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El tabernáculo era una cabaña desmontable considerado en el Antiguo Testamento como un símbolo religioso. Se trataba de la primera edificación que representaba la presencia de Dios acompañando al pueblo de Israel, desde que salió de Egipto hasta el momento en que Salomón construyó el primer templo (1 Cr 17:5, 11-12; 2 Cr 6:10). Hay un período de tiempo aproximado de 500 años entre la construcción de cada santuario.

Su importancia para el judaísmo y el cristianismo queda plasmada en la enorme cantidad de veces que se mencionan tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.

El uso común del término tabernáculo lo vemos desde Génesis 4:20, donde se habla de tiendas para referirse al habitáculo de los descendientes de Caín después de la caída. Sin embargo, la primera vez que Dios habló del tabernáculo en un sentido religioso fue en el monte Sinaí y lo llamó «santuario». El Señor dio indicaciones detalladas a Moisés y al pueblo sobre el diseño y los materiales que se usarían para su construcción (Éx 25:8-9).

Datos generales

  • Dios mostró el modelo del tabernáculo a Moisés en el monte Sinaí (26:30; Hch 7:44; He 8:5).
  • El libro de Números afirma que había un tabernáculo en el centro del campamento y Éxodo registra la existencia de otro que estaba a las afueras (Nm 2:2; cp. Éx 33:7).
  • Yahvé hablaba cara a cara con Moisés cuando descendía en una columna de humo al tabernáculo de reunión (Éx 33:9; Nm 7:89).
  • El libro de Hebreos presenta un resumen de los utensilios presentes en el tabernáculo mientras que en el Pentateuco hay una descripción detallada (He 9:1-8; cp. Éx 25 – 35; 40:1-15).
  • Se inauguraba el servicio de los levitas en el tabernáculo cuando eran ungidos con el aceite de la santa unción (Éx 40:9-13).
  • Al terminar la construcción del tabernáculo, la gloria del Señor reposó sobre el santuario, así como se manifestó en el monte Sinaí (Éx 24:16; cp. 40:34).

Propósitos y funciones

Nuestro Señor siempre tiene propósitos claros para cada indicación dada en Su Palabra y siempre son para dar gloria a Su nombre. Esto lo vemos en los propósitos del tabernáculo establecidos por Yahvé a Moisés:

  • Dios ordenó la construcción del tabernáculo para que el pueblo viera su presencia entre ellos (Éx 25:8).
  • Dios quería un «lugar de encuentro» para comunicar a Moisés las indicaciones para Su pueblo (25:22).
  • Los sacrificios se presentaban en el tabernáculo para varios fines (29:14, 24, 28).

Yahvé fue muy específico en las funciones que debían jugar cada uno de los miembros que estarían a cargo del tabernáculo:

  • Los levitas fueron delegados para administrar todo lo relacionado con el tabernáculo (Nm 1:50; Lv 18:6; 1 Cr 6:48). Serían los únicos que lo transportarían. Si alguien ajeno intervenía, moría (Nm 1:51; 8:19, 22).
  • Los levitas podían servir de los veinticinco a los cincuenta años de edad. Después debían dejar el ministerio para siempre (Nm 4:39, 47; 8:25; cp. 1 Cr 9:23).
  • Nadie debía tomar vino antes de entrar al tabernáculo para que no muriera (Lv 10:9).
  • Los levitas tuvieron una orden específica de apartarse de las personas para preservar su pureza (Nm 18:1-3).
  • El pueblo debía reunirse para aprender la Ley de Moisés cada siete años en la fiesta de los tabernáculos (Dt 31:10).
  • Dios notificó a David que construiría un templo después de su muerte (1 Cr 17:5, 11-12; cp. 2 Cr 6:10).
  • Yahvé dio promesas a David al final de su vida: 1) Yahvé habitará para siempre en Jerusalén, y 2) los levitas no removerían más el tabernáculo y sus utensilios cuando ya esté construido el templo (1 Cr 23:26-27; 2 Cr 5).
  • Uno de los salmos narra cómo y por qué la presencia de Dios abandonó el tabernáculo (Sal 78:60).
  • Para el tiempo de los profetas, la palabra tabernáculo ya tiene un significado más amplio, pues se refiere a la presencia misma de Dios sin la presencia física de un tabernáculo o un templo (Ez 37:27).
  • Dios afirma que en el desierto el tabernáculo no sirvió para ofrecer sacrificios, sino para mostrar al pueblo Su presencia fiel (Am 5:25 NBLA, 5:26 RV60).

Significado teológico

La palabra «tabernáculo» representa algo temporal, pero a la vez señala algo eterno como es la existencia de Dios y su presencia en nuestras vidas. Su significado se amplía en el Nuevo Testamento.

La mayoría de los autores cristianos tienden a estudiar el tabernáculo tipológicamente, como imagen de las realidades espirituales presentes por el evangelio, cuyo precedente se encuentra en el Antiguo Testamento (Gn 3:15; Is 52:7). El ritual, sacerdocio y sacrificios son tomados como tipos y profecías de la persona, sacrificio y sacerdocio de Cristo, el sumo sacerdote del Nuevo Pacto. Las vestiduras, utensilios, velo, sacrificios y demás, desde el punto de vista tipológico son consideradas ordenanzas temporales destinadas a ceder su puesto al culto rendido en espíritu y en verdad, una vez que llega su cumplimiento en la vida, muerte y pasión de Cristo (He 8:5; 9:1-10; Jn 4:23-24).1

El apóstol Juan habla en términos gráficos para los judíos al afirmar que el Mesías anunciado en el Antiguo Testamento vino a habitar entre Su pueblo, no en forma de humo, estruendos o fuego, ni en un tabernáculo de materiales inertes como la madera y el oro, sino con un cuerpo real: «El Verbo se hizo carne, y habitó [gr. hizo su tabernáculo] entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1:14). Esa gloria se manifestó de manera plena cuando Cristo cumplió con Su propósito al venir a la tierra (Jn 13:31-32; 17:4-5; 19:30).

El tabernáculo ahora era el cuerpo de Cristo nacido como todo ser humano, quien a la vez era el Cordero perfecto que quita el pecado del mundo y el Sumo sacerdote que presentó el sacrificio definitivo (Gá 4:4; Jn 1:29; He 10:12).

En su discurso en el primer concilio de Jerusalén, Jacobo interpreta que la restauración del tabernáculo de David se cumplió en Cristo, que por eso ahora los gentiles podían gozar de la salvación y que no era necesario cargarlos con obras de la ley para ser salvos (Hch 15:16).

El apóstol Pablo también habló de nuestro cuerpo como un tabernáculo efímero que se va desgastando. Él enseñó que esta tienda de campaña no se compara con la casa que nos espera en la eternidad con el Padre (2 Co 5:1), refiriéndose a que nuestro cuerpo glorificado será finalmente indestructible, pues habitaremos en el tabernáculo eterno con Dios (Ap 21:3).


1 Alfonso Ropero, “Tabernáculo”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona: Editorial Clie, 2013) p. 4036.
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