Los pastores generalmente se sienten lastimados cuando un miembro decide irse de la iglesia. A veces el dolor es profundo. Se siente personal.
Además de lidiar con su propio dolor, los pastores también tienen que ofrecer explicaciones sobre estas salidas a los miembros que preguntan. Los pastores no pueden ignorar esas preguntas y marcharse.
Hace poco estuve en una iglesia donde un miembro de la iglesia me informó que él y su familia se irían. No era asunto mío, así que simplemente reconocí su comentario. Pero él insistió en decirme por qué se iba.
Cada comentario que hizo fue sobre sus necesidades, sus preferencias, cómo quería que se llevara a cabo la iglesia. El estilo de adoración no satisfizo sus necesidades. No se estaba alimentando. Quería que la iglesia fuera más orgánica, lo que sea que eso signifique. Tenía tres personas que deseaba complacer: yo, yo, y yo. Nunca me hizo un comentario sobre su propio compromiso a ministrar, dar, servir, y ser alimentado.
Antes de que terminara la conversación, con orgullo me dijo que él y su familia se irían tranquila y pacíficamente. No habría problemas después de que se fueran.
Sí. Claro.
Hablé con el pastor unas semanas después. Varios miembros de la iglesia se acercaron a él para preguntarle por qué Guillermo (no es su nombre real) y su familia se fueron. No puedes culpar a los miembros que preguntan. La familia había estado activa en la iglesia, y simplemente desaparecieron. Guillermo dejó un desastre para el pastor.
Entonces, ¿cómo deben responder los pastores y otros miembros de la iglesia a estas preguntas difíciles? He visto que las mejores respuestas tienen cuatro componentes clave, así que este es el consejo que le ofrezco a los pastores.
- Sé lo más transparente posible. El miembro de la iglesia que pregunta se dará cuenta si estás reteniendo información. Quizá, por buenas razones, no se puede decir todo. Pero ofrece tanta información como sea posible. Si hay lagunas que se perciben en tu explicación, el miembro de la iglesia que pregunta podría llenar esas lagunas con su imaginación. Eso no es bueno.
- Admite tus propios sentimientos. Si bien el miembro de la iglesia que pregunta no debe convertirse en tu terapeuta, hay algo saludable en que los pastores compartan sus propios dolores. No tendría sentido si los pastores fueran impermeables al dolor que causan estas salidas. Eso traería más preguntas.
- Explica que salidas así son comunes en la mayoría de las iglesias. Los miembros que preguntan deben saber que este tipo de entradas y salidas suceden en casi todas las iglesias. Vivimos en una sociedad de consumo, y muchas personas simplemente saltan de iglesia en iglesia. Si bien esta explicación no minimiza el dolor, le permite al que pregunta saber que su iglesia no tiene problemas únicos.
- Da esperanza. Si es posible, concluye la conversación con esperanza. Dile al miembro que pregunta las formas en que Dios está trabajando en su iglesia. Si bien reconoces el dolor y la frustración de la partida, también reconoces el futuro positivo que Dios tiene para la iglesia.
- Algunas salidas se hacen por buenas razones. Puede haber importantes problemas doctrinales. El miembro puede haberse mudado a un nuevo vecindario y desea poder invitar a sus vecinos a una iglesia más cercana. Quizá el miembro se encuentra en la triste situación en que su familia se separó debido al divorcio, y ambas familias en el divorcio encuentran extremadamente difícil estar en la misma iglesia.
Pero, francamente, muchas salidas de miembros son el resultado de motivos egocéntricos. El miembro muchas veces hace una pregunta silenciosa: «¿Qué has hecho tú por mí?».
Situaciones así son tristes y dolorosas para los pastores. Y los pastores deben saber que los miembros que se han quedado tienen preguntas. La mayoría de esas preguntas se hacen por preocupación y amor por la iglesia. Responde con transparencia, hechos, y esperanza. La dolorosa situación pasará pronto.
Hasta que vuelva a suceder.