¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Jesús: El gran teólogo sobre el infierno

Puede parecer extraordinario, pero ningún vocero en la Biblia pone más énfasis en el infierno como la consecuencia final del juicio de condenación de Dios que Jesús. El Hijo de Dios fue el gran teólogo sobre el infierno.

Sin embargo, el cristiano no debe considerar extraño que Cristo tenga más que decir sobre el infierno que cualquier otra persona. Jesús fue quien comparó el infierno con el valle de Hinom, cerca de Jerusalén (también llamado «Gehenna»), un enorme basurero público en donde los cadáveres y la basura se quemaban en el fuego que ardían continuamente. Por esta razón, «Gehenna» se afianzó como un nombre para el infierno. Jesús también comparó el infierno con una prisión y con las tinieblas de afuera. Fue Él quien comparó el infierno con «un fuego», en al menos veinte ocasiones diferentes.

Lázaro y el rico insensato

Un texto principal sobre el infierno que procedió de la boca de Jesús es Lucas 16:19-31. El contexto más amplio de Su enseñanza es sobre el abuso de la riqueza. Sin embargo, al describir un escenario de otro mundo en esta enseñanza, Cristo amplió la doctrina del infierno. El pasaje trata sobre un hombre rico que se hizo insensato al deleitarse con su riqueza, ignorando la fe verdadera en Dios y el servicio a la humanidad, hasta que se encontró en el infierno por su egoísmo impío.

El pasaje se parece mucho a una parábola, pero no se llama así específicamente. En este texto, la intención principal de Jesús no era describir los detalles de la vida después de la muerte del incrédulo. No obstante, el Señor termina dándonos una visión interna del infierno, en la que resume detalles importantes de lo que se enseña sobre este tema en otros lugares de la Escritura.

Sin puerta de salida

Un principio fundamental que Jesús enseñó en la lección del hombre rico y Lázaro fue que el infierno no tiene puerta de salida. El padre Abraham le dice al afligido que se retuerce por qué su condición no podía ser remediada: «hay un gran abismo puesto entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes no pueden, y tampoco nadie puede cruzar de allá a nosotros» (Lc 16:26).

La división entre el cielo eterno y el infierno perpetuo se hace firme por el decreto eterno de Dios. La palabra «puesto» en Lucas 16:26 tiene casi el mismo significado que nuestra frase «fundido en concreto».

La división entre el cielo eterno y el infierno perpetuo se hace firme por el decreto eterno de Dios

Lucas 16 testifica que cuando un incrédulo llega a ser consciente de esta trágica realidad, inmediatamente después de su propia muerte, ya es demasiado tarde para humillarse ante el evangelio de Cristo y la cruz, el cual ha despreciado cientos o miles de veces; es demasiado tarde para creer en Jesús como Señor; es demasiado tarde para implorar la misericordia divina.

La Escritura extiende la oportunidad de la gracia a cada ser humano a lo largo de toda su vida. Leemos en 2 Pedro 3:9 sobre la gran paciencia del Señor: «… no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento». Sin embargo, la gente perecerá, una vez que hayan pasado la puerta de la muerte sin conocer a Cristo.

Una advertencia suficiente

Otro principio que Jesús enseñó en Lucas 16:27-30 es que la Palabra de Dios le da a la humanidad suficientes advertencias sobre cómo evitar el infierno. El hombre rico se aferró a este principio cuando el remedio de las advertencias ya no pudo ayudarlo personalmente. Experimentó su primer impulso altruista cuando suplicó que un mensajero advirtiera a su familia para que pudieran evitar su difícil situación.

Pero se le dice que los testimonios de «Moisés y los profetas» se presentan ante todos los seres humanos vivientes (v. 29). La Palabra revelada de Dios puede decir a la humanidad todo lo que necesitamos saber sobre nuestro pecado y la gracia del Redentor. En Lucas 11:28, Jesús declaró: «dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan». No te pierdas una tremenda ironía aquí. El hombre rico sostuvo que se necesita algo más que la Palabra de Dios, tal vez una señal milagrosa. Fue tan lejos como para predecir el tipo exacto de milagro que se comunicaría mejor que la Palabra escrita de Dios: alguien que regresa de entre los muertos, para atraer la atención del público. ¡Qué locura!

No mucho después de enseñar esta lección del evangelio, el mismo Jesús que narró Lucas 16 se levantó de la tumba. ¿Y qué resultó? Una minoría de personas en las inmediaciones de Jerusalén lo abrazó como su Señor resucitado. Sin embargo, la mayoría se burló y volvió a hojear sus páginas de deportes o miró los informes del mercado de valores para descubrir qué había de nuevo en ese día de rutina en particular.

La incredulidad descarta de manera determinante todas las pruebas históricas sobre Cristo. El mismo que contó aquella historia —en la que una familia seguramente respondería al milagro sobrenatural de un mensajero que regresara desde la tumba— se convirtió en ese mensajero milagroso. Sin embargo, todavía sigue siendo despreciado.

¿Todas son malas noticias?

Supongamos que la Biblia no nos dijera nada sobre el infierno. ¿Eso realmente haría que las Escrituras fueran más «amorosas» o compasivas? ¿Ocultar la verdad desagradable demuestra que realmente te preocupas más por el destino de los demás? Lo que encontramos en Lucas 16 es que el único vocero que anunció con mayor insistencia una terrible alternativa a la salvación divina por gracia es el mismo gran Señor que murió y resucitó para salvarnos del infierno.

Lo que hagas con el mensaje de Cristo en este momento cuenta para siempre

La Escritura es determinante: no hay forma de escapar del infierno. Sin embargo, el evangelio del amor y la misericordia de Dios muestra una vía de escape antes de entrar. Jesús lo dijo en Juan 5:24: «En verdad les digo: el que oye Mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida».

¡Qué maravillosa promesa! Pero Jesús declaró con firmeza que solo puedes pasar de la muerte a la vida en esta vida, antes de entrar en un estado irreversible de dolor indecible.

Esto significa que lo que hagas con el mensaje de Cristo en este momento cuenta para siempre.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por el Equipo Coalición.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
LOAD MORE
Loading