Martín Lutero no estuvo solo hace 500 años. Y no está solo hoy. Para marcar los 500 años de la reforma, Desiring God preparó una serie con un artículo nuevo cada día por el mes de octubre a través de personajes claves de este evento.
Un radical entre radicales, la visión de Conrad Grebel para la iglesia es una que es familiar para la mayoría de los evangélicos actualmente. Pero en su tiempo causó que se convirtiera en un exiliado, no solamente del Catolicismo Romano, sino también entre los reformadores.
Grebel nació en 1498, en una familia prominente en Zúrich. En 1524, su carrera universitaria aparentemente prometedora comenzó en Basel. Pero todo empezó a salirse de control cuando sus diferencias de opinión con su maestro, su peleas, y su manera inmoral de vivir causaron que su padre ya no le diera dinero. Castigado, volvió a su hogar en Zúrich, donde se hizo amigo de un grupo de humanistas que estudiaban la Biblia en griego, hebreo, y latín bajo de la instrucción de Ulrico Zuinglio.
En algún momento después de su tiempo con Zuinglio, la vida de Grebel cambió. Se casó con una mujer de una clase social inferior a la suya —lo cual resultó en más distancia entre él y su familia— y fue convertido, lo que fue evidenciado por un cambio drástico en su estilo de vida. No pasó mucho tiempo antes de que Grebel se volviera uno de los partidarios más entusiastas de Zuinglio y se ganara la reputación de ser un talentoso testigo del evangelio.
La disputa y el desprestigiado
Pero solamente pasó poco más de un año cuando, en octubre de 1523, una división empezó de emerger entre los dos hombres. ¿Por qué? La misa. En una disputa pública, los dos hombres estuvieron a favor de abolir la misa, pero cuando Zuinglio vio que los hombres del consejo municipal no estaban listos para ir tan lejos, él cedió. Esto era impensable para Grebel, quien creía que lo que se enseña claramente en la Palabra de Dios debe ser obedecido sin retraso. Ambas partes se sintieron traicionadas: Grebel sintió que Zuinglio accedió a hacer lo que había condenado como abominable (continuar ofreciendo la misa), y Zuinglio sintió que Grebel estaba siendo malagradecido y demandante.
Esta disputa nos deja ver una de las más grandes diferencias entre Grebel y los principales reformadores: ¿A quién responde la Iglesia? Grebel estaba convencido de que los hombres del consejo municipal no debían tener autoridad sobre la iglesia y sus prácticas; aun más, no deben tener autoridad sobre la Palabra de Dios misma. Por el otro lado, no creía que la iglesia debiera tener autoridad sobre el estado, y se opuso al diezmo obligatorio y cosas similares. Las semillas de la separación entre la iglesia y el estado estaban germinando. Para nosotros, esta separación es tan familiar como el aire que respiramos; para ellos, fue revolucionario.
Una tina católica romana
La gota que derramó el vaso en la asociación de Grebel con los principales reformadores tuvo que ver con el bautismo de infantes. Grebel esperaba que quizá Zuinglio estuviera de acuerdo con su convicción de que solamente los adultos creyentes deben ser bautizados, pero no lo estuvo.
El 17 de enero de 1525, Zuinglio llamó a un debate público para forzar el asunto. Grebel fue acompañado por Felix Manz y George Blaurock en el lado del bautismo de creyentes. Al final, el consejo municipal estuvo de acuerdo con Zuinglio y demandó que el grupo de Grebel ya no se reuniera en sus estudios bíblicos. También ordenaron que todos los infantes que no habían sido bautizados fueran traídos para el bautismo o serían exiliados. La hija de Grebel tenía dos semanas y, en las palabras de Grebel, “[Ella] todavía no había sido bautizada en una tina católica romana”. Y eso no pasaría mientras Grebel viviera… lo cual no sería mucho tiempo.
Unos pocos días después del debate, Grebel se reunió con los radicales exiliados en la casa de Felix Manz, y llevó a cabo el primer bautismo de un adulto en Blaurock, un hombre casado que antes había sido sacerdote. Durante los meses siguientes, Grebel predicó el evangelio de “arrepiéntete y sé bautizado” en St. Gall, y alrededor de 500 personas respondieron e hicieron justamente eso.
Grebel fue arrestado y encarcelado en octubre de 1525. Después de escapar de la cárcel el año siguiente, continuó predicando el evangelio hasta que murió de la plaga unos pocos meses después.
Predique y obedezca
La fuerza detrás de las acciones y reformas doctrinales de Grebel puede ser resumida de esta manera: predique y obedezca la Palabra sin reservas. En sus propias palabras,
“Busca de todo corazón predicar solamente la Palabra de Dios sin temor; establecer y defender solamente las prácticas divinas; estimar como bueno y justo solamente lo que puede ser encontrado claramente en las Escrituras; y rechazar, odiar, y maldecir todas las maquinaciones, palabras, prácticas, y opiniones de los hombres, aun las tuyas”.
Incluso si resulta en el exilio o algo peor.