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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Judas

“Queridos hermanos, he deseado intensamente escribiros acerca de la salvación que tenemos en común, y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogaros que sigáis luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos. El problema es que se han infiltrado entre vosotros ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos…” (Judas 3-4). Observemos:

(1) A veces, es correcto luchar por la fe. Ciertamente, no siempre es la manera de proceder: por lo general, el énfasis principal debe ser proclamar, articular y reestructurar todo el consejo de Dios. En ocasiones, una respuesta suave o una súplica honesta será la alternativa más sabia. Pero aquí, Judas anima a sus lectores a contender por la fe.

(2) Lo que debemos defender es la fe encomendada una vez por todas a los santos. El lugar donde la fe está siendo atacada en tales casos se halla vinculado a una postura que se describe como “progresista”, “contemporánea” o “a la vanguardia”, pero que inevitablemente está dispuesta a sacrificar algo que fue encomendado “una vez por todas a los santos”. Claro, a veces esto último es sólo un llamamiento a la tradición sin justificación, pero eso no es lo que sucedió en este caso. Aquí, los “progresistas” están sacrificando algo que ha sido esencial en el evangelio desde el principio.

(3) En algunos casos, luchar por la fe (que no se debe confundir con ser contencioso en cuanto a la fe) es lo más urgente. Por eso, Judas puede admitir abiertamente que había deseado escribir sobre otra cosa, pero se sintió obligado a dedicarse a esta tarea más urgente. Aunque sea desconcertante, cuando se niega una verdad esencial, y muchas personas llegan a creer esta negación, la sabiduría estratégica es prioritaria sobre el resto del ministerio por un tiempo y se centra en el peligro inmediato y apremiante.

(4) La necesidad de la lucha más firme suele aparecer cuando las voces herejes surgen en la iglesia. Cuando los que se oponen a la verdad están fuera de la iglesia, aunque algunos cristianos necesitan responder a sus argumentos (tal vez por razones evangelísticas), no es urgente contender por la fe encomendada a los santos. No obstante, una vez estas personas logran colarse dentro de la iglesia, de manera que muchos cristianos ingenuos podrían aceptar su enseñanza sin percibirla como peligrosa, es inevitable una lucha firme. Tales personas no sólo necesitan ser refutadas, sino disciplinadas, y esto no se puede lograr sin aquello.

(5) La impiedad peculiar que Judas refuta en este caso es una lectura perversa del evangelio que lo convierte en “libertinaje” (v. 4). Cualquier lectura del evangelio que promueva la inmoralidad o niegue la eficacia de la salvación de Jesús está equivocada y debe ser rechazada como impía.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con

Devocional: Sofonías 1

Quiero llegar a Sofonías 1:12-13 de una forma bastante indirecta.

Existe más de una forma de relegar a Dios y dejarlo al margen de la historia. Algunos lo hacen argumentando que él actúa de un modo intermitente. Cuando ocurren cosas buenas, es Dios; cuando suceden las malas, es el diablo, y no hay sentido alguno en el que Dios sea soberano sobre el diablo. Otros aducen que la providencia de Dios lo cubre todo, pero invariablemente en línea con lo que sucede en el orden natural. Por ejemplo, en el pasado, la mayoría de los evolucionistas teístas opinaban que Dios intervino en momentos dramáticos del proceso de evolución. Hoy día, un creciente número de evolucionistas teístas afirman que, según los procesos físicos actuales, su posición no es diferente de la de los ateos que entienden lo ocurrido exclusivamente en términos de procesos naturales. Los evolucionistas teístas insisten, claro está, en que la providencia de Dios operaba por medio del proceso. Sin embargo, afirman que, si Dios hubiera intervenido de veras, estaríamos volviendo a un escenario desacreditado del “Dios-tapa agujeros”. Pueden oponerse con toda la vehemencia a quienes citan la creciente evidencia de un diseño en el orden creado, porque esa sencilla noción transformaría de forma radical las suposiciones naturalistas y cambiaría los mecanismos que los científicos de esta rama están obligados a adoptar. ¿Pero están seguros de que quieren seguir este rumbo? ¿Aplicarían el mismo razonamiento a la resurrección de Jesús? ¿Querrían sugerir que todas las fuerzas que le hicieron regresar de entre los muertos con un cuerpo de resurrección se pueden explicar con términos puramente “naturales”? ¿O quizá dirán que, en este caso, Dios intervino de un modo espectacular, dejando a un lado las estructuras de las fuerzas físicas normales para introducir un milagro sensacional? Y si Dios actuó así en este caso, ¿por qué resulta tan difícil imaginar que lo hizo en conexión con la creación, sobre todo cuando se multiplican las pruebas de un diseño, a partir del orden físico? Es evidente que existen muchas formas de relegar a Dios a la periferia.

Sin embargo, tal vez lo peor sea más sencillo y mucho más peligroso que cualquiera de las dos maneras que he mencionado hasta el momento. Las dos formas de las que he hablado implican un esquema muy bien pensado, una cosmovisión. Pero lo peor es raramente sistemático o intencionado. Simplemente ignora a Dios. Puede adoptar con formalidad la providencia, pero, en la práctica, no piensa a través de ninguna de las implicaciones de servir y obedecer a Dios que es quien irrevocablemente domina. Puede confesar alegremente la resurrección de Jesús, pero no espera ninguna otra intervención de Dios. Lee la historia, pero no aprendas más que lo que está acorde y en línea con las santas Escrituras.

Ahora, medita en Sofonías 1:12-13.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

2 Crónicas 9

Salomón y la reina de Sabá

9 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón, vino a Jerusalén a probar a Salomón con preguntas difíciles. Ella tenía un séquito muy grande, con camellos cargados de especias y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan difícil que Salomón no pudiera explicárselo.

Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos y sus vestiduras, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó asombrada. Entonces dijo al rey: «Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría. Pero yo no creía lo que me decían, hasta que he venido y mis ojos lo han visto; no se me había contado ni la mitad de la grandeza de su sabiduría. Usted supera todo lo que había oído. Bienaventurados sus hombres, bienaventurados estos sus siervos que están delante de usted continuamente y oyen su sabiduría. Bendito sea el SEÑOR su Dios que se agradó en usted, poniéndole sobre Su trono como rey para el SEÑOR su Dios; porque su Dios amó a Israel afirmándolo para siempre, por lo cual le ha puesto por rey sobre ellos para hacer derecho y justicia».

Entonces la reina le dio al rey 4.1 toneladas de oro, y gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo especias aromáticas como las que la reina de Sabá dio al rey Salomón. 10 Y los siervos de Hiram y los siervos de Salomón que habían traído oro de Ofir, trajeron también madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Con la madera de sándalo el rey hizo gradas para la casa del SEÑOR y para el palacio del rey; también liras y arpas para los cantores; no se había visto en la tierra de Judá madera como esa. 12 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, más de lo que había traído al rey. Después ella se volvió y regresó a su tierra con sus siervos.

Riqueza y sabiduría de Salomón

13 El peso del oro que llegaba a Salomón en un solo año era de 22.6 toneladas de oro, 14 sin contar lo que los mercaderes y los comerciantes traían. Todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón. 15 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro batido, usando 600 siclos (6.84 kilos) de oro batido en cada escudo. 16 También hizo 300 escudos de oro batido, usando 300 siclos de oro en cada escudo. El rey puso los escudos en la casa del bosque del Líbano.

17 El rey hizo además un gran trono de marfil y lo revistió de oro puro. 18 había seis gradas hasta el trono y un estrado de oro unido al trono, con brazos a cada lado del asiento, y dos leones de pie junto a los brazos. 19 Y doce leones estaban allí de pie en las seis gradas a uno y otro lado; nada semejante se hizo para ningún otro reino. 20 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y todas las vasijas de la casa del bosque del Líbano eran de oro puro. A la plata no se le atribuía valor en los días de Salomón, 21 porque el rey tenía naves que iban a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años las naves de Tarsis venían trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

22 Así el rey Salomón llegó a ser más grande que todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. 23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver a Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 24 Cada uno de ellos traía su presente: objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, especias, caballos y mulos; y así año tras año.

25 Salomón tenía 4,000 establos para los caballos y carros y 12,000 hombres de a caballo, y los situó en las ciudades de carros y en Jerusalén, junto al rey. 26 Él tenía dominio sobre todos los reyes desde el Río hasta la tierra de los filisteos, y hasta la frontera de Egipto. 27 El rey hizo la plata tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo los cedros tan abundantes como los sicómoros que están en el llano. 28 Y traían para Salomón caballos de Egipto y de todos los países.

Muerte de Salomón

29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en las palabras del profeta Natán y en la profecía de Ahías el silonita, en las visiones del vidente Iddo acerca de Jeroboam, hijo de Nabat? 30 Salomón reinó cuarenta años en Jerusalén sobre todo Israel. 31 Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y su hijo Roboam reinó en su lugar.

   

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Judas

Saludo

Judas , siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo: Misericordia, paz y amor les sean multiplicados.

Motivo de la carta

Amados, por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos. Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.

Advertencias de la historia para los impíos

Ahora quiero recordarles a ustedes, aunque ya definitivamente lo saben todo, que el Señor, habiendo salvado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron. Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas bajo tinieblas, para el juicio del gran día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, a semejanza de aquellos, puesto que ellas se corrompieron y siguieron carne extraña, son exhibidas como ejemplo al sufrir el castigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera también estos hombres, soñando, contaminan su cuerpo, rechazan la autoridad, y blasfeman de las majestades angélicas.

Pero cuando el arcángel Miguel luchaba contra el diablo y discutía acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: «El Señor te reprenda». 10 Pero estos blasfeman las cosas que no entienden, y las cosas que como animales irracionales conocen por instinto, por estas cosas son ellos destruidos. 11 ¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y por ganar dinero se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré. 12 Estos son escollos ocultos en los ágapes de ustedes, cuando banquetean con ustedes sin temor, apacentándose a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por los vientos, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados. 13 Son olas furiosas del mar, que arrojan como espuma su propia vergüenza; estrellas errantes para quienes la oscuridad de las tinieblas ha sido reservada para siempre.

14 De estos también profetizó Enoc, en la séptima generación desde Adán, diciendo: «El Señor vino con muchos millares de Sus santos, 15 para ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas sus obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos dijeron contra Él». 16 Estos son murmuradores, criticones, que andan tras sus propias pasiones. Hablan con arrogancia, adulando a la gente para obtener beneficio.

Exhortaciones apostólicas a los fieles

17 Pero ustedes, amados, acuérdense de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, 18 quienes les decían: «En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones impías». 19 Estos son los que causan divisiones. Son individuos mundanos que no tienen el Espíritu.

20 Pero ustedes, amados, edificándose en su santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 consérvense en el amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. 22 Tengan misericordia de algunos que dudan. 23 A otros, sálvenlos, arrebatándolos del fuego; y de otros tengan misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por la carne.

Bendición

24 Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, 25 al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.

   

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Sofonías 1

La ira del SEÑOR sobre Judá

1 Palabra del SEÑOR que vino a Sofonías, hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá:

«Eliminaré por completo todo De la superficie de la tierra», declara el SEÑOR. «Eliminaré hombres y animales, Eliminaré las aves del cielo Y los peces del mar, Y haré tropezar a los impíos. Exterminaré al hombre de la superficie de la tierra», declara el SEÑOR. «Extenderé mi mano contra Judá Y contra todos los habitantes de Jerusalén. Exterminaré de este lugar al remanente de Baal Y los nombres de los ministros idólatras junto con sus sacerdotes. Exterminaré a los que se postran en las terrazas Ante el ejército del cielo, A los que se postran y juran por el SEÑOR Y juran también por Milcom, A los que han dejado de seguir al SEÑOR, Y a los que no han buscado al SEÑOR ni le han consultado».

¡Calla delante del Señor DIOS! Porque el día del SEÑOR está cerca, Porque el SEÑOR ha preparado un sacrificio, Ha consagrado a Sus invitados. «Sucederá que en el día del sacrificio del SEÑOR Castigaré a los príncipes, A los hijos del rey Y a todos los que visten ropa extranjera. Aquel día castigaré A todos los que saltan sobre el umbral, A los que llenan la casa de su señor De violencia y de engaño. 10 En aquel día», declara el SEÑOR, «Habrá gritos de auxilio desde la puerta del Pescado, Y gemidos desde el segundo distrito, Y gran estruendo desde las colinas. 11 Giman, habitantes del Mortero, Porque será silenciado todo el pueblo de Canaán, Exterminados todos los que pesan plata. 12 Y sucederá en aquel tiempo Que Yo escudriñaré a Jerusalén con lámparas, Y castigaré a los hombres Que reposan como el vino en su sedimento, Que dicen en su corazón: “Ni bien ni mal hará el SEÑOR”. 13 Sus riquezas se convertirán en despojos, Y sus casas en desolación; Edificarán casas, pero no las habitarán, Plantarán viñas, pero no beberán su vino».

14 Cercano está el gran día del SEÑOR, Cercano y muy próximo. El clamor del día del SEÑOR es amargo; Allí gritará el guerrero. 15 Día de ira aquel día, Día de congoja y de angustia, Día de destrucción y desolación, Día de tinieblas y densas sombras, Día nublado y de densa oscuridad, 16 Día de trompeta y grito de guerra Contra las ciudades fortificadas Y contra los torreones de las esquinas. 17 Traeré angustia sobre los hombres, Y andarán como ciegos, Porque han pecado contra el SEÑOR. Su sangre será derramada como polvo, Y su carne como estiércol. 18 Ni su plata ni su oro Podrán librarlos En el día de la ira del SEÑOR, Cuando por el fuego de Su celo Toda la tierra sea consumida; Porque Él hará una destrucción Total y terrible De todos los habitantes de la tierra.

   

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Lucas 23

Jesús ante Pilato

23 Toda la asamblea de ellos se levantó, y llevaron a Jesús ante Pilato. Y comenzaron a acusar a Jesús, diciendo: «Hemos hallado que este pervierte a nuestra nación, prohibiendo pagar impuesto a César, y diciendo que Él mismo es Cristo, un Rey».

Pilato preguntó a Jesús: «¿Eres Tú el Rey de los judíos?». «Tú lo dices», le respondió Jesús. Entonces Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: «No encuentro delito en este hombre». Pero ellos insistían, diciendo: «Él alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí».

Cuando Pilato oyó esto, preguntó si el hombre era galileo. Al saber que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días.

Jesús ante Herodes

Al ver a Jesús, Herodes se alegró en gran manera, pues hacía mucho tiempo que lo quería ver por lo que había oído hablar de Él, y esperaba ver alguna señal que Él hiciera. Lo interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió. 10 Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, y lo acusaban con vehemencia. 11 Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratar a Jesús con desprecio y burlarse de Él, lo vistieron con un espléndido manto. Después Herodes lo envió de nuevo a Pilato. 12 Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían estado enemistados el uno con el otro.

Pilato condena a Jesús

13 Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, 14 y les dijo: «Me han presentado a este hombre como uno que incita al pueblo a la rebelión, pero habiéndolo interrogado yo delante de ustedes, no he hallado ningún delito en este hombre de las acusaciones que hacen contra Él. 15 Ni tampoco Herodes, pues nos lo ha remitido de nuevo; ya que nada ha hecho que merezca la muerte. 16 Por tanto, lo voy a castigar y después, lo soltaré». 17 Y tenía obligación de soltarles un preso en cada fiesta.

18 Pero todos ellos gritaron a una: «¡Fuera con este, y suéltanos a Barrabás!». 19 Barrabás había sido echado en la cárcel por un levantamiento ocurrido en la ciudad, y por homicidio.

20 Pilato, queriendo soltar a Jesús, les volvió a hablar, 21 pero ellos continuaban gritando: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». 22 Y él les dijo por tercera vez: «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Este? No he hallado en Él ningún delito digno de muerte; por tanto, lo castigaré y lo soltaré». 23 Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado, y sus voces comenzaron a predominar. 24 Entonces Pilato decidió que se les concediera su demanda. 25 Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por insurrección y homicidio, pero entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Jesús se dirige al Calvario

26 Cuando lo llevaban, tomaron a un tal Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron la cruz encima para que la llevara detrás de Jesús.

27 Y seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por Él. 28 Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. 29 Porque vienen días en que dirán: “Dichosas las estériles, los vientres que nunca concibieron y los senos que nunca criaron”. 30 Entonces comenzarán A DECIR A LOS MONTES: “CAIGAN SOBRE NOSOTROS”; Y A LOS COLLADOS: “CÚBRANNOS”. 31 Porque si en el árbol verde hacen esto, ¿qué sucederá en el seco?».

32 También llevaban a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos con Él.

La crucifixión

33 Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados echaron suertes, repartiéndose entre sí Sus vestidos.

35 El pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se burlaban de Él, diciendo: «A otros salvó; que se salve Él mismo si Este es el Cristo de Dios, Su Escogido». 36 Los soldados también se burlaban de Jesús, y se acercaban a Él y le ofrecían vinagre, 37 diciendo: «Si Tú eres el Rey de los judíos, sálvate a Ti mismo».

38 Había también una inscripción sobre Él, que decía: «ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS».

Los dos malhechores

39 Uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: «¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a nosotros!».

40 Pero el otro le contestó, y reprendiéndolo, dijo: «¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? 41 Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero este nada malo ha hecho». 42 Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino». 43 Entonces Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Muerte de Jesús

44 Era ya como la hora sexta, cuando descendieron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena, 45 al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en dos. 46 Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: «Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU». Habiendo dicho esto, expiró.

47 Al ver el centurión lo que había sucedido, glorificaba a Dios, diciendo: «Ciertamente, este hombre era inocente». 48 Todas las multitudes que se habían reunido para presenciar este espectáculo, al observar lo que había acontecido, se volvieron golpeándose el pecho. 49 Pero todos los conocidos de Jesús y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, estaban a cierta distancia viendo estas cosas.

Sepultura de Jesús

50 Había un hombre llamado José, miembro del Concilio, varón bueno y justo, 51 el cual no había estado de acuerdo con el plan y el proceder de los demás, que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios. 52 Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, 53 y bajándolo, lo envolvió en un lienzo de lino, y lo puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía. 54 Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.

55 Y las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado Su cuerpo. 56 Cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes.

Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.

   

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