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1. Sin una estructura clara, distinguible y sencilla, tu sermón parecerá más largo de lo que realmente es.

2. No te saltes la exposición, pero cuanto más rápido vayas del punto uno al punto dos, más corto se sentirá tu sermón, aunque no sea corto en realidad. Idealmente, tu exposición debería ser un poco más larga a medida que avanzas en los puntos. Esto también dará la sensación de un arco narrativo en tu sermón, un sentido de construcción y clímax.

3. Un bosquejo exegético no es un bosquejo homilético. En cuanto al bosquejo, recuerda pensar en términos de proclamación, no solo en términos de estructura/datos. A veces la diferencia en la composición es solo un verbo bien ubicado.

4. Tu bosquejo homilético debe reflejar un sentido de simetría (piensa en aliteración, forma repetitiva, etc.), no porque ayude a la gente a recordar los puntos de tu sermón —por regla general, tristemente, no lo harán—, sino porque te obliga a pensar de manera más compositiva, sustanciosa e incluso artística sobre tu sermón.

5. Si no eres un gran orador cuando improvisas, un manuscrito puede evitarte palabras y frases muletillas (um, uh, eh, «ya sabes») y hacer que tu predicación sea más pulida y, por tanto, más agradable de escuchar.

6. Si eres un orador bastante bueno al improvisar, un manuscrito puede impedirte establecer contacto visual y una conexión compasiva, y hacer que tu predicación parezca más robótica y, por tanto, más parecida a una clase.

7. Un sermón no es una clase.

Los sermones cargados de ley agradan a la carne, pero no pueden salvar ni santificar un corazón

8. Si escribes manuscritos para tus sermones, recuerda que no estás escribiendo para que sea leído, sino para ser escuchado. Debes ajustar de acuerdo a eso el lenguaje, la composición, el desarrollo de los argumentos, etc.

9. El proceso de preparación del sermón debe ser tan devocional como exegético.

10. La preparación del sermón funciona mejor cuando se hace en oración.

11. Las introducciones atractivas son importantes, pero si se tarda demasiado en llegar al texto, puede dar la impresión de que el texto no está marcando la agenda del sermón.

12. Predicar a Cristo como ejemplo moral está bien y es bíblico, pero no es lo mismo que predicar a Cristo.

13. La palabra «evangelio» no es mágica. No confundas el uso de las palabras «el evangelio» con la predicación real del evangelio. Para administrar bien el poder espiritual de las buenas nuevas, debes articular realmente las noticias: cruz y resurrección, como mínimo.

14. La exposición versículo a versículo es un modo de exposición perfectamente válido, pero no es el único.

15. A veces, la exposición versículo a versículo se queda corta como predicación bíblica, como cuando se pierde el contexto del texto, y especialmente cuando se pierde a Cristo en el texto.

16. Una frase trillada que vale la pena recordar: Un texto sin contexto se convierte en un pretexto para un texto de prueba.

17. En general, hay tres contextos para cada texto: el inmediato, el bíblico y el cristológico.

18. Recuerda que los números de los versículos no son inspirados.

19. El punto de aplicación más común en la predicación apostólica es «arrepiéntanse y crean».

20. No subestimes lo que las buenas ilustraciones pueden hacer, pero tampoco las sobreestimes. El poder de tu sermón no está en una frase bien dicha o en una anécdota bien contada, sino en un evangelio bien predicado.

21. Las ilustraciones hacen que tu exposición sea «visible» para el ojo de la mente de tus oyentes. Además, les ayuda a descansar de la exposición y a utilizar una parte diferente de su cerebro. Un buen contenido ilustrativo hace que un sermón parezca más sustancioso, más completo y más dirigido a la persona completa.

22. Algunos de ustedes deben recordar sonreír.

23. Algunos de ustedes deben recordar llorar.

24 Algunos de ustedes creen que predicar solo significa gritar, y ya han sobrepasado la edad de saber que no es así.

25. Una sucesión de historias tiernas no es más que una rutina de monólogos disfrazada de sermón. (Los miro a ustedes, predicadores mayores).

26. Una sucesión de cavilaciones intelectuales no es más que una clase de teología disfrazada de sermón. (Los miro a ustedes, predicadores jóvenes).

27. Ambos enfoques son formas opuestas de «predicarnos a nosotros mismos».

28. Si desprecias la creatividad, probablemente podrías ser más creativo.

La predicación a través de libros completos de la Biblia debería ser la dieta normativa en la adoración congregacional

29. Si valoras la creatividad, probablemente podrías ser menos creativo.

30. Presta atención a lo que haces con las manos. Presta atención a tu tono de voz. Variar los gestos y modular la voz suprime el «efecto monótono».

31. La duración ideal de un sermón para la gran mayoría de nosotros es probablemente de treinta y cinco minutos, más o menos. No se trata tanto de adaptarse a la corta capacidad de atención del público moderno como de la habilidad del predicador para economizar en su presentación y ser misericordioso con su audiencia. La mayoría de nosotros no somos tan escuchables como creemos.

32. Los sermones demasiado largos son a veces el resultado de una preparación excesiva, dónde el predicador intenta decir todo lo que es posible decir sobre un texto, lo cual no es el objetivo de un sermón. Los sermones demasiado cortos suelen ser el resultado de una preparación superficial. Ten cuidado con ambos extremos, pero si eres partidario de los sermones cortos, recuerda que, por desgracia, el sermón es la mayor cantidad de Biblia que la mayoría de tu congregación recibirá cada semana. Necesitan una mirada buena y profunda, no un vistazo rápido.

33. Los sermones cargados de ley agradan a la carne, pero no pueden salvar ni santificar un corazón.

34. Los sermones cargados de ley son excelentes para provocar convicción, pero los sermones cargados de gracia traen convicción y también consuelo.

35. Los sermones cargados de gracia consuelan, pero también brindan poder.

36. Presta atención a los imperativos y a los indicativos y aprende a distinguirlos bien. Una distinción obstinada entre ley y evangelio es parte de lo que hace cristiana a la predicación cristiana.

37. Cuando termines de preparar el sermón, idealmente antes de predicarlo, pregúntate si hay algo que lo distinga como cristiano. ¿Podrías predicar tu sermón informativo sobre el Antiguo Testamento en una sinagoga judía? ¿Podría predicar tu sermón inspirador del Nuevo Testamento en un entorno mormón?

38. Cada texto de las Escrituras tiene un camino que conduce a «la gran metrópolis de las Escrituras», que es Cristo (Spurgeon). El trabajo del predicador es encontrar ese camino.

39. Si después de mucho esfuerzo, tanto como el tiempo y la energía te lo permitan, no puedes encontrar ese camino, «haz uno» (Spurgeon). Es mejor predicar a Cristo torpemente que no predicarlo en absoluto.

40. Los sermones temáticos están bien en teoría, pero en la ejecución, los sermones temáticos deben implicar la exposición de un texto central sobre ese tema.

Incluso un predicador débil y defectuoso que predica un sermón falible puede proclamar a un poderoso Salvador que asusta a los demonios

41. Una buena predicación expositiva capacita pasivamente a las iglesias para que estudien sus biblias.

42. La predicación a través de libros completos de la Biblia debería ser la dieta normativa en la adoración congregacional.

43. Predicar a través de libros completos de la Biblia expone a la congregación a textos que no encontrarían por voluntad propia y desafía al predicador a presentar textos que de otro modo desearía evitar.

44. Predicar a través de libros completos de la Biblia alimenta un amor más profundo por la Palabra de Dios entre la congregación, así como un sentido de perseverancia (Ro 15:4).

45. Al principio, las congregaciones escucharán tu buena predicación. Con el tiempo, sin embargo, si no te perciben como un pastor atento, incluso tu buena predicación tendrá poco efecto. Se preguntarán si incluso crees en ella. Pero «si creen que los amas, tolerarán cualquier cosa de ti» (Baxter). Incluso un sermón malo de vez en cuando.

46. Si escuchas al mismo predicador o a dos, acabarás sonando como ellos, para bien o para mal. Si no puedes escuchar a muchos, elige sabiamente.

47. Al igual que en la escritura, en la predicación toma un tiempo en encontrar tu propia voz. Al principio, te parecerás (incluso sin quererlo) a tus predicadores favoritos. Sin embargo, con el tiempo tu verdadera voz empezará a surgir. Será todo un descubrimiento.

48. Una predicación de Cristo que se siente de fórmula y monótona no muestra siempre un fracaso en la hermenéutica, sino a menudo un fracaso en la espiritualidad. Una predicación de Cristo que se siente de fórmula y monótona muestra con frecuencia el resultado de una relación personal con Cristo que es de fórmula y monótona.

49. El predicador debe tener especial cuidado durante la semana de no entablar simplemente una relación con la idea de Jesús y no con Jesús mismo.

50. Incluso un predicador débil y defectuoso que predica un sermón falible puede proclamar a un poderoso Salvador que asusta a los demonios, sacude fortalezas y salva a los pecadores de la muerte y del infierno. Muchos pueden predicar el evangelio mejor que tú, pero nadie puede predicar un evangelio mejor.


Publicado originalmente en For The Church. Traducido por Eduardo Fergusson.
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