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Solo tenemos que estar vivos para sufrir. Por más duro que suene, esta es una verdad para todos nosotros y es tan cierta que incluso Jesús la afirmó: «En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo» (Jn 16:33).

Sin embargo, hay un ingrediente que la Biblia nos llama a buscar en medio de nuestra aflicción y que hasta pudiera parecer que no tiene ningún tipo de relación con nuestro sufrimiento: «Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Stg 1:5).

Este es un versículo que probablemente ya conoces y sueles citar ¿cierto? ¿Debes tomar una decisión importante? Pide sabiduría. ¿No sabes qué hacer en una circunstancia determinada? Busca sabiduría. Aunque sin lugar a dudas necesitamos sabiduría en todo nuestro caminar como creyentes, no solemos ver nuestra necesidad de sabiduría de la manera en la que Santiago la está presentando para nosotros en ese pasaje.

No sé si lo notaste, pero Santiago inicia con la conjunción «y» (1:5). Esto nos deja ver que lo que Santiago está diciendo es parte de una idea que ha venido desarrollando. Permíteme explicártelo. 

En los primeros versos de la carta encontramos una exhortación a tener por gran gozo cuando estemos en diversas pruebas (1:2). Santiago no nos está dando un acercamiento simplista a las pruebas al decirnos que no debe dolernos, porque genuinamente hay circunstancias que son muy dolorosas. Pero sí nos está diciendo que el gozo viene por el resultado que la prueba produce en nosotras. El fuego de la prueba nos perfecciona y nos va transformando a la imagen de Cristo.

Santiago, entonces, nos presenta a la sabiduría en medio de ese contexto como un elemento que debemos buscar en nuestra aflicción.

¿Qué es la sabiduría?

Entender por qué la Biblia nos llama a buscar sabiduría en medio del sufrimiento requiere que conozcamos su significado.

La sabiduría tiene que ver con obedecer las ordenanzas que claramente encontramos en las Escrituras. Por ejemplo, la Biblia nos dice que no cometamos adulterio (Éx 20:14), ordena el perdón mutuo (Ef 4:32) y no poner nuestra mirada en las cosas de este mundo. Sabiduría es conocer y obedecer estos mandatos.

La sabiduría tiene que ver con obedecer las ordenanzas que claramente encontramos en las Escrituras

La sabiduría también implica tomar el camino correcto o la decisión correcta cuando no hay mandamientos o enseñanzas directas en la Palabra que me digan explícitamente qué hacer. 

Tomando estas dos áreas en cuenta, pudiéramos decir que la sabiduría es ver el mundo y mis circunstancias como Dios las ve y actuar en base a ese conocimiento de manera oportuna.

¿Por qué necesitamos sabiduría en la aflicción?

Si la sabiduría es ver el mundo y mis circunstancias como Dios las ve y responder a ellas de manera oportuna, entonces debo ver mis pruebas desde la perspectiva de Dios. Por lo tanto, Dios nos dice esto sobre las aflicciones:

  • Cooperan para el bien de aquellos que aman a Dios (Ro 8:28)
  • No me podrán separar del amor de Cristo ( Ro 8:35)
  • Me moldean y me van conformando a la imagen de Cristo (Stg 1:2-4)
  • No son eternas y que llegará el día en el que Dios restaurará todas las cosas (Ap 2:15)
  • Son leves y pasajeras en comparación al eterno peso de gloria que nos produce (2 Co 4:16-18) 

Este último pasaje nos dice que esto ocurre cuando no ponemos nuestra mirada en las cosas que se ven, sino en las que no se ven porque esas son eternas. Cuando mi mirada está fija en Cristo, Su carácter y Sus promesas seguras para esta vida y la futura, entonces puedo ver mis grandes aflicciones como leves y pasajeras en comparación con lo que pueden producir en mí.

Nuestro Señor Jesús nos modeló esto mismo. Hebreos nos enseña que por el gozo puesto delante de Él fue que soportó la cruz, el dolor y la separación de Su Padre. El gozo futuro y asegurado es ver a pecadores siendo redimidos por Su obra (Heb 12:2).

En medio de las pruebas, necesito sabiduría para poder ver mis diversas aflicciones de esta manera y entonces responder a ellas en base a estas verdades, tal y como Cristo también lo hizo. 

La sabiduría de Dios lo cambia todo porque me permiten saber y entender que:

  • Ni la prueba más grande me podrá separar del amor de Cristo, por lo que no pierdo la esperanza.
  • Las pruebas me conforman a la imagen de Cristo, por lo que puedo tener gozo a pesar de mis circunstancias, porque el peso de gloria de la transformación que van produciendo es mucho mayor que el peso de mis aflicciones.
  • Las pruebas no son eternas. Llegará el día en el que no habrá más dolor, por lo que puedo fijar mis ojos en lo que vendrá y encontrar aliento. 

¿Quieres sabiduría? Acude a Jesús

Jesús le dijo a la gente de Su tiempo: «La Reina del Sur se levantará con esta generación en el juicio y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y miren, algo más grande que Salomón está aquí» (Mt 12:42).

Conocer, amar y seguir a Jesús es tener la sabiduría que necesitamos para nuestras aflicciones y para toda nuestra vida

¡Realmente más grande que Salomón! Salomón habló de la sabiduría de Dios; Jesús es la sabiduría de Dios (1 Co 1:24, 30). Otros habían dicho la verdad; Él es la verdad. Otros habían señalado el camino a la vida; Él es el camino y la vida (Jn 14: 6). Otros habían hecho promesas, pero «todas las promesas de Dios encuentran su sí en Él» (2 Co 1:20). Otros habían ofrecido el perdón de Dios; Jesús lo compró con Su muerte. En Él están «escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento» (Col 2:3).

Conocer, amar y seguir a Jesús es tener la sabiduría que necesitamos para nuestras aflicciones y para toda nuestra vida. ¿Quieres adquirir sabiduría? ¡Corre a Jesús! En Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría disponibles para ti hoy.

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