En el día de hoy se celebró el “Baby Shower” de mi hija Aylín, que en unos pocos meses, si el Señor lo permite, estará dando a luz a nuestro tercer nieto (una nieta en realidad). Cuando leí las palabras que mi esposa Gloria escribió para ella pensé que podía ser edificante publicarlas en el blog, pues reflejan el anhelo de toda madre cristiana que desea ver a su hija criando a sus propios hijos en el temor del Señor.
Querida Aylín:
Estoy tan emocionada de verte embarazada y todo lo que esto significa, que voy a tomar unas palabras prestadas de María, porque expresan mejor lo que siento en este momento:
“Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador; porque ha mirado la bajeza de su sierva… porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es Su nombre y Su misericordia es de generación en generación a los que le temen” (Lc. 1:47-51).
Me siento muy bendecida por el privilegio que me ha dado el Señor de tener hijas creyentes, que a su vez se esforzarán en instruir a sus propios hijos en el temor del Señor. Yo quiero bendecirte en este día, y la mejor bendición que puedo pedir por ti es esta: “Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer Su rostro sobre ti, y ponga en ti Su paz” (Nm. 6:24-26).
¿Por qué quiero bendecirte? Porque te amo y porque vas a necesitar esta bendición extra para emprender la carrera de ser madre.
Ser madre es la oportunidad que Dios nos da de dar un amor tan puro y desinteresado que sólo puede venir de Él.
Es la oportunidad de mostrar la ternura y amor de Dios a nuestros hijos y al mundo. La tarea de criar es una tremenda bendición, pero es también muy ardua; necesitarás la ayuda del Señor desesperadamente, pues esta tarea va totalmente en contra del amor a sí mismo; es una completa negación de nuestra comodidad, al punto que a veces no puedes comer, dormir o tomar un vaso de agua.
Vas a entrar a un nuevo mundo donde hay muchas delicias y ternuras, pero también gigantes; por lo que no puedes perder de vista lo que dice la Escritura: “No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas” (Jos. 1:9).
Dios le dice a Josué como va a conquistar esta nueva tierra. Jos. 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
Aylín, Dios te dio el privilegio de recibir la Palabra desde bebé y convertirte a una edad temprana; y tú, a su vez, la has compartido con tus alumnos; pero ahora te toca hacerlo con tu hijita, mi preciosa nieta. Ahora te toca contarle a ella las bondades de nuestro Dios para que ponga en Dios su confianza y guarde Sus mandamientos (Sal. 78:5-7).
Puedes decirle lo maravilloso que es nuestro Dios que creó todas las cosas, hizo el mundo y todo lo que en Él hay. Así como su pequeño cuerpecito, cada célula de ella, fue hecho maravillosa y perfectamente (Sal. 139)
Debes hacerle ver que Dios es todopoderoso, para que pueda poner toda su confianza en Él que es sabio y bueno, ¡muy bondadoso es nuestro Dios! (Sal. 121, 136).
Se nos ha revelado en la majestuosa y grandiosa creación, pero, mejor aún, se nos ha revelado en nuestro precioso Señor y Salvador Jesucristo (He. 1:2-3) ¡El más grande regalo de Dios a nosotros! ¡Emanuel! ¡Dios con nosotros! (Jn. 1:14; Mat. 1:23).
Y también se ha revelado en Su Palabra escrita, la cual también le enseñarás: Como Jesús sanó a los enfermos, como convirtió el agua en vino; pero sobre todo, que nos amó tanto que murió por nuestros pecados, y que de manera sorpresiva y espectacular resucitó de entre los muertos; y más aún, ascendió a los cielos, donde fue a preparar morada para nosotros. Por medio de Él, tenemos el más dulce y preciado regalo: la vida eterna en comunión con Él (Jn. 3:16; 36). Todos estos son hechos gloriosos de los que no debemos dejar de asombrarnos y agradecer profundamente por ellos.
Nuestra bebé debe saber:
- Que la eternidad es la herencia que Dios nos ha dado en Cristo, y sólo por Él (Jn. 14:6).
- Que somos ciudadanos del cielo (Fil. 3:20), que este no es nuestro destino final, sino que esta vida es una preparación para la eternidad. Ésta define y da forma a nuestra manera de pensar y vivir, y debemos hacerlo apasionadas con Dios, con la vista puesta en aquello que permanece. Sólo así podrá vivir una vida para un propósito más alto e imperecedero, sabiendo que no es el centro del universo, sino que somos una pequeñita parte del plan de Dios; pero que aún esa pequeña parte debemos vivirla para serle agradable (2Cor. 5:9, 14-15; He. 13:21). Así no será vencida por la banalidad y superficialidad de este mundo, del afán de buscar satisfacción inmediata en las cosas creadas y no en el Creador.
- Que fue hecha y diseñada bellamente para Su gloria y honor, y que una de las maneras en que ella va a glorificar a nuestro Dios es viviendo conforme al modelo de mujer que Él diseño: Una mujer femenina, que puede ser fuerte en la adversidad, pero con un espíritu afable y apacible; ayuda idónea, llena de compasión (Dios usa personas ordinarias para Su trabajo extraordinario), con dominio propio y sabiduría, con convicciones firmes basadas en la Palabra, la cual debe amar con todo su ser (Sal. 119:11, 97); así se fiará en Jehová con todo su corazón y no se apoyará en su propia prudencia (Pr. 3:5). Pero sobre todo, amar al Autor de esa Palabra con todo su corazón, con todas sus fuerzas y con toda su alma (Mt. 22:33); y que su mayor gozo no sea la belleza externa (la cual es vana – Pr. 31:30), sino saber que su nombre está escrito en el cielo (Lc. 10:20).
Podría decirte muchas cosas más, pero creo que estas pocas abarcan lo que más deseo para Uds. como familia: el verdadero conocimiento de Dios y una vida que refleje ese conocimiento: “Más alábese en esto el que se hubiere de alabar; en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jer. 9:24).
Te quiero mucho, mucho más de lo mucho significa.
© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.