Una parábola es un relato breve que hace uso de elementos de la vida cotidiana para enseñar lecciones espirituales. El término castellano parábola proviene del griego parabolē, que significa: «Colocar una cosa al lado de otra» con el propósito de hacer una comparación.1
Los judíos estaban acostumbrados a escuchar esta clase de relatos. La historia bíblica narra cómo los profetas comunicaban el mensaje de Dios al pueblo de Israel por medio de parábolas para confrontar su infidelidad e idolatría, pero también para comunicar el carácter santo de Dios y llamar a Su pueblo al arrepentimiento (p. ej., 2 S 12:1-4; Is 5:1-7).2
Durante Su ministerio en la tierra, Jesús usó las parábolas para confrontar el pecado de los religiosos judíos, enseñar la doctrina del reino de Dios y responder a las preguntas hechas por los que se acercaban a Él.
Según John MacArthur, las parábolas de Jesús tenían un propósito doble: «Esconder la verdad de la gente… que se consideraba demasiado especial para aprender de Él, y revelar la verdad a las almas ansiosas… con hambre y sed de justicia» (Parábolas, loc. 301). De hecho, Jesús oró al Padre: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así fue de Tu agrado» (Mt 11:25-26).
Al leer las parábolas de Jesús, debemos conocer cómo interpretarlas y tomar en cuenta los recursos hermenéuticos disponibles para su estudio. Aunque hay diferentes opiniones sobre cuáles de las lecciones enseñadas por Jesús caben en la categoría de parábola, te comparto esta lista disponible en la Biblia de estudio MacArthur:
Con cada parábola, Jesús nos apuntaba a Su propósito en la tierra y también dio a conocer que el reino de Dios había llegado a la tierra —por medio de Su vida, muerte y resurrección— y se hacía visible en un mundo sumido en la oscuridad (Mt 4:17).
Aunque narrar historias no fue el único método de enseñanza que Jesús usó, Su amor por las personas y Su interés por darse a entender es un ejemplo para quienes tienen bajo su responsabilidad enseñar la Palabra de Dios. John MacArthur señala:
Queda claro que a Jesús le gustaba enseñar contando historias… Él nunca fue rígido ni pedante cuando enseñaba, sino que siempre fue informal y conversacional. Las parábolas contenían figuras familiares y a veces se agitaban por emociones fuertes. Estas cosas fueron las que hicieron más memorable la predicación de Jesús (Parábolas, loc. 4004).
Las parábolas nos enseñan los valores y los principios del reino de Dios y cómo estos se aplican a nuestra nueva realidad en Cristo.