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Definición

Adán y Eva conforman el origen de la humanidad, especialmente formados para llevar la imagen de Dios y gobernar su mundo. Por su desobediencia trajeron el pecado y la miseria a la experiencia humana.

Sumario

Este ensayo ofrece un resumen de la forma tradicional cristiana de entender a Adán y Eva y muestra cómo entenderlos nos ayuda a leer la Biblia, vivir fielmente y enfrentar los desafíos de los escépticos que apelan a la ciencia.

Incluso las personas que no saben nada del Manual de la Nueva Inglaterra (que alguna vez fue un texto estándar para la educación en la era colonial de los Estados Unidos) pueden reconocer la terminología y la teología de uno de sus fragmentos:

En la caída de Adán,

Todos hemos pecado.

Los cristianos tradicionales en general, de Oriente y Occidente, y también los judíos, han afirmado que la historia de Génesis 3 nos cuenta cómo Adán y Eva, en los orígenes de la humanidad, desobedecieron el mandato de Dios; como resultado, fueron expulsados del huerto del Edén, y sus vidas y las nuestras han sido peores por eso desde entonces. A pesar de todos los desacuerdos sobre cómo esa desobediencia primitiva nos afecta a sus descendientes, están de acuerdo con el evento en sí. A menudo han llamado a ese acontecimiento y sus consecuencias «la caída de Adán y Eva».

También han coincidido en que este relato es histórico: representa a personas y acontecimientos reales (incluso cuando no han estado de acuerdo sobre cómo leerla estrictamente). En este ensayo quiero mostrar por qué esta creencia en el carácter histórico del relato de Adán y Eva da sentido a la Biblia y al mundo, y por qué es digna de ser creída en el presente.

Los textos principales

La historia de Adán y Eva está registrada en Génesis, especialmente en los capítulos 2-5. Después de las alusiones a esta historia del Antiguo Testamento (y de otros escritos judíos), el pasaje apostólico principal que reflexiona sobre ella aparece en Romanos 5:12-21. Algunos nos dirían que Pablo es el único apóstol que toma gran parte de la historia, pero se equivocan; en el Evangelio de Mateo, Jesús mismo basa un argumento en ella.

Los judíos y los cristianos han leído habitualmente Génesis 1-2, no como dos historias complementarias o secuenciales de la creación, sino como el panorama general (Gn 1:1—2:3) seguido de una expansión de partes del sexto día (Gn 2:4-25). Ahora, el estilo de la narración bíblica tiende a basarse en «mostrar» más que en «contar», así que tenemos que inferir de los acontecimientos lo que debemos pensar de ellos.

En su forma breve y discreta, Génesis nos dice que Dios creó a la humanidad «a su imagen» (Gn 1:26-27) pero nunca explica qué es lo que eso significa. Pero esta «imagen de Dios» claramente es algo que diferencia a los seres humanos de cualquier otro ser viviente; también podemos ver, desde el alcance más amplio de la Biblia, que los seres humanos fueron creados para formar comunidades en las que la imitación de Dios puede florecer; vivir según la imagen de Dios es nuestra vocación. Entonces aprendemos que el Señor formó a Adán del polvo (Gn 2:7), y más tarde hizo que Eva fuera su compañera (Gn 2:18-25). Los rodeó de abundancia, los dignificó con buenas obras (gobernar el mundo y hacer hijos) y les impuso una prohibición severa pero sencilla (Gn 1:26; 2:15-17). Entonces una «serpiente» convenció a Eva de desobedecer la prohibición, llevándola a desconfiar de los motivos de Dios; y Adán se unió a ella en desobediencia. Como resultado, Dios juzga a las tres partes y saca a Adán y Eva del Huerto, para que nunca regresen; y la historia humana que sigue muestra que el mal se desató desde las primeras etapas, con el asesinato y la bigamia y la desviación de Dios (Gn 4:8,16,19).

Ahora, un buen lector reconocerá, en primer lugar, que esta no es una serpiente común: los israelitas sabían que las serpientes no hablan. Segundo, reconocerá que lo que dice la serpiente es asqueroso, ya que blasfema contra la generosidad del Creador. Para que una serpiente hable, hay que interferir en ella (como el burro de Balaam, Nm 22:28); y para que diga cosas tan viles, ese poder interferente debe ser enemigo de Dios. (Es por eso que judíos y cristianos han entendido que la serpiente era el portavoz de Satanás). Tercero, el buen lector llamará a lo que Adán y Eva cometieron «pecado» o «transgresión» y también reconocerá que el mal que sigue afecta a todos los seres humanos a causa de este primer pecado; por lo tanto, es una «caída», en la que ellos se apartaron de su primera lealtad y obediencia, y cayeron en la miseria. Todos los seres humanos están incluidos de alguna manera con Adán y Eva (lo que los teólogos llaman «solidaridad»).

Por lo tanto, no debería sorprendernos que el apóstol Pablo utilice este pasaje para sentar el telón de fondo de su mensaje al mundo, incluidos los gentiles (Ro 5:12-21), y debemos estar seguros de que ha leído la historia tal como se pretendía. También señala lo que estaba implícito en Génesis, a saber, que esta es la historia de toda la humanidad, y no solo de Israel: por eso pretende llevar el mensaje tan lejos como pueda (Ro 15:24, que para él significa ir hasta los confines «de la tierra», Hch 1:8).

Pero Pablo no es el único que ve las cosas de esta manera: Jesús también lo hizo. Cuando un grupo de líderes judíos le hizo una pregunta sobre el divorcio, Jesús respondió citando el ideal de creación de fidelidad marital comprometida (Mt 19:4-6, basándose en Gn 1:27; 2:24). Cuando los líderes volvieron con la sugerencia de que Jesús estaba socavando la ley de Moisés, que permitía el divorcio (Dt 24:1-4), Jesús explicó que esta ley era una concesión a la dureza humana; «desde el principio no fue así» (Mt 19:8). Es decir, ha entrado algo para alterar la prístina condición creada, y ese «algo» es el pecado humano y la corrupción. Además, el Apocalipsis de Juan prevé la consumación en términos de la reversión de las cosas malas que surgieron debido a esa primera desobediencia (Ap 22:1-5).

El lugar del relato de Adán y Eva en la historia

Debe quedar claro que esta «historia» es de personas y acontecimientos reales, unidos por una lógica narrativa. Como dice Pablo, Adán hizo algo, los resultados tuvieron lugar y Jesús vino a deshacer esos resultados. Al eliminar cualquiera de las partes —o volverlas ahistóricas— desaparece la coherencia narrativa.

¿Qué nos aporta la coherencia narrativa? Da coherencia a toda nuestra forma de vivir en el mundo. Explica las cosas que todas las culturas saben y que algunos tratan de suprimir: somos diferentes de los demás animales, con capacidades y responsabilidades superiores; también somos miserables por el mal del mundo; y compartimos esa situación con todos los demás seres humanos. Como lo expresó tan memorablemente el matemático-filósofo francés Blaise Pascal (1623—1662) (Pensées [Krailsheimer, trans.], 117/409):

«La grandeza del hombre es tan obvia que incluso se puede deducir de su miseria, lo que es la naturaleza en los animales lo llamamos miseria en el hombre, reconociendo así que, si su naturaleza es hoy como la de los animales, debe haber caído de un estado mejor que alguna vez era suyo.

¿Quién se creería infeliz de no ser rey excepto uno que había sido desposeído? ¿Quién se creería infeliz si tuviera una sola boca y quién no lo haría si tuviera un solo ojo?».

Pero la historia también es de esperanza: lo que se ha perdido puede ser restaurado de alguna manera, no por el esfuerzo humano, sino por la generosa provisión de Dios. Por lo tanto, como dijo G. K. Chesterton: «La caída es una visión de la vida. No es solo la única visión iluminadora, sino la única alentadora de la vida».

Si queremos decir la verdad sobre la gran historia del mundo, debemos incluir estos elementos:

  1. Todos los seres humanos pertenecen a una familia, con una fuente común y, por lo tanto, todos tienen una participación igual de capacidad y dignidad;
  2. Los seres humanos son una creación especial de Dios, lo que significa que, independientemente de los materiales y procesos que Dios usó, los resultados van más allá de lo natural e implican ayuda adicional de Dios;
  3. El pecado es un intruso en el buen mundo de Dios que perturba y contamina vidas y comunidades;
  4. Todos los seres humanos comparten la misma situación: su distanciamiento de Dios.

¡El lugar de Adán y Eva en la historia bíblica asegura que tenemos la historia correcta!

Dado que este ensayo se ha centrado en Adán y Eva como seres humanos reales en el origen de la humanidad, no hemos entrado en algunas de las preguntas teológicas obvias e importantes, por ejemplo, sobre cómo era correcto que Dios nos representara a todos, o cómo podemos estar sufriendo hoy por algo que hicieron hace tanto tiempo, o cómo se nos transmite el pecado. Estos temas son importantes y merecen una mayor consideración (consulta la bibliografía para ver los tratamientos ampliados de estos temas).

Los beneficios que se obtienen de contar la historia de la manera correcta van mucho más allá de la satisfacción que obtenemos de compartir un relato que da coherencia a toda la vida. Si comprendemos la naturaleza intrusiva del pecado, podemos afligirnos por él y aprender a sentirnos rechazados por él; podemos apreciar el lugar del lamento en la vida de los fieles, lamentarnos por los errores cometidos por nosotros mismos y por los demás, con anhelos y oraciones pidiendo la ayuda de Dios para corregir las cosas (como las de los Salmos). También podemos practicar honestamente la fraternidad humana, tratar bien a todo tipo de personas y, sobre todo, procurar que nuestras iglesias sean comunidades de gracia y santidad, donde la vida humana pueda florecer bajo el cuidado de Dios. Por último, podemos asumir nuestro papel humano en el mundo: Dios nos hizo gobernar con sabiduría y benevolencia, y los fieles intentarán hacer precisamente eso, en las pequeñas cosas (sus propias familias) y en las más grandes (promoviendo buenas propuestas en la sociedad).

Adán, Eva y la ciencia: libertades y limitaciones

Los avances en las ciencias, especialmente en la biología, han hecho que la gente se pregunte si todavía pueden afirmar una noción tradicional de Adán y Eva, o incluso si tal noción es esencial para una fe cristiana sana. Este ensayo ha esbozado por qué la noción tradicional es esencial. Pero ¿qué pasa con las ciencias?

Los biólogos han ofrecido pruebas tanto de que los humanos comparten ancestros con otros animales, como de que la población humana siempre debe haber sido mayor de dos. Ahora bien, estas son inferencias, y los cristianos fieles tienen diferentes puntos de vista sobre cómo deben responder. Algunos criticarán las inferencias e incluso ofrecerán razones para rechazarlas; otros buscarán formas de revisarlas para que no tengan que interpretarse en oposición a las creencias tradicionales. Este ensayo no juzga esas posiciones, sino que sugiere límites para el buen pensamiento. Hay libertades —espacio para que se intenten varias teorías científicas— y limitaciones —límites impuestos por el sentido común y por nuestros puntos de vista teológicos bien fundamentados. La bibliografía incluye información sobre algunos de los esfuerzos para pensar en las ciencias; aunque unos son más satisfactorios que otros. La clave es conservar los cuatro elementos de la historia real mencionados anteriormente y considerar si sería posible encuadrar alguna versión de las teorías biológicas de manera coherente con ellos, o al menos, no reclutar las teorías biológicas para derrocar estos elementos clave.

Al final, nos vendrá bien aceptar lo que Aslan le dijo al príncipe Caspian, quien se enteró de que era descendiente de piratas que se abrieron camino de nuestro mundo al mundo de Narnia 

Caspian: «Deseaba venir de un linaje más honorable».

Aslan: «Vienes del señor Adán y de la señora Eva. Y eso es honor suficiente para levantar la cabeza del mendigo más pobre y vergüenza suficiente para inclinar los hombros del emperador más grande de la tierra. Alégrate».


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Sergio Paz.

Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.

Lecturas adicionales

Otras lecturas

Teologías sistemáticas tradicionales y resúmenes

  • Bavinck, Herman. Our Reasonable Faith Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1956. See especially chapter 12.
  • Packer, J. I. Concise Theology. Wheaton, IL: Tyndale House, 1993. See especially pages 79–81.
  • Schmid, Heinrich. Doctrinal Theology of the Evangelical Lutheran Church. Charles Hay and Henry Jacobs, trans. Minneapolis: Augsburg, 1961 [1875]. Esta obra no aborda el tema directamente, pero no tenía por qué hacerlo en su día; podía darlo por sentado.
  • Heppe, Heinrich. Reformed Dogmatics. G. T. Thomson, trans. Grand Rapids, MI: Baker, 1978 [1950]. Similar approach to Schmid, above.
  • Frame, John. Systematic Theology: An Introduction to Christian Belief. Phillipsburg, NJ: P&R, 2013. Ver especialmente las páginas 803–806 para una discusión útil del tema.
  • Horton, Michael. Lord and Servant: A Covenant Christology. Louisville, KY: Westminster John Know, 2005. Brief remarks.
  • ———. The Christian Faith: A Systematic Theology for Pilgrims on the Way. Grand Rapids: Zondervan, 2011.

Monografías enfocadas en este tema en particular

  • Barrett, Matthew and Ardel Canaday, eds. Four Views on the Historical Adam. Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013. This work contains contributions from Denis Lamoureux (evolutionary creation, no Adam), John Walton (archetypal Adam), C. John Collins (accepting old earth, historical Adam), and William Barrick (young earth, historical Adam).
  • Collins, C. John. Reading Genesis Well: Navigating History, Poetry, Science, and Truth in Genesis 1–11 (Grand Rapids: Zondervan, 2018). This work addresses the Genesis narrative and Paul’s use of it in Romans.

Ensayos recientes y colecciones de ensayos

  • Collins, C. John “The Place of the ‘Fall’ in the Overall Vision of the Hebrew Bible.” Trinity Journal 40, n.s. (Fall 2019): 165–184.
  • McDonough, Sean. “The Fall and Fallenness in the NT.” Trinity Journal 40, n.s. (Fall 2019): 185–195.
  • Bock, Darrell. “Thinking Backwards about Adam and History.” Trinity Journal 40, n.s. (Fall 2019): 131–143.
  • Collins, C. John. “May We Say that Adam and Eve ‘Fell’? A Study of a Term and its Metaphoric Function.” Presbyterion 46:1 (Spring 2020): 53–74.
  • Madueme, Hans and Michael Reeves, eds., Adam, the Fall, and Original Sin: Theological, Biblical, and Scientific Perspectives. Grand Rapids, MI: Baker, 2014. Estos ensayos abogan por una visión tradicional.
  • Rosenberg, Stanley ed., Finding Ourselves after Darwin: Conversations on the Image of God, Original Sin, and the Problem of Evil. Grand Rapids, MI: Baker, 2018. Este trabajo incluye materiales desde perspectivas mucho más diversas, desde tradicionales, a mucho menos tradicionales, incluso a no tradicionales.
  • Moreland, J. P., Stephen Meyer, Christopher Shaw, Ann Gauger, and Wayne Grudem, eds., Theistic Evolution: A Scientific, Philosophical, and Theological Critique. Wheaton, IL: Crossway, 2017. Este trabajo tiene varios ensayos relacionados con nuestro tema. Por supuesto, en volúmenes como estos, los diversos contribuyentes no necesitan respaldar todo lo que argumentan los demás contribuyentes.