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La Escritura tiene su origen en el cielo y todo su contenido es provechoso (2 Ti 3:16). No obstante, las diferentes partes de la Biblia nos sirven de diferentes maneras. Los Salmos de lamento nos ayudan a procesar el dolor. Génesis nos da respuestas cuando nos preguntamos por qué estamos en la tierra. Apocalipsis nos consuela con la esperanza de un futuro seguro y gozoso. Romanos nos calma cuando estamos abrumados por la culpa que ocasiona el pecado.

Entonces, ¿qué nos enseña Marcos? ¿Por qué estudiar este evangelio? Aquí hay algunas razones.

Perdón individual

En Marcos se nos recuerda el punto central de la Biblia, la historia de Israel y la venida de Cristo a la tierra: «el perdón de los pecados» (Mr 1:4).

Los milagros de Jesús no fueron una interrupción del orden natural, sino la restauración del orden natural

El libro de Marcos está en la Biblia para mostrarnos lo que Dios decidió hacer cuando le dimos la espalda: Él envió a Su «Hijo amado» (1:11). Dios le dio la espalda a ese Hijo amado en la cruz, para que los pecadores arrepentidos puedan saber que Dios nunca les dará la espalda.  Nuestra volubilidad, nuestro desorden y nuestra inconsistencia son el punto.

Él no vino «a llamar a justos, sino a pecadores» (2:17).

Restauración total

Marcos nos recuerda que Jesús no vino solo para perdonar nuestros pecados, sino también para limpiar este mundo caído y restaurar el cosmos a la forma en que se suponía que debía ser.

¿Por qué Marcos nos da la extraña información de que Jesús estaba «con los animales salvajes» y que era «tentado por Satanás» (1:13)? Esto se debió a que Jesús estaba deshaciendo el desastre que Adán había traído cuando estuvo con los animales salvajes y fue tentado por Satanás en los primeros capítulos de la historia humana.

¿Por qué Jesús sana a las personas? Porque Él está restaurando el mundo a la forma en que estaba destinado a funcionar. Tenemos la tendencia a pensar en los milagros en Marcos y en los otros evangelios como interrupciones en el orden natural. Sin embargo, teólogos como Herman Bavinck y Jürgen Moltmann argumentan que los milagros de Jesús no fueron una interrupción del orden natural, sino la restauración del orden natural. Estamos tan acostumbrados a un mundo caído, que la enfermedad, el dolor y la muerte parecen naturales. De hecho, son la interrupción. Los milagros de Jesús normalizaron a las personas.

Marcos nos dice que el mundo estaba renaciendo en la muerte y resurrección de Jesús

La tierra estuvo oscura durante tres horas cuando Jesús colgó en la cruz, desde el mediodía hasta las tres de la tarde. ¿Por qué? Porque finalmente Dios estaba lanzando la ansiada nueva creación. Esta oscuridad retoma un tema de toda la Biblia que se remonta a la imagen profética de las tinieblas del juicio (Is 42:6; 49:6; 60:3), las tinieblas del luto por un hijo único (Am 8:9-10), la oscuridad que cubrió toda la tierra en la novena plaga egipcia (Éx 10:21-23) y, finalmente, la oscuridad que cubrió toda la tierra al principio de todo (Gn 1:2).

Marcos nos dice que el mundo estaba renaciendo en la muerte y resurrección de Jesús.

Aceptando el rechazo

Se nos da terreno firme bajo nuestros pies para resistir el rechazo.

El Evangelio de Marcos está plagado de rechazo. Los recaudadores de impuestos y los pecadores eran rechazados por la élite religiosa (2:16). Bartimeo era rechazado por la multitud (10:48). Un hombre sanado de posesión demoníaca fue rechazado (5:15). Juan el Bautista fue rechazado y asesinado (6:27). A los seguidores de Jesús se les anticipa que serían rechazados (13:9).

Cuando experimentamos el aguijón del rechazo, nos apartamos de otras personas, pero recibimos la invitación a una comunión plena con Cristo

El clímax del Evangelio de Marcos es el propio rechazo a Jesús. Los religiosos y los irreligiosos se unieron para rechazarlo (3:6). Su propia familia lo rechazó (3:21). Luego, después de advertir en repetidas ocasiones a sus discípulos sobre Su inminente rechazo (8:31; 9:31; 10:33), va a una cruz donde fue condenado no solo por las autoridades humanas, y por aquellos que fueron crucificados con Él, sino que también fue abandonado por Su propio Padre (14:64; 15:32; 15:34).

Cuando experimentamos el aguijón del rechazo, nos apartamos de otras personas, pero recibimos la invitación a una comunión plena con Cristo. Compartimos Sus sufrimientos. Tenemos una solidaridad más nueva y más profunda con Cristo. Somos acercados más a Él.

Toma y lee

Hay muchas más razones para estudiar a Marcos, pero te presento tres: volver a ver la maravilla del perdón, la esperanza de la restauración y la cruz del rechazo.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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