Vasta, hermosa y frágil;
te cansas, te nublas y te amargas fácil.
Susceptible al engaño, sensible al dolor,
propensa a males, vulnerable al error.
Quiero labrarte cuál tierra libre y sin maleza,
si no andarás árida, sin fruto ni belleza.
Si tan solo pudiera ser diligente
y de vanidad e inmundicia protegerte.
Alma mía: vasta, hermosa y frágil.
Muchas como tú, sin cuidado están.
En cuánto a mí, quiero ser tu fiel guardián.
«Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga» (1 Co 10:12).