Ya era el tercer día en que Ana no podía comer. Cada mañana prefería ignorar el despertador, porque sabía que era otro día difícil para luchar con sus propios pensamientos. Estaba todo el tiempo en contacto con personas —vivía con su familia, iba a una iglesia y asistía a la universidad—, pero al final del día Ana se sentía sola. Sentía que nadie la podía escuchar de verdad y pensaba que en su lucha era tan miserable que, incluso si alguien pudiera escuchar sus pensamientos, nadie la podría ayudar.
Quizás te sientes identificado con esta historia. Estás desorientado y sin saber qué paso dar. Si es así, me gustaría que consideres que quizás necesitas una compañía más cercana, alguien que esté dispuesto a caminar contigo: un consejero bíblico que pueda guiarte a través de la Palabra de Dios y recordarte la esperanza eterna que tenemos en Cristo para cada momento de la vida. Frente a la cruz, se puede luchar contra cualquier pecado y siempre hay esperanza. Como dicen las Escrituras:
No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla (1 Co 10:13).
Los indicadores para saber que debes buscar consejería bíblica pueden ser subjetivos, pues todos somos diferentes para lidiar con nuestras luchas. No obstante, quiero mencionar cinco señales generales que te pueden ayudar a identificar si te beneficiarías de la consejería bíblica o si la necesitas en este momento de tu vida.
1. Te sientes estancado en una lucha
¿Has tratado de superar una lucha, pero aun así te sigues viendo estancado? Quizás estás batallando contra un pecado, en una situación familiar o con una decisión difícil.
Muchas mujeres suelen decirme en nuestra primera conversación algo como «me siento asfixiada», «no puedo seguir», «no puedo avanzar». Déjame decirte que, si te sientes así, la consejería bíblica es una alternativa para que, a través de ella, vayas a la Palabra de Dios y Su esperanza.
2. Te estás aislando de otras personas
Quizás, como Ana, estás en medio de personas, pero te sientes solo y distante de todos.
En nuestro caminar cristiano, pasamos por momentos duros y algunos son realmente traumáticos, como la muerte de un ser querido, una enfermedad inesperada o la pérdida de un trabajo importante. Situaciones que nos ponen en terrenos desconocidos, con emociones nuevas y repentinas. En circunstancias así, es fácil aislarnos si no somos animados, confrontados y exhortados a la luz de la Palabra de Dios por hermanos maduros en la fe como, por ejemplo, un consejero bíblico.
Las personas pueden aislarse a tal punto que se pierden en su soledad y no pueden batallar solas, o simplemente se cansan de intentarlo solas. En esas ocasiones, un consejero bíblico capacitado para acompañarte puede ser de gran bendición.
3. Alguien te anima a buscar consejería bíblica
Sin duda, la manera en que nos ven los demás —ya sean nuestros amigos, familia o hermanos en la iglesia— es diferente a la manera en que nos vemos nosotros mismos. Si alguien expresa alguna preocupación por ti, no la ignores. Sé que es difícil, pero si lo que te está pasando afecta tu cotidianeidad a tal punto que tus más allegados se dan cuenta y se preocupan, sé humilde en recibir el consejo y busca ayuda. El consejero bíblico estará gozoso de ayudar a quienes, con humildad, quieren ser ayudados.
4. Tienes síntomas físicos relacionados al problema
Una pastilla puede calmar un síntoma temporalmente, pero solo la Palabra de Dios puede darte la esperanza y el descanso necesario para salir de donde estás y mantenerte firme en medio de la lucha. Como me dijo una mujer a la que estaba ayudando: «Nadie puede conocerme como Dios lo hace. Otras personas pueden tener muchos títulos profesionales, pero solo Dios puede asegurar un cambio real en mí, pues Él conoce mi corazón». Los síntomas físicos por lo general son señales de que algo más profundo está sucediendo y, por tanto, de que necesitas consejería bíblica.
Una pastilla puede calmar un síntoma, pero solo la Palabra de Dios puede darte la esperanza y el descanso necesario en medio de la lucha
No obstante, lo primero que suelo recomendar a mis aconsejadas, cuando vienen con problemas físicos relacionados con el estrés o la depresión, es que vayan al médico. Siempre es bueno hacer un chequeo general cuando hay síntomas físicos que interrumpen la vida cotidiana. Somos seres bipartitos —con cuerpo y alma— y necesitamos tratar los problemas físicos, así como también los problemas espirituales.
5. Tienes alguna relación que está siendo difícil de sostener
Las relaciones pueden ser difíciles. A veces, hasta una buena amistad se torna conflictiva y conlleva luchas. Ni hablar de matrimonios o familias extendidas.
Los conflictos relacionales suelen dejar a las personas sin esperanza, producirles desgano o hasta incentivarlas a buscar justicia por mano propia. Pero un consejero bíblico puede ayudarlas, a través de las Escrituras, a conectar el amor del Señor, Su perdón y Su sabiduría con las luchas interpersonales que enfrentan.
Busca ayuda
Quizás te preguntes si tu situación realmente justifica un acompañamiento formal o específico de consejería bíblica. ¿Acaso el cuidado y apoyo de los amigos, la familia, la iglesia local y los pastores no es suficiente? Claro que lo son, pero hay momentos en que es útil y más efectivo hablar con alguien que tenga una experiencia o conocimiento específico para ayudarte y guiarte al Señor. Los consejeros verdaderamente bíblicos son hermanos en la fe capacitados y preparados para servirte de manera particular. Por sobre todo, ellos aman al Señor de tal manera que también te aman a ti y buscarán en todo momento tu santificación.
Si estás luchando con algún pecado, sufriendo por algún proceso, no estás solo. Busca ayuda
Si yo estuviera cerca de Ana, le recomendaría hablar con una consejera bíblica. El Señor no pretende que luchemos solos: nos hizo Sus hijos y parte de Su familia. Te aseguro que no hay pecado que no pueda perdonar y que no hay tristeza que no pueda consolar. Él es nuestro fiel refugio, nuestro buen pastor (Sal 23:1).
Si quieres buscar consejería bíblica, te recomiendo que empieces hablando con alguno de tus pastores, pues la iglesia local es indispensable en el proceso de consejería. La consejería bíblica es un proceso de discipulado más intensivo y particular, pero no deja de ser un discipulado, el cual todos necesitamos y el cual se vive primeramente en la iglesia local.
Todos podemos beneficiarnos de la consejería bíblica o llegar a necesitarla en algún momento de la vida, porque nadie puede cambiar aislado de Dios y del prójimo. Así que, ¡anímate! Si estás luchando con algún pecado o sufriendo por algún proceso, no estás solo. Busca ayuda.