«¡Felicidades, duerman mucho!», nos dijeron ante la noticia de nuestro embarazo. «Duerman, duerman, duerman». ¡Me atrevería a decir que el 90 % de las felicitaciones ante nuestro anuncio decía lo mismo!
Aunque la falta de descanso es una realidad, hubiera preferido otros consejos que me prepararan mejor para lo que estaba apunto de vivir.
Consejos como «los bebés hacen mucho ruido mientras duermen, así que no te asustes», «les da hipo y suena como si una raqueta de tenis le diera a una pelota», «es posible que pases por un tiempo de tristeza y nostalgia», «aunque duermas poco, Dios permitirá que tu cuerpo se acostumbre», «la salida de los dientes es lo peor». (Esto último me hizo preguntarle a mi hermana si Jesús había nacido con dientes natales, porque no lo imaginaba haciéndole pasar esa «lucha» a María).
La maternidad es un camino caótico en el que, por la gracia de Dios, puedes encontrar belleza
Mi esposo y yo nos aventuramos a esta vida caóticamente hermosa hace poco. Ahora tenemos a Ana Laura, quien por la misericordia de Dios ya tiene un año y cinco meses. Sí, la maternidad es un camino caótico (porque hay caos y mucho), pero uno en el que, por la gracia de Dios, puedes encontrar belleza.
Aunque tengo poco tiempo siendo madre, quisiera compartirte cinco realidades que he descubierto a lo largo de este camino, que me hubiera encantado saber desde mis primeros meses como mamá.
1. Pasarás mucho tiempo despierta en las noches, ¡aprovéchalo!
Todas sabemos que las horas para dormir serán cortas, pero lo que nadie me dijo es cómo podía aprovechar esas noches en vela. Aquí te menciono algunas cosas que puedes hacer:
- Pasa tiempo en oración.
- Ten seleccionados podcasts edificantes que quieras escuchar.
- Busca audiolibros y la Biblia en audio.
La realidad es que durante el día es muy difícil hacer estas cosas, pero en las noches, en medio del silencio y si no tienes sueño, pasar tiempo edificándote y buscando comunión con Dios es una gran bendición.
2. Investiga y pide ayuda cuando no sepas qué hacer.
Cada niño es distinto, viene con sus necesidades particulares y con sus pecados también. Temas como la lactancia, la alimentación complementaria, el sueño, la estimulación y la disciplina son solo algunos de los asuntos que pueden hacer que nos frustremos, al no saber cómo manejarlos. Nada de esto es color de rosa, como lo pintan los medios, créeme. Yo tuve que buscar ayuda y fue una bendición poder hacerlo.
3. Ten una comunidad de apoyo.
No fuimos creadas para ser islas solitarias. Buscar un grupo de amigas que hayan o estén pasando por la misma etapa será de mucha bendición. Los primeros meses tienden a ser los más difíciles: tanto tu bebé como tú están en un proceso de adaptación.
Hará una gran diferencia hablar con alguien, desahogarte, llorar, compartir tus frustraciones y tus miedos con hermanas que sepan por lo que estás pasando. Como somos enseñadas por las Escrituras: «Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo» (Gá 6:2).
4. Establece prioridades: tu familia por encima del hogar.
Como mujeres, hemos sido diseñadas por Dios para ser cuidadoras del hogar. Sin embargo, es una realidad que en los primeros meses, y quizás años, de la vida de un bebé se hace casi imposible tener la casa intacta. Tener un orden claro de cuáles son tus prioridades a la luz de la Palabra, te hará descansar y tener paz en un hogar en el que la ropa dure días en la secadora. Aunque se te olvide lavar los platos u organizar los espacios, tomar tiempo para establecer lazos duraderos con tu familia, a los ojos de Dios, tiene valor eterno.
Aunque se te olvide lavar los platos, tomar tiempo para establecer lazos duraderos con tu familia tiene valor eterno
La reconocida Marie Kondo, ícono actual de la organización del hogar, reconoció que es imposible pasar tiempo con sus hijos y al mismo tiempo tener un hogar totalmente organizado. Así que te animo a tener paz en que estás glorificando a Dios al escoger aquello que tendrá un impacto eterno, como señaló C. S. Lewis: «Las cosas que no son eternas son eternamente inútiles».
5. Sé intencional en pasar tiempo de calidad con tu esposo.
Aunque parezca que no está directamente relacionado con la maternidad, es de suma importancia establecer límites claros con respecto a los niños. Como madre de una niña pequeña, que depende de mí, es fácil dejarme llevar por la cotidianidad y olvidarme de que primero soy esposa y luego madre (cp. Mt 19:5). Te aconsejo que seas intencional en pasar momentos de calidad con tu esposo; momentos en los que puedan orar el uno por el otro y hablar de lo que ocurre en sus vidas, entre otras cosas.
Amada amiga y hermana: es mi oración que, si Dios te ha permitido ser mamá, puedas verlo reflejado en cada aspecto caóticamente hermoso de tu maternidad. Recuerda siempre Su Palabra y Sus promesas que nunca cambian, porque en Jesús son seguras. Recuerda que en medio de tu cansancio puedes correr a Jesús y a Su evangelio. Cuando el caos de la maternidad se vea grande, pon tu mirada en el Dios sin comparación que te ha dado el regalo de ser mamá.