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La adopción no es un acto de caridad y no se parece a un voluntariado. Hacer este pacto con otro ser humano tiene implicaciones más anchas y profundas. Aunque el pacto de la adopción simboliza nuestra propia adopción por Dios, adoptar a otro ser humano no es un mandato para todo seguidor de Cristo. Aun así, muchos cristianos han sido sensibilizados y están orando para identificar si deben adoptar a un niño o a un adolescente. Están pidiendo consejo y calculando sabiamente el costo para dar su «sí».

En ese trabajo de identificar las razones correctas y las excusas que empañan el proceso de decisión, los cristianos siempre debemos regresar al carácter de Aquel que nos llama a hacer cosas difíciles.

El reto de la adopción

El hogar es el ambiente más íntimo que existe. En la iglesia o en el trabajo nos mostramos presentables y, aunque a veces permitimos que otros vean las partes desordenadas de nosotros, casi siempre tratamos de mostrar lo mejor y más arreglado. Con la familia es diferente: permitimos que las murallas sociales se relajen para actuar como realmente somos.

Al ser un espacio seguro, no lo abrimos a cualquier persona, y creo que esta es una de las excusas más frecuentes para no querer adoptar.

Quien es adoptado llega al hogar después de perderlo todo, así que necesita a cristianos conscientes y maduros, dispuestos a pagar el costo

Ciertamente, la adopción tendrá consecuencias para ti. La adopción será una carga en tu matrimonio, para tus finanzas, y probablemente desestabilizará tu hogar. Después de un tiempo de «luna de miel», tendrás que lidiar con los comportamientos de un niño que aprendió a rechazar para sobrevivir. Además, tendrás que aprender nuevas formas de disciplinar y amar. Aunque no serás responsable del trauma que tu nuevo hijo o hija vivió, tendrás que interactuar con todo lo que ese trauma implica.

Sé que no estoy haciendo un buen trabajo vendiéndote la idea de adoptar. Pero lo digo así porque sé que hay demasiado valor en juego. El portador de la imagen de Dios que será injertado en tu familia estará llegando a tu hogar después de perderlo todo, así que necesita que seas un cristiano consciente y maduro, dispuesto a pagar el costo.

Adoptamos porque es un llamado

Cuando pienso en las excusas que damos para adoptar, pienso también en las excusas que damos para no seguir a Cristo. Por ejemplo, recuerdo al hombre que pidió permiso para enterrar a su papá antes de seguir a Jesús. La conversación fue así:

A otro [Jesús] le dijo: «Ven tras Mí». Pero él contestó: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». «Deja que los muertos entierren a sus muertos», le respondió Jesús; «pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios» (Lc 9:59-60).

Antes, cuando leía este pasaje, sentía que Jesús era muy duro con este señor, pues él aceptó Su invitación de seguirlo, pero tenía una razón que me parecía bastante justificable para posponer el viaje. No obstante, con el tiempo he aprendido que cuando se trata de las invitaciones que Dios nos hace, Él está buscando nuestra respuesta obediente a pesar de la lógica que nuestras mentes puedan fabricar.

Muchos niños y adolescentes piden a Dios pertenecer y ser injertados en una familia. ¿Será que tú eres la respuesta a una de esas oraciones?

En los países donde vivimos, hay cientos de niños y adolescentes esperando ser adoptados. Muchos de ellos están pidiendo a Dios que cumpla este deseo de pertenecer y ser injertados en una familia. ¿Será que tú eres la respuesta a una de esas oraciones?

Puede haber muchos inconvenientes al adoptar pues, cuando abres tu hogar a un niño o adolescente por medio de la adopción, abres tu corazón a un ser humano que ha sido abandonado y lastimado. Las consecuencias son muchas, pero si Dios te está llamando a hacerlo, ¿existe una excusa aceptable?

Adoptamos mientras seguimos a Jesús

Si ves más allá de las excusas que podrías dar, verás el reflejo del mismo evangelio en la belleza y complejidad de la adopción. Si sientes que no eres suficiente, estás en lo correcto. Si sabes que no mereces el amor que recibes, vas por buen camino. Si has escuchado que para ganar la vida la tenemos que rendir, estás construyendo algo que podrá aguantar las tormentas venideras.

Cuando las excusas surjan como razones lógicas, recuerda que el sacrificio de Jesús no era lógico ni razonable a ojos humanos. Él estuvo dispuesto a entregar su vida porque fijaba Su vista en quien sostiene todo. Nosotros tenemos la misma oportunidad de elevar nuestros ojos más allá de la perspectiva de ganancias y pérdidas, para anclar nuestra esperanza en Aquel que nos creó para ser Sus hijos.

Las excusas para no adoptar abundan, pero si Dios te está llamando hacerlo, quizá no será la decisión más «lógica» que tomes. Si Dios está en esto, Él proveerá todo lo que necesitas para caminar en obediencia, abriendo la puerta de tu corazón a un niño que lo ha perdido todo. Nosotros no seremos el evangelio para ellos, pero sin duda lo viviremos junto a ellos.

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