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El viernes 14 de abril de 2023, el movilizador de misiones George Verwer, de 84 años, fue a estar con su Señor y Salvador tras una batalla de dos meses contra el cáncer de sarcoma. Le sobreviven su esposa, Drena, y sus tres hijos, Ben, Daniel y Christa.

Infancia

George Verwer Jr. nació el 3 de julio de 1938 en Ramsey, Nueva Jersey, de padres inmigrantes holandeses que amaban a su hijo, le proporcionaron un hogar estable y no fueron demasiado estrictos.

La vida era divertida y George procuraba vivirla al máximo. No recordaba haber tenido un solo día infeliz en su infancia. En la escuela primaria se consideraba un gran atleta, aunque no era lo bastante bueno para entrar en el equipo de atletismo de la secundaria.

Su malicia empresarial se hizo patente a una edad temprana. Era el tipo de niño que una vez prendió fuego al bosque local, pero que también montó su propio negocio de extintores junto con su negocio de venta por correo de sellos. En un momento dado, ideó un plan para comprar y luego vender revistas femeninas con ánimo de lucro, aunque nunca llegó a hacerlo. Estaba en contra de la bebida, pero le encantaba salir y bailar, quedándose despierto a todas horas de la noche escuchando la música más actual de los años cincuenta. Tuvo muchas novias, pero quería ser «limpio» y no ir demasiado lejos. Siempre tenía algo ingenioso que decir y era capaz de hacer reír a todos sus compañeros. Todos los años volvía a casa con un montón de dinero en la «Goosey Night» (la noche antes de Halloween), en la que se rompían ventanas y se robaban cosas.

Conversión

Si a George le hubieran preguntado si era cristiano, probablemente habría respondido que sí. Los domingos, su madre lo llevaba a la congregación local de la Iglesia Reformada de Estados Unidos (su padre, incrédulo, se quedaba en casa), pero él no escuchaba predicar la Biblia desde el púlpito de esta congregación convencional. Le parecía más un club social que otra cosa.

Pero alguien empezó a orar por George. Dorothea Clapp y su familia vivían al otro lado de la calle de la escuela secundaria, y su hijo Danny había sido el presidente del Consejo Estudiantil durante el primer año de George. Durante diecisiete años la Sra. Clapp oró fielmente para que los estudiantes de Ramsey High conocieran al Señor. Cuando George Verwer, estudiante de segundo año, apareció en su radar, lo puso en su lista de oración (ella la llamaba «la lista del Espíritu Santo») y oró para que confiara en Cristo y se convirtiera algún día en misionero. Tenía un Evangelio de Juan, distribuido por la Liga del Testamento de Bolsillo, y se lo envió por correo como regalo. George lo leía de vez en cuando a lo largo del año, pero sin mucho efecto.

Un día estaba en la tienda, buscando una de esas revistas para chicas, cuando vio una en la que aparecía el evangelista Billy Graham, de 35 años. George tomó la revista, leyó el artículo y se dio cuenta de que Graham era alguien especial.

En la primavera de 1955, un hombre que vivía en la misma calle que George le invitó a asistir a un evento en la ciudad de Nueva York, donde Graham sería el invitado para hablar en el mitin del 15º aniversario de Word of Life (Palabra de Vida) en el Madison Square Garden, organizado por el fundador de Word of Life y evangelista Jack Wyrtzen.

Así que el 3 de marzo de 1955, George y varias personas más —entre ellas una chica de su escuela secundaria y de la escuela dominical— se subieron a un autobús e hicieron el viaje de 50 kilómetros hasta el Madison Square Garden de Manhattan.

Cuando George subió al autobús aquel jueves por la tarde, no pensaba en convertirse en cristiano. Pero al final del sermón de Graham, este lanzó una invitación, exhortando a sus oyentes a venir y tomar una decisión por Cristo. Pero George no se movió. Cuando otros empezaron a caminar por el pasillo, Billy siguió implorándoles que vinieran mientras sonaba de fondo un himno como «Tal como soy». George empezó a sentir convicción por su pecado y a percibir que estaba perdido. El pensamiento era abrumador en su mente: «Esta es la verdad; mi búsqueda ha terminado; esto es lo más importante de la vida». Tanto él como la chica con la que estaba caminaron esa noche para confiar en Cristo. Su vida nunca volvería a ser la misma.

George experimentó la tentación en la fe casi de inmediato. Cuando salían del Madison Square Garden esa noche como creyentes nacidos de nuevo, un miembro de una banda callejera le dijo algo a George, y este le contestó. El tipo procedió a derribar a George. Un líder de la banda apareció y le dijo a su miembro que se retirara, George sintió la gracia del Señor. George diría más tarde que la «lujuria de los ojos» a menudo le había derribado en la vida, pero que el Señor siempre le había guardado y sostenido.

No fue hasta unos días más tarde que George sintió plena seguridad, mientras caminaba por un campo para subir al autobús para ir a la escuela, habiendo sido ayudado por el conocido folleto de George Cutting, Safety, Certainty, and Enjoyment for the Christian [Seguridad, certeza y gozo para el cristiano]. Luego leyó el bestseller de Billy Graham, Peace with God: The Secret of Happiness [Paz con Dios: El secreto de la felicidad] (publicado en 1953), y recibió gran parte de su base teológica de los sermones y las publicaciones de Graham.

Evangelista

Cuando Dios convirtió a George Verwer, no solo hizo una nueva creación, también creó un evangelista. En su último año fue elegido Presidente del Consejo Estudiantil, y utilizó este cargo para distribuir mil ejemplares del Evangelio de Juan. También empezó a regalar libros cristianos, una costumbre que mantuvo durante casi setenta años. Regaló personalmente cientos de miles de libros, con la esperanza de alcanzar el millón de ejemplares personales repartidos. Por la gracia de Dios, George vio a varios compañeros aceptar al Señor gracias a su pasión por llamar a otros a abrazar las buenas nuevas.

Misionero

Tras graduarse de la secundaria, asistió a Maryville College, una universidad cristiana privada en Tennessee. El primer semestre se le ocurrió una idea: quizá podría volver a la secundaria de Ramsey durante las vacaciones de Navidad y organizar una reunión en su antigua escuela. Sorprendentemente, la escuela secundaria pública accedió, y el auditorio se llenó con seiscientos estudiantes. George Verwer Sr. asistió incluso para apoyar el nuevo proyecto de su hijo.

Cuando llegó el momento de llamar a sus oyentes a la fe, George se sorprendió al ver que ciento veinticinco estudiantes se levantaban, profesando su deseo de seguir a Cristo. Lo más sorprendente de todo fue que George padre estaba entre ellos. Su padre se había convertido en su hermano.

Más tarde ese mismo año, George se sorprendió al enterarse de que siete de cada diez personas en México no tenían acceso a las Escrituras. La solución parecía obvia para George: tenía que ir allí y llevarles la Palabra. Su amigo Dale Rhoton dijo que oraría con George al respecto. Después de orar juntos unos minutos de rodillas, George se volvió hacia Dale y le preguntó: «Bueno, ¿estás listo para ir?». Dale respondió: «George, lleva más tiempo que eso». George estaba desalentado y confundido: «¿Por qué la gente tarda tanto en verlo?».

En el verano de 1957, George y Dale, junto con su amigo Walter Borchard —cada uno de dieciocho años de edad— vendieron sus posesiones, cargaron una camioneta Dodge de 1949 con veinte mil folletos y diez mil copias del Evangelio de Juan en español, y viajaron a México. Llamaron a su ministerio «Send the Light» (Envía la Luz) y se constituyó legalmente al año siguiente. Regresaron a México en los veranos de 1958 y 1959.

Para entonces, George se había trasladado al Instituto Bíblico Moody de Chicago. Conoció y se sintió atraído por una joven llamada Drena. Durante su primer encuentro, le dijo: «Probablemente no va a pasar nada entre nosotros, pero voy a ser misionero, y si te casas conmigo, probablemente acabarás siendo devorada por caníbales en Nueva Guinea». Se casaron en Milwaukee en 1960, después de que George se graduara. Se saltaron la luna de miel y se fueron directamente a México a las misiones. Se comprometieron a no gastar dinero. Cuando llegaron a Wheaton, George ofreció su pastel de bodas al empleado de la gasolinera a cambio de gasolina. El empleado, que era cristiano, llenó el depósito y les dejó quedarse con el pastel. Pero en la siguiente parada, el empleado les quitó el pastel a cambio de un depósito de gasolina. Llegaron a México sin gastar un centavo.

Operación Movilización

En 1960, George y sus amigos dirigieron su atención a Europa, con el objetivo de movilizar a las iglesias locales para llevar a cabo misiones globales dirigidas por misioneros locales en lugar de extranjeros. En 1963, ampliaron su labor a la India y Medio Oriente, y en 1970, el ministerio —ahora llamado Operación Movilización (OM)— compró su primer barco.

En la actualidad, OM está presente en más de ciento cuarenta países (incluidos Latinoamérica, Asia Central, los antiguos estados soviéticos, Oriente Medio y Europa). Cuentan con unos tres mil quinientos trabajadores y se calcula que más de doscientos cincuenta mil personas han participado en alguna actividad de OM.

Capítulo final

George Verwer dejó la dirección de OM en 2003, a la edad de sesenta y cinco años. Pero no se «jubiló». Incluso a sus setentas y ochentas años, Verwer tenía la energía de alguien con la mitad de su edad. Llevaba su característica chaqueta con forma de globo terráqueo y hablaba junto a (y a menudo sosteniendo) un globo inflable del mundo como ayuda visual, tratando de motivar a los estudiantes para que leyeran, oraran, compartieran y se movilizaran. En un momento estaba dando saltos por el escenario, haciendo reír a su público, y luego, sin previo aviso, punzaba sus conciencias con la realidad de los no alcanzados que tan desesperadamente necesitan oír las buenas nuevas.

Legado

George Verwer fue un hombre que nunca se cansó de la bondad de las buenas nuevas. Su pasión era ver a todos los pueblos del mundo final y eternamente gozosos en Cristo.

Pocas personas en la segunda mitad del siglo XX han hecho más para movilizar en favor de los no alcanzados y los no involucrados, y pocos han equipado a más creyentes y no creyentes con literatura evangélica. Todo comenzó con una madre y vecina fiel que se comprometió a orar y a enviar a un estudiante el Evangelio de Juan, y continuó con un hombre de negocios que se arriesgó a invitar a un estudiante a una reunión evangelística, y siguió con un joven evangelista que predicó el mensaje de la cruz. Dios siempre se complace en utilizar la necedad de los débiles para realizar grandes cosas para la fama de Su nombre.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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