Para detectar el error no solo debemos analizar la información que consumimos. Tampoco basta examinar nuestras emociones y anhelos, por bueno y necesario que esto sea. Debemos ir aún más allá. Para perseguir la verdad es preciso también poner a prueba nuestras habilidades cognitivas: no solo el contenido de nuestros pensamientos, sino la manera en que pensamos, entendemos, recordamos y nos comunicamos.
En este episodio de Piensa veremos lo que la ciencia cognitiva y la teología cristiana nos enseñan respecto a los límites de nuestra mente.