¿Cuál es la prioridad de la gran comisión? Hay algunos puntos de vista conocidos como posiciones prioritarias de la misión que intentan responder a esta pregunta. Para hacerlo, cada una de ellas ofrece su perspectiva particular sobre cómo se establece la relación apropiada entre la proclamación del evangelio y la transformación social en el contexto de las misiones globales.
Algunas posiciones radicales definen el énfasis de la gran comisión de forma tan amplia que incluye casi cualquier actividad «cristiana». Por ejemplo, el liberalismo tiene como prioridad la transformación social, sin necesidad de proclamar el evangelio. Mientras tanto, otras posiciones definen la prioridad de la misión de una manera demasiado estrecha, como cierto tipo de fundamentalismo, que prioriza la proclamación verbal del evangelio mientras repudia la mayoría de las formas de compromiso social al considerarlas como una actividad misionera ilegítima.
Por supuesto, la mayoría de los cristianos entienden que renunciar por completo a la responsabilidad social por el interés en la regeneración individual, o viceversa, ignora el precedente bíblico. Así que, a continuación exploraré brevemente las dos alternativas más viables desde un punto de vista bíblico, para luego explicar por qué la segunda postura (una perspectiva prioritista) es la que sostengo y considero que tiene mucho más fundamento en la Escritura.
La misión explicada desde una perspectiva holística
La alternativa más común es el holismo.1 Es decir, la mayoría de los creyentes ve la proclamación del evangelio y la transformación social como prioridades igualitarias.
El holismo no es igual a la posición liberal en el sentido de descuidar la proclamación del evangelio, sino que ve la relación entre la proclamación del evangelio y la transformación social como una asociación interdependiente: no son tareas independientes, sino tareas conectadas.
Por eso desde la posición del holismo, la proclamación del evangelio y la transformación social son esfuerzos igualmente apropiados para la gran comisión. Basado en el alcance redentor cósmico del evangelio, el holismo expande el énfasis de la gran comisión para abarcar la totalidad de las necesidades humanas; las cuales son espirituales, sociales y personales (Col 1:19-20). Esto significa que los misioneros que comprenden la misión desde una perspectiva holística ponen un énfasis equilibrado entre las tareas de evangelización y discipulado, los ministerios de misericordia y los asuntos de justicia social.
En esencia, el holismo rechaza el concepto de prioridad de la misión al rechazar la dicotomía entre lo material y lo espiritual, entre la evangelización y la acción social, entre amar a Dios y amar al prójimo. En pocas palabras, al considerar cuál es la tarea principal de la gran comisión, el holismo no se preocupa por elegir cuál de estas actividades es la más importante.
La misión explicada desde una perspectiva prioritista
Una alternativa menos popular es el prioritismo, el cual se enfoca en la proclamación del evangelio como prioridad de las misiones.
El prioritismo no es igual a la posición fundamentalista en el sentido de rechazar el compromiso social. Más bien, sostiene que la proclamación del evangelio y la transformación social no son antitéticas (opuestas), pero tampoco son iguales.
Desde esta perspectiva, la tarea principal en la gran comisión es hacer discípulos en las naciones por medio de la evangelización y la plantación de iglesias. Es decir, el prioritismo distingue entre la labor principal de la gran comisión y los ministerios secundarios que apoyan la tarea misionera. El prioritismo reconoce el valor y la legitimidad bíblica de la acción social, sin descuidar la prioridad de la gran comisión que consiste en evangelizar, discipular y plantar iglesias.
Prácticamente, los misioneros que adoptan la visión prioritista ven las misiones médicas, el desarrollo comunitario, el cuidado de los huérfanos y ministerios similares como un medio para el fin de las misiones cristianas, no como un fin en sí mismos. Es decir, aunque las misiones cristianas se pueden dar sin ministerios holísticos como los mencionados, hay circunstancias en las que el compromiso social y la actividad humanitaria pueden contribuir de manera positiva a la evangelización, el discipulado y la plantación de iglesias.
Tres razones para considerar el prioritismo
Según algunos datos estadísticos, la mayoría de los cristianos favorece el holismo.2 Aunque aprecio el intento del holismo por definir la tarea principal de la gran comisión, hay varias razones por las que considero que deberíamos afirmar el prioritismo.
1) Los pasajes de la gran comisión
Cuando se consideran los cinco pasajes de la gran comisión en su conjunto, ellos nos proporcionan de manera explícita la estrategia global de las misiones según Dios, mientras revelan de manera implícita la tarea principal del mandato misionero. En conjunto, incluyen el envío de misioneros (Jn 20:21), el alcance de las misiones (Mr 16:15), la metodología de las misiones (Mt 28:18-20), el contenido del mensaje (Lc 24:44-49) y el poder de las misiones (Hch 1:8).
En resumen, la obediencia a la gran comisión comienza con la evangelización y culmina en la asimilación o formación de la iglesia, el contexto a largo plazo del discipulado. Sin embargo, la justificación bíblica para el holismo está ausente en los cinco pasajes de la gran comisión. Nunca se presenta la acción social como primaria o como igual a la evangelización.
2) La missio Dei, la misión y las misiones
Como mencioné anteriormente, el holismo considera que la misión de la iglesia es participar con Dios en Su misión de restaurar todo el orden creado. El holismo argumenta que, si el alcance del plan redentor de Dios es tan amplio como la creación, entonces nuestra participación en las misiones globales debe ser igualmente amplia (Col 1:20; Ro 8:21). Sin embargo, el problema con tales definiciones amplias es que nos dejan con una tarea misionera que es indefinida y subjetiva.
El prioritismo diferencia entre la misión de Dios, la misión de la iglesia y las misiones; y lo hace estableciendo tres distinciones:
Primero, la missio Dei es la misión trascendente y completa de Dios en la creación, que involucra todo lo que Él está haciendo para cumplir Sus propósitos.
Segundo, la misión es la tarea totalmente inclusiva de la iglesia. Esta misión involucra todo lo que Dios delega a la iglesia a hacer en el mundo como Su instrumento de transformación (Mt 5:13-16). En este sentido, la misión es holística, pero la responsabilidad de la transformación social recae en la iglesia local (1 Jn 3:17-18; Gá 6:10).
Tercero, las misiones se refieren a la tarea específica de la gran comisión que consiste en cruzar barreras culturales, religiosas, étnicas y geográficas para hacer discípulos.
Incorporar estas tres distinciones en la estrategia de las misiones globales preserva la intención bíblica de la gran comisión, sin disminuir la responsabilidad de la iglesia local para la transformación social.
3) La mayor necesidad de la humanidad
La popularidad del holismo deriva de una comprensión errónea de la mayor necesidad de la humanidad. Según datos recientes,3 la mayoría de los cristianos creen que los problemas mayores del mundo son la atención médica, el hambre y los problemas de justicia. Esto significa que la mayoría de los cristianos creen que el holismo representa mejor el énfasis principal de la gran comisión, porque ofrece una solución a las necesidades mayores del mundo. Sin embargo, aunque la atención médica, alimentar a los hambrientos y la reforma social son importantes, no son la solución a los problemas mayores del mundo, ni son la tarea principal de la gran comisión.
Si la prioridad de la gran comisión se determina por lo que la humanidad más necesita, entonces el mensaje del evangelio de la salvación eterna merece mayor atención. Hay algo peor que el sufrimiento humano y la muerte. La existencia del sufrimiento eterno eclipsa la realidad del sufrimiento temporal. Por lo tanto, dado que la humanidad está separada de Dios y enfrenta un juicio eterno, la comunicación verbal del mensaje de reconciliación con Dios debe tener prioridad sobre la acción social (Hch 4:12). El prioritismo reconoce esta realidad y prioriza la proclamación verbal porque el evangelio de Cristo es la única solución a la mayor necesidad de la humanidad (Jn 14:6; Mr 16:15; 1 Co 15:1-5).
Las Escrituras claramente mandan tanto la proclamación del evangelio y su demostración, el evangelismo y los ministerios de misericordia (Mi 6:8; Gá 2:10). Pero cuando se trata de la gran comisión, la tarea principal es hacer discípulos de las naciones por medio de la evangelización y la plantación de iglesias.