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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: 2 Tesalonicenses 3

El pasaje en 2 Tesalonicenses 3:6-13 es único en el Nuevo Testamento. En ningún otro lugar encontramos tantas líneas dedicadas al pecado de la ociosidad.

Ciertamente, es posible convertir el trabajo mismo, o a las recompensas que brotan del trabajo, en un ídolo. Esto suele ser lo que la gente tiene en mente cuando hablan con tono despectivo acerca de la “ética protestante del trabajo”. Aún así, debemos insistir en que la respuesta adecuada al pecado de idolatrar el trabajo no es el ocio: esto podría sencillamente hacer un ídolo del tiempo libre y del hedonismo. La respuesta correcta es el arrepentimiento, la fe en Dios y la obediencia a él. Así que, es necesario ubicar al trabajo en el lugar que le corresponde dentro de un mundo enmarcado por Dios y su palabra.

Los lectores de la Biblia no pueden evitar darse cuenta de que Dios habla mucho más del trabajo que del ocio. La muy difamada “ética protestante del trabajo” comenzó de manera muy sencilla: los cristianos devotos creían que debían ofrecerle todo su trabajo a Dios. Esto garantizaba que, en términos generales, trabajaban más arduamente y de manera bastante más honesta que otros. Sucedió lo inevitable: muchos prosperaron. Por supuesto, dos o tres generaciones más tarde, comenzaron a centrarse en el trabajo en sí, ya como la señal esencial de la piedad, o como un medio para ganar prosperidad, o ambas cosas. A Dios, a veces se le desplazaba hacia la periferia. No obstante, aunque hacemos bien en condenar la idolatría del trabajo, debemos tener mucho cuidado de ir al otro extremo. Podemos cometer el error de ver el trabajo meramente como algo que tenemos que hacer para dedicarnos luego a lo verdaderamente importante: la diversión y servirnos a nosotros mismos. En términos bíblicos, es difícil ver esta postura como mejor, en algún sentido, que la otra.

No sabemos exactamente qué fue lo que instó a muchos creyentes tesalonicenses a ser vagos. Tal vez, algunos sencillamente estaban aprovechándose de la generosidad de los cristianos. Seguro que a algunos no les interesaba trabajar, pero sí se ocupaban de lo que no les importaba (3:11). Pablo no piensa tolerarlo. La situación aquí no es que hay cristianos que necesitan mostrar compasión a los verdaderamente necesitados. Más bien se trata de cristianos que necesitan enfrentarse firmemente a los que alegan ser cristianos, pero desobedecen los mandatos explícitos del apóstol (3:12) e ignoran su impresionante conducta personal (3:7-9). Él trabajó (en su oficio, por ejemplo) precisamente para darles la enseñanza: “El que no quiera trabajar, que tampoco coma” (3:10). Ahora, Pablo va un paso más allá: los cristianos responsables deben rechazar a estos sinvergüenzas, alejarse por completo de ellos (3:6). De esa manera no podrán corromper a la iglesia. Más impor­tante: los de afuera no confundirán la conducta de esas personas con la de los cristianos que siguen con alegría la instrucción apostólica.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Daniel 7

Daniel no sólo interpretó los sueños de otros, sino que en ocasiones tuvo sueños que necesitaban ser interpretados. El que se describe aquí (Daniel 7) tuvo lugar durante el primer año de Belsasar (7:1), es decir, aproximadamente cincuenta años después de que Daniel hubiera sido deportado a Babilonia. La totalidad de la revelación no se da de golpe. Desde este momento hasta el final del libro, Daniel escribe en primera persona (a excepción de la nota en 10:1).

(1) Aunque las cuatro bestias que representan a cuatro reinos o imperios son, en cierta medida, secuenciales (y, por tanto, deben identificarse con reinos históricos específicos, véase más abajo), la observación inicial de que estas cuatro bestias salen del mar (proverbial para el caos y la maldad) agitado por los cuatro vientos (es decir, de los cuatro puntos cardinales, o de todas partes) puede ser un indicio de que también representan a todos los reinos que se oponen a Dios.

(2) No se puede pasar por alto la naturaleza evocativa de estas bestias. El león combinado con el águila sugiere dominio, velocidad y fuerza. El oso pardo sirio puede pesar hasta 275 kilos y tiene un apetito voraz. El leopardo es conocido por sus ataques extraordinariamente repentinos y rápidos; sus cuatro cabezas demuestran que es rapaz en todas las direcciones, queriendo tener dominio total. La última bestia es “extremadamente horrible y poseía una fuerza descomunal […] desmenuzaba y devoraba a sus víctimas, para luego pisotear los restos” (7:7). Los cuernos representan a reyes, reinos o dominios; esta bestia tiene diez, cinco veces más que los dos naturales. La mejor identificación es que las cuatro bestias representan, respectivamente, a los imperios babilonio, medo-persa, griego y romano.

(3) La expresión “hijo de hombre” es una forma semita de decir “ser humano”. Los otros reinos son bestiales e inhumanos; aquí, los reinos de poder están en las manos de un ser humano tal como Dios quiso que este fuera. Los paralelismos entre el versículo 14 y el 18 y 27 han hecho que algunos argumenten que “hijo de hombre” es sencillamente un símbolo para los “santos del Altísimo” (7:18). Pero la cuestión no es tan simple. Si “hijo de hombre” en los versículos 13-14 fuera tan sólo un símbolo para el pueblo de Dios, ¿por qué habría de darse la autoridad a aquel que es como un “hijo de hombre” (“con aspecto humano”)? La figura del versículo 12 es individual, aunque posee un papel representativo (como el sacerdote del Antiguo Testamento, cf. Éxodo 19:6). Viene “entre las nubes del cielo”, una asociación común con la gloria de la divinidad. Y, al utilizar “hijo de hombre”, la visión señala, simultáneamente, una monarquía que se extiende más allá de Israel hasta toda la humanidad y prepara el camino para la encarnación. Cf. Mateo 19:28; Marcos 13:26; 14:62; Apocalipsis 1:13-16.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

2 Reyes 3

Rebelión y derrota de Moab

3 Joram, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá; y reinó doce años. Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, aunque no como su padre y su madre, pues quitó el pilar sagrado de Baal que su padre había hecho. Sin embargo, se aferró a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, con los que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.

Y Mesa, rey de Moab, era criador de ovejas, y pagaba al rey de Israel 100,000 corderos y la lana de 100,000 carneros. Pero cuando Acab murió, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. Y aquel mismo día el rey Joram salió de Samaria y alistó a todo Israel. Y fue y envió palabra a Josafat, rey de Judá, diciendo: «El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás conmigo a pelear contra Moab?». Y él respondió: «Subiré. Yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, mis caballos como tus caballos». Y le preguntó: «¿Por qué camino subiremos?». Y Joram respondió: «Por el camino del desierto de Edom».

Entonces el rey de Israel fue con el rey de Judá y el rey de Edom; y después de dar un rodeo de siete días de camino, no había agua para el ejército ni para los animales que los seguían. 10 Así que el rey de Israel dijo: «¡Ah! Porque el SEÑOR ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab». 11 Pero Josafat dijo: «¿No hay aquí un profeta del SEÑOR para que consultemos al SEÑOR por medio de él?». Y uno de los siervos del rey de Israel respondió: «Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías». 12 Y Josafat dijo: «La palabra del SEÑOR está con él». Así que el rey de Israel y Josafat y el rey de Edom fueron adonde estaba Eliseo.

13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: «¿Qué tengo que ver con usted? Vaya a los profetas de su padre y a los profetas de su madre». Y el rey de Israel le dijo: «No, porque el SEÑOR ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en mano de Moab». 14 Y Eliseo dijo: «Vive el SEÑOR de los ejércitos, ante quien estoy, que si no fuera por respeto a la presencia de Josafat, rey de Judá, no lo miraría ni lo atendería. 15 Pero tráiganme ahora un músico».

Y sucedió que mientras el músico tocaba, la mano del SEÑOR vino sobre Eliseo, 16 y él dijo: «Así dice el SEÑOR: “Hagan en este valle muchas zanjas”. 17 Pues así dice el SEÑOR: “No verán viento, ni verán lluvias; sin embargo ese valle se llenará de agua, y beberán ustedes y sus ganados y sus bestias. 18 Aun esto es poco ante los ojos del SEÑOR; también entregará en manos de ustedes a los moabitas. 19 Ustedes destruirán toda ciudad fortificada y toda ciudad principal, talarán todo árbol bueno, cegarán todas las fuentes de agua y dañarán con piedras todo terreno fértil”». 20 Y aconteció que por la mañana, a la hora de ofrecer el sacrificio, el agua vino por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua.

21 Y todos los moabitas oyeron que los reyes habían subido a pelear contra ellos. Y convocaron a todos, desde los que podían ponerse armadura en adelante, y se colocaron en la frontera. 22 Se levantaron muy de mañana, y cuando el sol brilló sobre el agua, los moabitas vieron el agua frente a ellos tan roja como la sangre. 23 Entonces dijeron: «Esto es sangre; sin duda los reyes han peleado entre sí, y se han matado unos a otros. Ahora pues, ¡Moab, al despojo!». 24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, los israelitas se levantaron e hirieron a los moabitas, y estos huyeron delante de ellos; y los israelitas invadieron el país matando a los moabitas. 25 Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir Hareset solo sus piedras; no obstante, los honderos la rodearon y la destruyeron. 26 Al ver el rey de Moab que la batalla arreciaba contra él, tomó consigo 700 hombres que sacaban espada, para abrir brecha hacia el rey de Edom, pero no pudieron. 27 Entonces tomó a su hijo primogénito que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Y hubo gran ira contra los israelitas, quienes se apartaron de allí y regresaron a su tierra.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

2 Tesalonicenses 3

Llamamiento a la oración

3 Finalmente , hermanos, oren por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con ustedes. Oren también para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel y Él los fortalecerá a ustedes y los protegerá del maligno.

Tenemos confianza en el Señor respecto de ustedes, de que hacen y continuarán haciendo lo que les ordenamos. Que el Señor dirija sus corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo.

Exhortación a una vida útil

Ahora bien, hermanos, les mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que ustedes recibieron de nosotros. Pues ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre ustedes, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con dificultad y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de ustedes. No porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a ustedes a fin de que sigan nuestro ejemplo.

10 Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma. 11 Porque oímos que algunos entre ustedes andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. 12 A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan.

13 Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. 14 Y si alguien no obedece nuestra enseñanza en esta carta, señalen al tal y no se asocien con él, para que se avergüence. 15 Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a un hermano.

Despedida y bendición final

16 Que el mismo Señor de paz siempre les conceda paz en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.

17 Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano, y esta es una señal distintiva en todas mis cartas; así escribo yo. 18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.

   

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Daniel 7

Visión de las cuatro bestias

7 En el primer año del rey Belsasar de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su mente, estando en su cama. Entonces escribió el sueño y relató el resumen de él:

«Miraba yo en mi visión nocturna que los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar; y cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar.

»La primera era como un león y tenía alas de águila. Mientras yo miraba, sus alas le fueron arrancadas, fue levantada del suelo y puesta sobre dos pies, como un hombre, y le fue dado corazón de hombre.

»Y otra segunda bestia, semejante a un oso, estaba levantada de un costado, y en su boca, entre sus dientes, tenía tres costillas. Y le dijeron así: “Levántate, y devora mucha carne”.

»Después de esto seguí mirando, y otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su lomo cuatro alas de ave. La bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio.

»Después de esto, seguí mirando en las visiones nocturnas, y vi una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte. Tenía enormes dientes de hierro y devoraba, desmenuzaba y pisoteaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que la antecedieron y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, vi que otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él. Y este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre y una boca que hablaba con mucha arrogancia.

Seguí mirando Hasta que se establecieron tronos, Y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, Y el cabello de Su cabeza como lana pura, Su trono, llamas de fuego, Y sus ruedas, fuego abrasador. 10 Un río de fuego corría, Saliendo de delante de Él. Miles de millares le servían, Y miríadas de miríadas estaban en pie delante de Él. El tribunal se sentó, Y se abrieron los libros.

11 »Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes que el cuerno decía. Seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo echaron a las llamas del fuego. 12 A las demás bestias, se les quitó el dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo determinado.

13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, Y en las nubes del cielo Venía uno como un Hijo de Hombre, Que se dirigió al Anciano de Días Y fue presentado ante Él. 14 Y le fue dado dominio, Gloria y reino, Para que todos los pueblos, naciones y lenguas Le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno Que nunca pasará, Y Su reino uno Que no será destruido.

15 »A mí, Daniel, se me angustió por dentro el espíritu, y las visiones de mi mente seguían turbándome. 16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. Y me respondió, dándome a conocer la interpretación de estas cosas: 17 “Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. 18 Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos”.

19 »Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era diferente de todas las demás, y en gran manera terrible, con sus dientes de hierro y sus garras de bronce, y que devoraba, desmenuzaba y pisoteaba los restos con sus pies, 20 la verdad acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro cuerno que había surgido, delante del cual cayeron tres de ellos, es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia, y cuya apariencia era mayor que la de sus compañeros.

21 »Mientras yo miraba, este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos, 22 hasta que vino el Anciano de Días y se hizo justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino.

23 »Después me dijo: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos. Devorará toda la tierra, la pisoteará y la desmenuzará. 24 Y los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán, y otro se levantará después de ellos. Él será diferente de los anteriores y subyugará a tres reyes. 25 Él proferirá palabras contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley. Y le serán entregados en sus manos por tres años y medio. 26 Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre. 27 Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán”.

28 Hasta aquí la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció, pero guardé el asunto en mi corazón».

   

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Salmos 114–115

Los prodigios de Dios en el éxodo

114 Cuando Israel salió de Egipto, La casa de Jacob de entre un pueblo de lengua extraña, Judá vino a ser Su santuario, Israel, Su dominio.

Lo miró el mar, y huyó; El Jordán se volvió atrás. Los montes saltaron como carneros, Y los collados como corderitos. ¿Qué te pasa, oh mar, que huyes, Y a ti, Jordán, que te vuelves atrás, A ustedes, montes, que saltan como carneros, Y a ustedes, collados, que saltan como corderitos?

Tiembla, oh tierra, ante la presencia del Señor, Ante la presencia del Dios de Jacob, Que convirtió la roca en estanque de agua, Y en fuente de aguas el pedernal.

Contraste entre los ídolos y el SEÑOR

115 No a nosotros, SEÑOR, no a nosotros, Sino a Tu nombre da gloria, Por Tu misericordia, por Tu fidelidad. ¿Por qué han de decir las naciones: «¿Dónde está ahora su Dios?». Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place. Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombre. Tienen boca, y no hablan; Tienen ojos, y no ven; Tienen oídos, y no oyen; Tienen nariz, y no huelen; Tienen manos, y no tocan; Tienen pies, y no caminan; No emiten sonido alguno con su garganta. Se volverán como ellos los que los hacen, Y todos los que en ellos confían.

Oh Israel, confía en el SEÑOR; Él es tu ayuda y tu escudo. 10 Oh casa de Aarón, confíen ustedes en el SEÑOR; Él es su ayuda y su escudo. 11 Los que temen al SEÑOR, confíen en el SEÑOR; Él es su ayuda y su escudo. 12 El SEÑOR se ha acordado de nosotros; Él nos bendecirá; Bendecirá a la casa de Israel; Bendecirá a la casa de Aarón. 13 Él bendecirá a los que temen al SEÑOR, Tanto a pequeños como a grandes. 14 El SEÑOR los prospere, A ustedes y a sus hijos. 15 Benditos sean del SEÑOR, Que hizo los cielos y la tierra.

16 Los cielos son los cielos del SEÑOR, Pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres. 17 Los muertos no alaban al SEÑOR, Ni ninguno de los que descienden al silencio. 18 Pero nosotros bendeciremos al SEÑOR Desde ahora y para siempre. ¡Aleluya!

   

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