Aunque ahora tenemos satélites, aviones, y drones, las montañas siguen teniendo una función especial. Además de ser majestuosas, proveen una perspectiva de la tierra que nunca tendríamos si no fuera por ellas. Desde arriba, los árboles se convierten en un hermoso bosque, y las personas en diminutas hormigas. El tiempo también parece que pasa más lento, al punto de invitarnos a olvidar los detalles de la vida, para enfocarnos en lo que Calvino llamaba “el gran teatro de Dios”.
Existe una herramienta que sirve como una majestuosa montaña para poder entender con mayor amplitud y claridad lo que la Biblia dice. A esta herramienta la llamamos teología bíblica.
¿Qué es la teología bíblica?
La teología bíblica es la disciplina de cómo aprender a leer la Biblia como una historia inspirada por un solo autor que culmina en la persona y obra de Cristo, entendiendo así toda la Escritura en relación a Cristo.
Don Carson dice que “la teología bíblica […] busca revelar y articular la unidad de todos los textos bíblicos juntos, basándose primariamente en los mismos textos en cuestión”.
Hace algunos años el Dr. Albert Mohler visitó nuestra iglesia para dar unas conferencias, y al final hubo tiempo de preguntas y respuestas. Alguien preguntó: “¿Tiene algún consejo para poder entender la Biblia mejor?”. Su respuesta se ha anclado en mi mente desde entonces: “Me gustaría que los cristianos leyeran sus Biblias como leen cualquier otro libro” —dijo el doctor provocativamente—. “Es decir, ninguno de nosotros toma la Ilíada de Homero y empieza a leer a mitad de libro, o una página aquí y otra página acá. Si leemos así a Homero, me temo que no hemos entendido el mensaje de la Ilíada. De igual forma, la Biblia debe ser leída como fue escrita si queremos entender lo que ella dice”.
El Dr. Mohler dio en el blanco. ¿Por qué será que algunos cristianos tendemos a leer la Biblia como si fuera un diccionario, yendo de página en página, tomando definiciones fuera de contexto? La Biblia ha sido escrita como una historia, una metanarrativa que tiene un principio y un final.
La teología bíblica nos ayuda a entender esa historia, a la cual llamamos la historia de redención. Es una hermenéutica, es decir, una forma de leer la Biblia.
En el Evangelio de Lucas encontramos una historia iluminadora en cuanto a este tema. Al final del Evangelio, en el capítulo 24, Jesús se encontró con dos creyentes camino a Emaús, después de resucitar de los muertos, y esto es lo que dijo: “‘¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?’. Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras” (vv. 26-27). Luego mira los versos 44-47:
“Después Jesús les dijo: ‘Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos’. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: ‘Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén’”.
En pocas palabras, Jesús era quien entendía mejor que nadie el concepto de la teología bíblica. En el verso 44 dice que Moisés, los profetas, y los salmos (esa era la Biblia entera en ese momento en la historia) tienen un solo mensaje, una perspectiva desde la cima de la montaña. ¿Y qué es lo que Jesús ve desde la cima de las Escrituras? ¡Su vida, muerte, y resurrección, y el perdón de pecados en todas las naciones! Es decir, Jesús entendía que el mensaje de toda la Biblia grita las buenas nuevas del evangelio.
Ahora bien, seguramente Jesús no les leyó todo el Antiguo Testamento en ese momento a los discípulos. Probablemente Jesús tomó los grandes pasajes de la Biblia para mostrarles cómo Él es el verdadero cordero de expiación, la verdadera ley de Dios, el verdadero sumo sacerdote, etc. Eso es lo que hace la teología bíblica. Parafraseando a Don Carson, la teología bíblica “descubre y articula la unidad de todos estos temas y categorías”.
¿Por qué es importante la teología bíblica en el pastorado?
Las ventajas de la teología bíblica en el pastorado son muchas. Para efectos de este artículo, mencionaré unas cuantas.
Enriquece el sermón
Recuerdo alguna ocasión escuchar a un orador extraordinario dar un pésimo sermón. La dicción era clara, la oratoria excelsa, las ilustraciones nivel Spurgeon, la cadencia exacta. En fin, todo aquello prometía mucho; pero el mensaje, muy errado. El tema era Sansón y los filisteos. Ya recuerdas, Sansón mata a un león con sus manos, y mata a mil filisteos con una quijada de burro. La moraleja del sermón era que debíamos ser fuertes en el Señor, como Sansón. El detalle es que Sansón no es para nada un buen ejemplo a seguir. De hecho, tras leer toda la historia, se evidencia que Sansón está muy lejos de ser un salvador para el pueblo.
En ese momento me di cuenta cuánta falta hace tener una buena dosis de teología bíblica en nuestro pastorado. Ese sermón, informado por la teología bíblica, pudo hablar de Sansón como un anti-tipo de Cristo, o de cómo Sansón nos habla de la paciencia de Dios, o de cómo Dios usa a siervos imperfectos. Pudiéramos hablar de la muerte de Sansón también, ya que él murió a causa de su negligencia y pecado, y así derrotó a sus enemigos, dando paz al pueblo. Pero hubo alguien más que dio su vida voluntariamente y aplastó a sus enemigos en la cruz, dando paz eterna a su pueblo. En pocas palabras, un buen sermón que utiliza la teología bíblica debe incluir el mensaje del evangelio en Jueces 14-16.
En concreto, la teología bíblica es de suma importancia porque Dios nos reveló una historia de redención, no un compendio de moralejas. La teología bíblica es crítica para el pastor porque, al predicar de forma clara el evangelio en cada sermón, se asegura que sus ovejas lean sus Biblias de igual forma cuando van a casa.
La teología bíblica es de suma importancia porque Dios nos reveló una historia de redención, no un compendio de moralejas.
Ahuyenta a los lobos teológicos
R. C. Sproul solía decir que todos somos teólogos, la pregunta es si somos buenos o malos teólogos. Del mismo modo, todos tenemos una teología bíblica buena o mala. Incluso los Testigos de Jehová tienen una teología bíblica cuando leen Colosenses 1:15 que dice que Jesús “es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”. Por supuesto, su teología bíblica es nefastamente errónea al decir que Jesús es un ser creado. Pudiéramos dar ejemplo tras ejemplo de malas doctrinas que se han desarrollado por ignorar una teología bíblica sana, desde el catolicismo hasta el evangelio de la prosperidad. Estas enseñanzas ignoran el gran esquema de toda la Biblia, y es por eso que una teología bíblica robusta ahuyenta a los lobos teológicos y guarda a la congregación de caer en reduccionismos y herejías.
Ayuda a pastorear las ovejas
Asimismo, la teología bíblica provee un marco de referencia más amplio para lidiar con todos los aspectos de la vida cristiana. Supongamos, por ejemplo, que un miembro de tu congregación tiene fuertes problemas de adicción. Puedes acudir a la psicología popular para encontrar sustento, pero seguramente la respuesta será muy alejada de lo que dice la Escritura. Incluso la psicología “cristiana” pudiera decir: “Solo necesitas aprender, en el poder del Espíritu, a actuar diferente”.
¿Cómo puede la teología bíblica guiarte para dar un buen consejo? Bueno, sabemos que la historia de la Biblia empieza con un grave problema. Una antropología bíblica nos dice que no es posible cambiar nuestras actitudes de forma superficial, ya que somos hijos de Adán y hemos heredado su naturaleza pecaminosa. De acuerdo a toda la historia de la Biblia, el ciclo de la humanidad se repite una y otra vez. Como dijo un predicador: “Dios no cambia… ¡y el hombre tampoco!”. Somos siervos devotos al pecado por naturaleza. Lo que necesitamos es el evangelio. Entonces, lo que necesita el miembro de nuestra iglesia es saber que el cambio verdadero involucra un cambio de corazón, uno que palpite por la santa voluntad de Dios.
Así, una buena teología bíblica rehúsa pastorear con metas temporales. No ofrece atajos para cambiar actitudes, sino que se enfoca en el corazón. La meta del pastorado es tomar a las ovejas en el lugar en donde están y encaminarlas poco a poco hasta que Cristo nos llame a su presencia.
Una buena teología bíblica rehúsa pastorear con metas temporales. No ofrece atajos para cambiar actitudes, sino que se enfoca en el corazón.
Conclusión
La teología bíblica es una disciplina de cómo leer la Biblia, una estrategia hermenéutica que rechaza ver la Biblia como un mero libro de respuestas, sino que reconoce la gran narrativa que le da sentido a nuestra propia narrativa. Esa historia de redención define quiénes somos, de dónde venimos, y hacia dónde vamos. Como resultado, nos ayudará a ser mejores pastores en el ministerio.