Un recorrido por la historia de las traducciones de la Biblia y el fundamento de la inspiración divina.
Un recorrido por la historia de las traducciones de la Biblia y el fundamento de la inspiración divina.
Para los descendientes de los judíos que habían emigrado a zonas griegas, en el siglo III a.C, el griego era su idioma nativo y no el hebreo. Para resolver esta limitación de idioma, se emprendió la traducción de las Escrituras al idioma griego, el producto de ese trabajo fue la versión Septuaginta.
Durante los primeros tres siglos, la iglesia cristiana tenía solo el Antiguo Testamento, así que fue necesario definir la conformación del Nuevo Testamento. La primera lista completa de los escritos del Nuevo Testamento fue la lista de Atanasio, del año 367 d.C. En el año 382 d.C, la Iglesia instituyó el Canon Bíblico con la lista del Nuevo Testamento de Atanasio y los libros del Antiguo Testamento de la Septuaginta.
En el año 382 d.C, Jerónimo tradujo una versión al idioma latín. La intención de Jerónimo, traduciendo al latín el hebreo del Antiguo Testamento y el griego del Nuevo Testamento, era que los cristianos comunes pudieran leer la Biblia. Después del colapso del Imperio romano, la población de la Europa cristiana ya no hablaba latín. El problema entonces fue que las Escrituras sólo eran entendidas por las personas letradas. La iglesia decidió encerrar el libre acceso a las Escrituras. También desalentó y castigó, incluso con la muerte, la traducción de la Biblia a otras lenguas.
Pasaron cerca de mil años antes de que la mayoría de las personas pudieran leer las Escrituras en su propia lengua.
En 1521, Martín Lutero, perseguido por el papa y el emperador y ocultándose en el castillo de Wartburg, publicó su traducción del Nuevo Testamento en 1522. La Biblia entera traducida por Lutero, se publicó en 1534.
En 1524, se publica la primera traducción al holandés. En 1549 apareció la Biblia checa. En 1563 fue publicada una traducción al polaco. En 1543, Francisco de Enzinas publicó su traducción al español del Nuevo Testamento. En 1569, aparecería la primera traducción completa de la Biblia al español, conocida como la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina.
En 1526, se publicó la traducción de William Tyndale al inglés. La ejecución impidió a Tyndale terminar su traducción, pero la tarea fue concluida por Myles Coverdale que la publicó con el título de la Matthew Bible, la primera traducción completa de la Biblia al inglés.
En los años siguientes, continuaron publicándose la Great Bible de 1538. La Bishop’s Bible de 1568 y finalmente la versión King James de 1611.
En 1560, se publicó la Biblia de Ginebra, una versión francesa que sería utilizada por personajes como Shakespeare, John Bunyan, Juan Calvino, Teodoro Beza y los peregrinos del Mayflower.
En 1578 se concluyó la primera traducción completa de la Biblia al esloveno. A esas alturas, la Biblia ya había sido traducida por distintos eruditos protestantes a once lenguas más.
Después de la Reforma, la Biblia fue traducida a más idiomas en menos de un siglo, de lo que había sido traducida en más de 1,000 años.
Una carta de un hombre llamado Aristeas nos habla del posible origen de la Septuaginta. Aristeas escribe a su hermano Filócrates y le cuenta lo que sucedió en la corte de Ptolomeo II. De acuerdo con la carta, el rey le pide a Demetrio, su bibliotecario, arreglar que la Ley Judía sea traducida y agregada a la colección real de libros. Así que se envía una carta a Eleazar, el sumo sacerdote judío de Jerusalén, pidiéndole ayuda para traducir la Ley. Aristeas mismo es uno de los dos hombres escogidos para llevar la petición a la capital judía. Setenta y dos ancianos, seis de cada una de las doce tribus, fueron escogidos como traductores y enviados a Egipto, llevando con ellos una hermosa copia de la Ley.
Al llegar a Alejandría, el rey les ofreció un banquete de siete días. Después de esto, el monarca les proveyó alojamientos cerca del mar, probablemente en la isla de Faros. Bajo la sombra del faro de Alejandría los traductores completaron su trabajo.
Aunque se ha dicho que esta historia puede ser una metáfora, la carta de Aristeas conserva al menos un sustrato de verdad sobre cómo empezó la Septuaginta.
Aristeas describe el origen de la Septuaginta con la traducción del Pentateuco. Esto se hizo en Alejandría, donde había una gran población judía. El hebreo dejó de ser un idioma hablado ya en el período exílico o post-exílico, y el arameo se convirtió en el idioma común de los judíos. Con el ascenso de Alejandro Magno, los judíos de la diáspora fueron helenizados, y para algunos el griego se había convertido en su idioma principal. Por lo tanto, se hizo necesario que las Escrituras se tradujeran al griego.
Posiblemente, el Pentateuco, se tradujo cerca de mediados del siglo III a.C. y el resto del Antiguo Testamento se tradujo en el siglo II a.C.
El nombre siriaco se empezó a usar después de la conquista de Alejandro Magno ya que en griego, Aram, de donde viene la palabra arameo, se le llama Sur, de ahí se derivó el nombre Siria, y luego siríaco para referirse al idioma arameo.
Aunque el arameo ha existido al menos desde el siglo X a.C., y aunque evolucionó con el paso de los siglos, lo que conocemos hoy como idioma siríaco, que provino del arameo, hizo su aparición en el siglo I d.C en forma escrita. Para el siglo IV d.C el siriaco ya era la principal lengua literaria del Medio Oriente, al menos hasta el siglo VIII d.C.
El siriaco se convirtió a la postre en el transmisor cultural y religioso del cristianismo ortodoxo sirio, difundiendose a través de Asia hasta lugares tan lejanos como las costas de la India y el oriente de China.
Una de las versiones más antiguas de la Biblia está escrita en siríaco, esta versión es conocida hoy como la Peshitta.
El nombre ‘Peshitta’ es una palabra del idioma sirio que literalmente quiere decir ‘versión simple’ o ‘versión común’.
Posiblemente la primera traducción se dio en la actual Irak, durante el primer siglo. Algunas fuentes dicen que los primeros traductores eran cristianos, aunque solo tradujeron el Antiguo Testamento en ese momento.
La posterior traducción del Nuevo Testamento al parecer se dio rápidamente, y entre las traducciones antiguas del Nuevo Testamento, la traducción al siríaco fue con mucha certeza la primera que se hizo del griego a otro idioma.
Esta versión fue ampliamente difundida, aceptada y honrada por las iglesias de habla siríaca. También tuvo una gran influencia en traducciones posteriores como la Biblia armenia y la georgiana, así como en las traducciones al árabe y al persa.
La Peshitta es la versión más querida entre las traducciones al idioma siríaco gracias a su fidelidad, literalidad, franqueza y transparencia.
Jerónimo nació aproximadamente en el año 345 d.C en Dalmacia.
En el 383 d.C. el Obispo Dámaso (366-384) de Roma vio la necesidad de compilar las diversas traducciones latinas en una edición oficial. Para entonces, Jerónimo ya era conocido como un importante experto en hebreo y servía a Dámaso como su secretario y traductor.
Jerónimo fue comisionado para revisar la Antigua Latina, y para el año 384 él había completado los evangelios y tal vez, un poco después, otras porciones del Nuevo Testamento. Por los siguientes años, en Belén, a donde se había mudado, continuó su trabajo traduciendo varios libros del Antiguo Testamento. Estos, sin embargo, fueron traducidos de la Septuaginta y no del hebreo. Pero conforme más hebreo aprendía Jerónimo, más se convencía de que la autoridad final para cualquier libro del Antiguo Testamento debía provenir del hebreo. Por consiguiente, empezó una traducción nueva del Antiguo Testamento directamente del idioma hebreo.
Jerónimo pasó del 390 al 405 d.C. poniendo el Antiguo Testamento en latín directamente del hebreo. Primero tradujo Samuel y Reyes. Después los Salmos, que previamente él había revisado dos veces. Luego vinieron los profetas y Job, seguidos por Esdras y Crónicas, y finalmente los libros restantes del Antiguo Testamento.
También corrigió el Nuevo Testamento. Para esto, Jerónimo revisó la Antigua Latina existente, pero afortunadamente revisó también los manuscritos griegos. No sabemos cuáles manuscritos utilizó exactamente, pero en los evangelios, por ejemplo, él parece depender principalmente de un texto similar al de los que tenemos hoy, y que conocemos como Manuscritos Vaticano y Sinaítico.
A través de la Edad Media, la Vulgata fue corregida y ampliamente copiada. Posteriormente, esta versión serviría como base para todas las traducciones cristianas de Europa occidental.
La Vulgata fue hecha la Biblia oficial de la Iglesia Católica Romana, y así sigue hasta hoy.
El uso de la Vulgata Latina comenzó a decaer a partir del Concilio Vaticano II, que se dio de 1962 a 1965, cuando este cambió la liturgia de la iglesia, que hasta aquel momento se realizaba sólo en latín.
¿Por qué creemos que toda la Biblia es inspirada por Dios?
1. Jesús afirmó que la Biblia es la Palabra de Dios
Jesús una y otra vez afirmó la autoridad de todo el Antiguo Testamento, su inerrancia, rigor profético, unidad y suficiencia.
2. Jesús demostró ser quien dijo ser
Jesús probó ser el hijo de Dios. Él practicó todo lo que enseñó. El testimonio que vemos de Él en las Escrituras es perfecto. Nunca tuvo que retractarse de algo. Milagros, carácter, integridad, todo acerca de Él lo hace digno de nuestra confianza.
3. Por tanto, la Biblia es lo que Jesús dijo que era
Si Jesús es el Mesías, el hijo de Dios, entonces yo debo y necesito creer lo que Él dijo, y Él afirmó la autoridad de las Escrituras.
La autoridad del Nuevo Testamento
Jesús escogió apóstoles y les prometió nueva revelación. Ella está en el Nuevo Testamento. Cada libro del Nuevo Testamento fue escrito bajo la autoridad apostólica, ya sea por un apóstol o por alguien estrechamente vinculado al ministerio apostólico. Así, el Nuevo Testamento también es señalado en última instancia por Jesús como la Palabra de Dios.
Los apóstoles, quienes también hicieron milagros por el poder del Espíritu Santo, siendo confirmados de esa manera como verdaderos apóstoles de Jesús, afirmaron que hablaron siendo inspirados por Dios.
Hay muchas más copias de los manuscritos bíblicos consistentes que las que hay para cualquiera de las obras de los autores clásicos como Platón, Aristóteles y Sócrates.
Los manuscritos más antiguos de los cuales se toma la base para la traducción a todos los idiomas, no son los documentos inspirados, son copias de estos documentos, y es probable que al copiarlos se hayan insertado errores. Pero, hablando textualmente sólo en promedio una milésima parte de la Biblia tiene alguna variación textual en las copias. Esto significa que la Biblia, como un todo, es textualmente pura en un 99.5%. Aún más, hay suficiente abundancia de copias que han sido descubiertas por medio de la arqueología. Así, la Biblia puede ser reconstruida casi con un 100% de exactitud.
Los descubrimientos arqueológicos han verificado la exactitud de las referencias históricas y culturales en la Biblia.
La Biblia fue escrita por personas que presenciaron los eventos que describen; muchos de ellos fueron perseguidos o martirizados, pero por paradójico que sea, nunca cambiaron su historia.
Flavio Josefo, un historiador del primer siglo menciona a Juan el Bautista, Herodes, Santiago, Ananías y a Jesús en sus escritos históricos. Tácito, un historiador romano del primer siglo menciona a Jesús el «Cristo» en sus escritos. Plinio el Joven, gobernador de Bitinia del siglo segundo, mencionó a Cristo en una de sus cartas. Lucian, un escritor retórico griego del segundo siglo, menciona a Jesús en una de sus obras.
La Biblia contiene 66 libros escritos durante más de 1,500 años por 40 escritores diferentes, pero cuenta una «gran historia», la historia del plan de salvación de Dios que conduce hasta Jesucristo.
Las probabilidades matemáticas de que las profecías se puedan cumplir y que efectivamente se cumplieron, encontramos rápidamente que existe un diseño, un propósito y una mano que guió la escritura de la Biblia.
La iglesia primitiva tenía estándares extremadamente altos para que los libros se consideraran auténticos y, por lo tanto, se incluyeran en la Biblia. Un libro tenía que haber sido escrito por un apóstol o alguien en su círculo inmediato, tenía que ajustarse a la fe cristiana básica y tenía que ser de uso generalizado entre muchas iglesias.
Existen miles de testimonios de personajes de la historia que reconocieron el origen divino de las Escrituras. La mayoría de los líderes y pensadores más grandes de la historia han afirmado la verdad y el impacto de la Biblia.