada del cumplimiento (antitipo) en la persona y obra de Cristo. Esto es diferente a la interpretación alegórica, que no toma en cuenta, necesariamente, la historia progresiva de la redención para sostener sus conclusiones.

4) El carácter profético

En cuarto lugar, la tipología muestra una mayor relación con la profecía bíblica que la alegoría.4 De hecho, muchos eruditos clasifican a la tipología como una forma de profecía indirecta. Esto es así porque la tipología toma forma a medida que los autores y profetas bíblicos de diferentes épocas se basan en textos anteriores, de modo que las conexiones tipológicas progresan en la historia redentora hasta hallar su cumplimiento en el Nuevo Testamento.

El teólogo G. K. Beale observa lo siguiente:

[La tipología] indica el cumplimiento de las insinuaciones proféticas indirectas de acontecimientos, personas e instituciones del Antiguo Testamento en Cristo, que ahora es la expresión final y climácica de todo lo que Dios quiso idealmente a través de estas cosas en el Antiguo Testamento.5

Para comprender mejor el carácter profético de la tipología es importante ver la diferencia entre la profecía verbal y la profecía encarnada. El estudioso Dennis E. Johnson señala:

La diferencia entre la profecía verbal y la profecía encarnada estriba en que esta última se refiere a la tipología, que es la promesa a través del evento y está estrechamente relacionada con la promesa a través de la palabra (profética) (Him We Proclaim [A Él proclamamos], p. 207).

Es decir, las profecías verbales son aquellos anuncios predictivos sobre cierto evento o persona que habrá de venir o cumplir cierto rol (p. ej. Gn 3:15; 22:18; 49:10; Dt 18:15; 2 S 7:12; Is 7:14; 53:1-12).

En este caso, la profecía encarnada o tipología bíblica son esos patrones que se van intensificando a medida que avanza el plan redentor de Dios en el tiempo hasta llegar a su cumplimiento (p. ej. los profetas, los sacerdotes, los reyes, los sacrificios, el tabernáculo).

El oficio sacerdotal del Antiguo Testamento es un ejemplo claro de profecía encarnada. Los sacerdotes estaban a cargo de ministrar en el tabernáculo y el templo, e interceder por el pueblo delante de la presencia de Dios (Nm 3:8). Pero todos ellos eran un tipo del mejor y verdadero sacerdote: Cristo (He 5:1-10:11).

La función sacerdotal de estos líderes religiosos era necesaria para su tiempo, pero una vez que vino el cumplimiento, es decir, el verdadero Sacerdote, el sacerdocio antiguo quedó obsoleto. Pues solo era una sombra (tipo) de lo que habría de venir (antitipo). Esto puede llamarse, entonces, profecía encarnada.

Maravillados por la Palabra de Dios

Estas características deberían ser suficientes para distinguir la interpretación alegórica de la tipología que se encuentra en la Palabra de Dios. Por eso es posible afirmar con certeza que la interpretación alegórica de las Escrituras y la tipología bíblica son entidades literarias claramente distinguibles.

Maravillémonos y valoremos el hecho de que nuestro Dios soberano orquestó, diseñó y guió Su revelación especial de manera tan sabia, unificada y redentora para que nosotros pudiéramos ser beneficiados en Cristo.

¡Gloria a Dios!


1. Stephen J. Wellum, El Dios encarnado (2022), p. 92.
2. Kevin J. Vanhoozer, Is There a Meaning in This Text? (1998), p. 119.
3. E. Earle Ellis, The Old Testament in Early Christianity Canon and Interpretation in the Light of Modern Research (1991), p. 106.
4. Ibid, p. 62.
5. G. K. Beale, Did Jesus and His Followers Preach the Right Doctrine from the Wrong Texts? (1994) p. 396.
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