La noción de que Dios creó al hombre porque se sentía solo y necesitado de amor, ha sido una enseñanza muy común, que contradice las escrituras y crea una opinión errónea acerca de la persona y el carácter de Dios.
Cuando Jesús enseñaba a sus discípulos acerca de su naturaleza y de la gloria que recibió de su Padre, dijo «porque me has amado desde antes de la fundación del mundo» (Juan 17 25). Esta declaración es una fuerte evidencia, que antes de la creación, Dios no estaba solo (ni deprimido) sino en una perfecta relación de amor junto a su Hijo. Pensar lo contrario es contradecir la naturaleza autosuficiente de Dios. Mejor dicho, pensar que Dios crea o hace las cosas por que le falta algo, es declarar que Dios tiene necesidades.Y eso no es bíblico, porque un Dios que tiene necesidad, no puede ser Dios.
AW Tozer, antiguo predicador de principios de 1900 decía que la palabra «necesidad» es totalmente ajena a Dios. Este atributo, nos recuerda que Dios no esta sujeto a nada ni a nadie. El es Dios en si mismo y por si mismo. Aunque esto puede generar un poco de malestar al «inflado ego humano», debemos recordar que Dios es independiente. No necesita de nada, ni está sujeto a nada ni a nadie.
Pablo mientras miraba los grandes templos griegos, les dijo a los ciudadanos de Atenas, «El Dios que hizo el mundo y todas las cosas…no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida…» (Hechos 17:24-25).
Dios le dijo al pueblo de Israel por medio del salmista Asaf, «si yo tuviera hambre, no te lo diría»(Salmos 50:12). El contexto hacía referencia a los animales que los judíos ofrecían, pensando que con sus sacrificios añadían algo a Dios. En este sentido, Arthur W. Pink, otro predicador de los 1800 decía que «nuestra fe no le añade nada a Dios y nuestra duda no le quita nada tampoco».
Sin embargo, es bueno recordar que a pesar que Dios no necesita de nada, el ha determinado que nosotros, sus hijos, podamos darle gozo (Isaías 62:5). En otras palabras, aunque no le somos necesarios, aun así, con nuestro amor, servicio y obediencia, podemos agradar y causarle deleite. Mas aun, el nos llama «colaboradores de Dios» (1 Corintios 3:9), y no porque el necesite nuestra ayuda, sino que nos da la oportunidad de trabajar junto a El y ser parte de su obra.
Entonces, a partir de esta verdad, tenemos tres razones fundamentales para encontrar sentido a nuestra existencia. Primero, que al ser creados por Dios, tenemos la posibilidad y el mandato de agradarle con nuestras vidas. Segundo, que podemos servir a Dios y ser parte de lo que El hace en la tierra. Y por último, saber que Dios es autosuficiente, autónomo e independiente, nos debe recordar que cuando se propone algo para nuestro bien, El lo terminará haciendo, a pesar de nosotros. Dios no tiene necesidades. ¡Aleluya!